Por José Guerra
¿Cómo va
la inflación en 2016? Según el dato extraoficial que se filtró a la prensa esta
semana, citando fuentes cercanas al BCV, la inflación del mes de marzo fue de
16%, la acumulada en el primer trimestre fue 57% y la tasa anualizada (marzo a
marzo) está en 355%. Por otra parte, el dato oficial del BCV indica que para el
mismo periodo… Disculpen, no hay dato oficial.
Curiosamente, hemos podido
ver como más de un colega se ha enredado al principio sacando la cuenta, pues
dicha tasa trimestral no les cuadra con la tasa anualizada, solo para darse
cuenta que el problema es que toman como punto de partida las cifras oficiales de
2015, publicadas tardía y parcialmente por el BCV, lo cual es obviamente un
craso error.
En este punto debo aclarar que en mi papel de Diputado a la
Asamblea Nacional estoy obligado, en la medida de lo posible, a trabajar con
cifras oficiales, y es por ello que en más de una ocasión me escucharán
manifestar que, por ejemplo, la inflación en 2015 fue de apenas 180%, tal y
como reporta el BCV. Pero en mi papel de analista económico, preocupado por
entender la realidad nacional, no puedo dar por buenas unas cifras que vienen
distorsionadas. En su lugar, debo echar mano de la mejor información disponible
y es por ello que, hasta nuevo aviso, entiendo que el año pasado cerró con una
inflación de 270%.
Como analista, son muchas
las razones de forma y de fondo para poner en duda las estadísticas de precios
2015 publicadas por el BCV. El tema de la manipulación de las ponderaciones (el
peso que tiene cada rubro en el índice) con el fin de “rebajar” la inflación ha
sido claramente evidenciada por diversos colegas, quienes se han dado a la
tarea de reproducir el índice de precios a partir de las ponderaciones
originales. A esto se suma la distorsión causada por una atípica ausencia de
productos de todo tipo, más allá de lo que razonablemente se puede acomodar con
los métodos tradicionales de imputación de precios, lo que compromete la
integridad de la información estadística primaria. Eso debe estar pasando y
quizás explique en parte el hecho de que las estadísticas 2015 publicadas por
el BCV no tienen el nivel de detalle y desagregación de años anteriores,
intentando escamotear las inconsistencias internas de las series.
Al remitirnos a la
consistencia externa del dato, la elección es obvia. Si tomamos el dato oficial
de inflación (180% en 2015), implicaría que el año pasado creció tanto el
salario real de los trabajadores, lo que debería haberse traducido en un
crecimiento del consumo de los hogares, como la cartera de crédito en términos
reales, producto de una mejora en las oportunidades de inversión. Si por el contrario,
tomamos el dato extraoficial de inflación (270% en 2015), la historia del año
pasado sería una de reducción tanto de los salarios reales como de la cartera
de crédito en términos reales, acompañado de una contracción del consumo y de
la inversión real. En este contexto, si nos ubicamos en el 2016, el que la
inflación del primer trimestre sea 57% y la tasa anualizada ya ande en 355%
angustia pero no sorprende. Estamos hablando de un trimestre caracterizado por
ajustes significativos en precios (tipo de cambio, gasolina, alimentos) y por
esfuerzos desesperados por parte del Gobierno en aferrarse a la maquinita de
imprimir dinero. Puesto que no hay señales de rectificación en materia
económica, es lógico que la inflación siga su tendencia ascendente y eso es lo
que vemos.
10-04-16

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