No existe el respeto, los valores se están perdiendo. Las nuevas generaciones de jóvenes se pierden en el camino de la violencia y otros aprovechan su talento y preparación para partir a nuevas tierras que les permita desarrollar un intelecto que cada vez escasea más en Venezuela
Sí, somos una burla. Somos
un chiste mediático, un circo con efectos sonoros constantes a manos del
armamento. El espectáculo de luces se encuentra racionado. Los protagonistas
son tantos que el elenco cambia cada semana y el agua para mantenerlos
hidratados a todos no se consigue.
Hace poco vi por las redes
sociales un video que se ha vuelto viral por su contenido “humorístico”. El
video está creado por el estudiante de diseño Gil Laya, un fanático de las
comiquitas y la creación audiovisual. La producción, animación, concepto
gráfico, composición de la canción y efectos visuales, corren por la cuenta de
este joven venezolano que un día decidió retratar la realidad de los vendedores
ambulantes del Metro de Caracas.
El video lleva por nombre
“Mentos en el Metro” y actualmente va por las 83,566 reproducciones.
Cuando lo entrevisté me quedó claro que todo el material hecho fue básicamente
porque “le gusta hacer videos animados”. Para Gil “fue un hobbie” y en realidad
no se esperaba que el video se viralizara, tampoco hubo un motivo de fondo o
crítica social en la producción del mismo. Sin embargo, mi punto es el
siguiente: ¿Hasta cuándo dejaremos de tomarnos las cosas más serias como un
chiste? ¿Cómo hemos llegado a ser una sociedad ridiculizada? ¿Por qué seguimos
aplaudiendo la marginalidad?
Acá alguno de los
comentarios para explicar mejor mi punto:
No obstante con los
comentarios hay otro punto bastante importante que destacar: La ridiculización
de la Policía Nacional Bolivariana, que aparentemente fue todo un éxito. Para
muchos no tiene precio reírse a carcajadas de los PNB bailando la pegajosa
canción del cantante Justin Bieber “Sorry” al mejor estilo malandro de los
vendedores ambulantes de la calle. ¿Lamentable? Sí ¿Es la realidad?
Absolutamente. Lo que me hace recordar que hace poco conversaba con una
compañera que decía: “yo confío más en un malandro que en un policía” saque
usted sus conclusiones al respecto ¿Cuántas personas no dirán lo mismo?
¿Cuántos venezolanos no han sido abusados por una investidura policial?
Pero volviendo al comentario
de arriba sobre Venezuela como circo, algo nos queda claro: La función más
impactante es cuando baja el telón y se ubica un grupo de policías, sube el
telón y apuntan a todos en la sala ¿Cómo cree usted que se llama la obra? Si
quiere comente y comenzamos a trabajar en el guión de nuestra próxima obra
teatral. Procure que el título sea dramático y mezcle sangre, corrupción y
violencia. Si con esa fórmula no logramos la fama, entonces el país habrá
cambiado (a duras penas)
Ya para cerrar y no hacer
mala catarsis al respecto de toda la putrefacción que nos rodea como sociedad,
es increíble como algunos siguen manteniendo el “humor” en tiempos de crisis.
En lo personal, si el arte no es crítico ni constructivo entonces es arte
escaso y de eso ya sabemos bastante en el país.
05-04-16
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