@owl15
En mi
ciudad de origen (hay quien la llama pueblo), los vehículos se averían en plena
vía como en cualquier otro sitio. Algo que sí es muy particular de allá es que
al instante aparece un gentío en el que todos, absolutamente todos, vocean
opiniones de cuál fue la causa de la avería y
cómo proceder. Con o sin conocimiento. Generalmente, lo segundo.
Traigo
el cuento a colación porque la manera
como estamos usando las redes sociales va como que más o menos por la misma
ruta: de repente todos nos volvimos periodistas, y todos opinadores y la
inmediatez de Twitter y Whatsapp, tan tremendamente útil para muchísimas otras
cosas, se termina volviendo contra nosotros y nuestras ideas, en especial si de
política se trata. Y es que, ahora que
la comunicación fue liberada por
la tecnología, no parece que lo estemos aprovechando.
El ya
manido tema de las fake news no parece alcanzar a usuarios que, bajo una fuerte
incontinencia emotiva, usan las redes
como una mesa de Ping-pong, simplemente rebotando material cuya veracidad no
verifican y cuyo contenido generalmente es el mensaje que el oponente desearía
pasar para dividir al contrario. Ocurre en democracias funcionales y también en
regímenes delincuenciales y su motor es tecnológico pero también emocional, pues las informaciones que el
oponente desea pasar sólo circulan si alguien las propaga.
Ese alguien, sin buscar mucho, es cada uno de
nosotros, si por pura visceralidad y sin
pensarlo mejor reenviamos
presurosos ese contenido (imagen, audio, comentario), a veces acompañado
de un insulto o una descalificación
dirigido (casualidad?) a una figura... de nuestra propia tendencia. Aquí se combinan buenas intenciones e ingenuidad seráfica con
fogonazos monumentales de perdida de la realidad.
Y es
que las redes se volvieron para más de uno el vehículo de su catarsis. Para ello, con mucha o con poca
preparación, se asoman a diario a la pantalla del celular a echar para afuera
lo primero que se les ocurre, evidenciando carencias preocupantes de sindéresis
y sentido lógico. Aportes que, escudados
tras un “lo envío tal como me llegó” se tornan entonces en beneficio para la
causa contraria, y a partir de allí no hay manera de bajarle la candela a esa
olla. El comentario será leído en tiempo real por otro exaltado y ahí te va.
Por
ello, malamente podría uno quedarse sin intentar al menos llamar la atención
sobre una necesidad cada vez más creciente de dar a las
redes el uso más correcto. Que sumen a la causa de uno sin sumar a la del
contrario, por poner el caso.
Para
terminar he de aceptar que, me guste o no,
la era de la información trae bajo el brazo la paradoja de que ahora
ella, la información, nos llega en exceso y muchas veces muy mala.
Porque
la labor informativa del periodista, respaldada por documentación y objetividad de ideas, pasó de actividad profesional sujeta a unos
mínimos controles de calidad llevados en los medios especializados a ejercicio masivo al alcance de quien tenga un
celular.
Por lo antes comentado, esa masificación, también puede adosar a la información, buena
o mala, una fuerte carga emotiva de la que deberíamos saber deslastrar. En este
punto, gente conocedora del tema ha publicado (en redes, por cierto 😶) algunos “tips”para
lidiar con esto, y que dejo como información general.
1.
Verificar la veracidad de toda “noticia” que
vayamos a transmitir, y citar la fuente.
2.
Evitar
‘primicias’ que ya traen comentarios que van o pueden poner en la picota
a alguien del bando propio.
3.
Igualmente, noticias sobre algún desastre
causado por el contrario, que vengan
acompañadas de un dulce “ y a todas estas, nuestra gente qué dice?’
4.
Al reenviar material, remitirnos al “link” o
documento, tratando de quitarle comentarios si estos negativos o altisonantes.`
5.
Las redes informan en tiempo real, eso debemos
aprovecharlo pero enseguida documentarnos desde medios calificados. Y a veces
es mejor esperar un poco a que la
noticia haya decantado.
Finalmente,
en lo personal prefiero grupos donde se intercambian opiniones y aportes originales
de cada integrante. El contenido en grupos así
es mucho más ameno. Por lo mismo, pongo distancia con grupos catárticos
y tiendo a borrar contenidos desgañitados y altisonantes. Para loco me basto
solo.
Rufus Auctor
@owl15
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