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lunes, 5 de julio de 2021

La burbuja comunicacional por @goyosalazar

Por Gregorio Salazar

En el amplio aparataje mediático del cual dispone la «revolución»  ha construido una realidad a su medida. Un paisaje asaz placentero, hecho para el deleite y la felicidad suprema, grato a la vista y el oído de los mandamases, donde no existen calamidades que atender ni gente que se queje o reclame soluciones a sus muchas carencias y donde nadie ponga en duda las épicas victorias que cotidianamente se proclaman a voz en cuello.

En ese mundo mágico todo es posible: es un marco ilusorio que recuerda el antiguo dicho popular sobre el papel: «aguanta todo». Se vale todo.

Un ministro puede decir que en 100 días acabará con la crisis de la energía eléctrica y otro que las colas por la gasolina llegarán hasta este 30 de junio. Y después del estrepitoso fracaso, vaticinable a los ojos de todos por lo obvio, seguirá tan campante.

En un día cualquiera, dentro de esa burbuja fantasiosa, el ministro de la Defensa puede afirmar, con el rostro tallado en madera de guayacán, que «las FANB brillan por los cuatro costados», cuando todavía no se han podido recuperar de la enorme humillación que le infligieron guerrilleros colombianos en la frontera en combates que dejaron más de una docena de muertos, heridos y personal secuestrado.

Lo hace, por cierto, en un acto donde fueron ascendidos nada menos que 15 mil oficiales de las Fuerzas Armadas (¿méritos o dádivas a granel?) y donde se anuncia que en el desfile de este 5 de julio participarán 15 mil efectivos. Qué casualidad.

Cuando aparece el bocazas Nicolás, de quien los cubanos no pierden la esperanza de hacerlo el primer caudillo madurado con carburo, anuncia con fanfarria, bombos y platillos la aprobación por ley nada menos que del «pasaje estudiantil». No importa que no haya gasolina ni diésel y que sean muy escasos los buses y busetas que arrastren sus desvencijadas armazones por las calles. Y que los planteles a todos los niveles se hayan vaciado de estudiantes. Igual, él lo aprueba en plena campaña electoral interna del PSUV. Nadie le va a preguntar por qué viene con eso después de 22 años de ejercicio omnímodo de su bando en el poder.

A media mañana, quien ejerce en la elecciones internas del PSUV el papel que tuvo la inefable Lucena en el CNE, al responder las preguntas que le hace quien lo saluda con un «buenos días, vicepresidente del partido»,  se explayará en todos los intríngulis de ese proceso, dictará pautas, amenazas y procedimientos y hará proselitismo sin límites de tiempo ni de barreras legales, por más que el vicepresidente del CNE señale esa práctica como delictual.

Es «el camino comunicacional profundo» del que habló Maduro en la reciente entrega de los «premios» de periodismo, campo en el que se anuncia otra «revolución comunicacional», esta vez en el campo de las redes, «un ejemplo que va a conmover al mundo, ya lo verán».

Mucho dudamos que un planeta que se estremece al ver una diáspora de seis millones de venezolanos, la mayor de la historia en el hemisferio occidental, pueda conmoverse con el onanismo digital de Nicolás Maduro.

Como guinda de la torta, la cabeza de un régimen que tiene como base del control social un avasallante dominio hegemónico que no acepta un registro de la realidad distinto al suyo, «destacó la importancia de la comunicación de la verdad, en forma honesta y transparente». La pantalla aguanta cualquier horror.

Cuando se revisa el listado de los galardonados no aparecerá un solo nombre ni un solo medio que no pertenezca a la parafernalia comunicacional del «proceso». Así es desde hace muchos años. De acuerdo con eso, nadie más ejerce el periodismo en Venezuela, nadie más trabaja en busca de la verdad, nadie aporta al debate público ni es capaz de ejercer un periodismo con independencia, exactitud y precisión y en función del interés público, del interés del simple ciudadano.

Pero claro que se hace a pesar del cerco ilegal, económico e informativo, la represión, las amenazas y las intimidaciones.

De medios y periodistas algo cualitativamente muy importante queda en Venezuela y su trabajo, por sí mismo, constituye un contrapeso a la enorme farsa, el vulgar reino de la mentira al que quieren confinar a todo un pueblo.

En un año electoral ningún esfuerzo que se haga por romper la ventajista burbuja comunicacional del régimen, la hegemonía que busca el poder a perpetuidad, será pequeño ni prescindible. No lo perdamos de vista.

Gregorio Salazar es periodista. Exsecretario general del SNTP.

04-07-21

https://talcualdigital.com/la-burbuja-comunicacional-por-gregorio-salazar/

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