Julio César Arreaza B. 07 de enero de 2020
@JulioCArreaza
Cuando
alguien se ufana de su buena visión y de que no necesita utilizar anteojos,
suele afirmar que el optometrista certificó que tiene la vista 2020. Pido a
Dios que dote a los venezolanos, durante todo este año en el que inicia la
tercera década del siglo XXI, de la claridad meridiana para otear el horizonte
y saber interpretar los signos de los tiempos que vivimos.
Sabemos
que el régimen ha convertido a Venezuela en una lavadora de dinero que afecta
hasta los mercados internacionales. Se trata de una corporación criminal
manejada por la negra mano del castrismo irredento que causa ya demasiados
problemas en la región. Es hora de emprender un gran esfuerzo y desafío
hemisférico para matar la culebra por la cabeza, que es ponerle fin al régimen
que ha doblegado y humillado al noble pueblo cubano por 60 años; esa es la raíz
de la violación de los derechos humanos en el continente; esos truhanes se han
empeñado en el desarme de los corazones. Todo lo demás se dará por añadidura.
Libre
de ataduras, cada mañana, festejaremos la libertad como una nueva resurrección.
Vacilar es perdernos. El hombre tiene como ratio última la libertad a la que se
llega con el sacrifico, hay que tener en la vida la idea fija de trascender. La
vida por un ideal. Hay que trascender el marco de lo cotidiano.
No
amanecimos este año ni con normalización ni con apaciguamiento, el foco está
puesto en construir fuerzas en torno a un objetivo común compartido como es
lograr el cese de la usurpación. Todos los problemas se nos han multiplicado
exponencialmente por la usurpación del poder que no deriva de la libre
manifestación de la soberanía popular. El régimen forajido le ha cerrado las
puertas a la determinación y voluntad ciudadanas, indetenible por cierto, de
ponerle coto a esta corporación criminal que ha desdibujado la esencia de la
venezolanidad.
Amanecimos
los venezolanos este año que comienza con la determinación de rechazar de una
vez por todas a los caballos de Troya que quieren poner el Poder Legislativo al
servicio del Ejecutivo. No entendemos cómo teniendo por delante una usurpación
en la Presidencia y una asamblea constituyente espuria, estén hablando y
planificando esos bandidos unas elecciones parlamentarias. Primero lo primero:
cese de la usurpación.
El
profeta Hababuc es aquel que le pregunta a Dios por qué a los malvados les es
permitido herir a la gente buena. A lo que Dios respondió que en su momento él
habría de castigar a los malvados.
Afirma
un estratega político venezolano de clase mundial que goza de credibilidad
porque habla lo necesario y logra los objetivos, que a él no le interesa la
película sino el final de la película, y que está muy cerca el desenlace y será
bueno para Venezuela. Enhorabuena.
¡No
más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!
Julio
César Arreaza B.
@JulioCArreaza
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