Por Diego Marcano
El número de
venezolanos que abandonan su país en busca de mejores condiciones de vida
continúa creciendo. El Alto Comisionado de Las Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR) contabiliza
5.9 millones de venezolanos viven en el exterior,
y de acuerdo con William Spindler, portavoz de ACNUR para Latinoamérica,
“alrededor de mil personas se van de Venezuela a
diario sin intención de volver”.
Colombia, con cerca de
dos millones de venezolanos, es el país que ha recibido a más venezolanos
en el mundo. En Febrero de 2021, el Gobierno de Colombia anunció la
implementación del Estatuto de Protección Temporal, un recurso que permite a
los venezolanos, la mayoría indocumentados, vivir y trabajar legalmente en
Colombia, e incluso tener acceso a beneficios sociales. Adicionalmente, la
medida abre las puertas a la residencia permanente y un camino para adquirir la
ciudadanía.
Dany Bahar, investigador
no residente en el programa de Desarrollo y Economía Global de Brookings
Intitution y profesor asociado de asuntos públicos e internacionales en el
Instituto Watson de la Universidad Brown, ha escrito para Brookings, un
renombrado Think Tank en Washington D.C. que el Estatuto de Protección
Temporal “es quizás el programa de amnistía a migrantes indocumentados
más generoso de la historia moderna”.
¿Por qué es relevante
el alcance de esta medida en pro de la integración?
El migrante tiene la
posibilidad de llegar a su máximo potencial si tiene las oportunidades; si no,
no lo podrá hacer. Colombia ha entendido muy bien ese mensaje, no sólo a nivel
político sino a nivel de tecnócratas. Inclusive a nivel de sociedad.
La gestión de la
migración venezolana no es sólo un favor que le están haciendo a los
venezolanos. No es solamente un tema de hermandad histórica o un compromiso
histórico en reciprocidad porque Venezuela fue por muchos años anfitriona de
muchos colombianos, sino también desde el punto de vista de un tremendo
potencial de beneficios económicos que se pueden capitalizar.
Dado todo el contexto,
en Colombia entienden que si quieren que un ingeniero trabaje como ingeniero,
ese ingeniero necesitará un permiso de trabajo.
Frente a una población
venezolana que es en promedio más joven y más educada que la fuerza laboral
colombiana, tiene sentido tomar medidas para ayudar a esa población a alcanzar
su máximo potencial. Y la regularización masiva permite a esos trabajadores
integrarse, no sólo teniendo acceso a la salud y la educación, que es sumamente
importante desde el punto de vista humanitario, sino también tener acceso al
sector de trabajo formal: a conseguir un trabajo, a tener una cuenta bancaria,
a poder invertir o crear una empresa nueva. Todo eso se logra a través de la
regularización.
El alcance de este
gesto no sólo es un tema de papeleo legal. Una de las cosas que más nos limita
en condición humana para hacer inversiones de tiempo y de dinero es la
incertidumbre de saber si nos vamos a quedar en un lugar o no. Al hacer un
proceso de otorgar un estatus migratorio se elimina parte de la incertidumbre y
permite a las personas tener un horizonte del mediano al largo plazo que se
traduce en más inversión de ellos para sus hijos, para la sociedad, para la
comunidad donde viven. Y ese es el proceso que Colombia está impulsando.
A diferencia de países
de la región como Chile, que pese a haber creado previamente una visa
humanitaria para venezolanos, en la actualidad ha aumentado el número de
deportaciones a inmigrantes indocumentados; o México, que recientemente empezó
a solicitar una visa de turista a ciudadanos venezolanos que deseen entrar al
país, ¿cuáles son los potenciales beneficios de gestionar el flujo migratorio,
como lo hace Colombia con la población venezolana, en lugar de
obstaculizarlo?
Creo que los gobiernos
tienen la sensación de que pueden hacer más para detener la migración de lo que
realmente pueden hacer. Eso incluye a Estados Unidos. No sólo a la pasada
administración Trump, sino también a la administración Biden, cuya
vicepresidenta, Kamala Harris, fue a Guatemala a decir ¨No vengan¨. Así no se
detiene la migración.
El tema migratorio de
Centroamérica es un fenómeno socioeconómico que tiene mucho tiempo y obviamente
el movimiento migratorio venezolano tiene determinantes muy profundas que se
originan en la crisis, en la persecución, en la violación de derechos humanos.
Ambos son casos comparables porque estamos hablando casi de refugiados.
Los países de acogida
creen que tienen mucho más control y capacidad de parar esta ola migratoria con
regulación de lo que realmente tienen y pueden. Y lo que están haciendo es
abrir un espacio para que haya más migración irregular. Es exactamente lo mismo
que pasa con un mercado negro. Cuando controlas un precio, surge un mercado
negro y no se deja de vender el producto, sino se que se vende no regulado. Y
ese no puede ser un buen resultado para nadie. Estas medidas generan
poblaciones migrantes no censadas, de las que no se sabe realmente quiénes son,
y además impide que la fuerza laboral formal pueda contar con ellos. Es una
pérdida grande de oportunidad para los países de acogida que deciden ponerle
trabas a la integración. Y digo la integración porque no me refiero solamente a
la entrada, porque eventualmente van a poder entrar.
Colombia le ha dado el
ejemplo a la región y al mundo al entender que no pueden parar la migración. Y
han tomado la determinación para beneficiarse de este fenómeno migratorio. El
gran reto es que Colombia y los países en la región lo están haciendo casi
solos, casi sin ningún tipo de ayuda internacional para la parte humanitaria
que es lo que más presión hace sobre los países receptores.
El tema de México es un
resultado de la administración no sabiendo qué hacer con el flujo migratorio de
Centroamérica, que ahora incluye a muchos venezolanos. Es una vergüenza que el
secretario de Estado Anthony Blinken vaya a Colombia y le pida a los
colombianos que les ayuden con la migración haitiana, mientras que los
colombianos han recibido a dos millones de venezolanos. La realidad es que no
se puede controlar la migración. Por el contrario, podrían lograr mucho más
éxito para sus sociedades si entienden que el proceso migratorio hay que
aceptarlo y gestionarlo a través de la regulación buscando relaciones
gana-gana.
En 2021, usted escribió
para Brookings Institute que la crisis de refugiados venezolanos era la crisis
migratoria peor financiada en la actualidad. Pese a tener entonces un flujo
migratorio similar al de Siria (5.3 millones de venezolanos para finales de
2020 vs 5.6 millones de sirios a finales de 2016), la crisis siria habría
recibido 20.800 millones de dólares en financiamiento, mientras que la crisis
migratoria venezolana solo recibió 1.400 millones de dólares en ayuda humanitaria
procedente de la comunidad internacional. Es decir: 3.150 dólares por cada
refugiado sirio y solo 265 dólares por cada refugiado venezolano.
¿Cómo ha evolucionado
el financiamiento a la crisis migratoria venezolana? ¿Se sigue necesitando,
como lo escribió entonces, más financiamiento que empatía?
Los venezolanos son el
grupo de refugiados menos financiado en la historia moderna de la humanidad. De
hecho, estoy trabajando en sacar una actualización de esos números y ya sé que
la foto no ha cambiado. La quiero actualizar porque ahora también podemos
comparar la atención a los migrantes venezolanos con la ayuda a los refugiados
de Afganistán. No estaría sorprendido al encontrar que en menos de un año desde
que Afganistán fue tomado por los talibanes, ya los refugiados afganos cuenten
con mucho más apoyo financiero que los venezolanos.
Primero está la
pregunta obvia: ¿por qué el mundo le tiene que dar dinero a Colombia o a
cualquier otro país anfitrión de refugiados? La respuesta es muy simple. El mundo
ha llegado a acuerdos internacionales en los que se establece el compromiso de
los Estados a fortalecer y mejorar los mecanismos de protección de las personas
migrantes. Entre ellos la Declaración de Nueva York de 2016 y La Convención de
la ONU sobre el Estatuto de los Refugiados, que fue formalmente adoptada en el
51 para resolver el problema de los refugiados en Europa tras la Segunda Guerra
Mundial.
Las situaciones de
refugiados son acompañadas por el mundo porque se entiende que son una
responsabilidad global, por lo menos en teoría.
Este es un tema muy
importante y no es solamente un tema humanitario. El dinero que la comunidad
internacional le debe dar a los países de acogida no es solamente para la
comida y las medicinas, que son muy importantes, es también para la integración
de estas personas.
Este dinero tiene que
ir a créditos para compañías en comunidades receptoras que puedan expandirse
para poder recibir al flujo importante de personas entrando a esa zona. Una
empresa tiene que comprar más máquinas o un galpón más grande. A través del
crédito es como se impulsa la integración laboral, ayudando al sector privado a
expandirse e invirtiendo en infraestructura. Esto es crucial. Gran parte de la
ayuda de la comunidad internacional debe ir a esta área. No se puede quedar
solamente en ayuda humanitaria. Tiene que ir mucho más allá.
Para que Latinoamérica
pueda integrar efectivamente a los venezolanos, necesita promover en la
expansión de infraestructura: crear colegios, autopistas, cosas que no sólo ayudan
a los venezolanos que llegan a ese país, sino también a las comunidades
receptoras.
La migración venezolana
en Colombia se caracteriza por ser una población joven. El 58.18% de los
migrantes y refugiados venezolanos que habían llegado a Colombia hasta 2020
tenían entre 18 y 39 años de edad. El 23.39% eran niños y adolescentes.
¿Cuáles podrían ser los
efectos a futuro como consecuencia de la integración a la fuerza laboral de una
población mayoritariamente joven?
Una fuerza laboral
joven ayuda a pagar, a través de su participación, el seguro social. Da un
respiro muy importante a los pensionados. Además, los migrantes no sólo vienen
a trabajar, también consumen, contribuyen al crecimiento y pagan impuestos a
través del consumo.
Se trata de gente que tiene
una posibilidad mayor de integrarse a las comunidades y dar todo lo que tienen
en su vida. La gente joven tiene más horizontes, más disponibilidad de pagar
los costos de trabajar más duro para llegar más alto. Creo que en general,
aunque no tienen experiencia, como trabajadores más viejos, es bien visto tener
una población joven entrando, porque no es una población que hay que mantener.
Es una población que podrá soportarse a sí misma.
La Xenofobia en
Colombia ha estado impulsada por la idea de que la migración venezolana ha
importado consigo un incremento del crimen.
¿Hay datos que sugieran
que la migración venezolana ha importado consigo un aumento en el crimen?
El tema del crimen está
lleno de percepciones erróneas en las que se cree desproporcionadamente que la
migración venezolana ha importado consigo el crimen. Eso no es cierto.
Los venezolanos representaron el 2,3% de los arrestos por crímenes
violentos en 2019, mientras que entonces
representaban el 3,2% de la población. De manera tal que los datos sugieren que
los Venezolanos no son un factor determinante en temas de seguridad ciudadana
en Colombia. Si vemos también, que cuando se trata de crímenes no violentos, si
hay una proporción de estos crímenes cometidos por Venezolanos levemente mayor
al 3.2%. Interesantemente, nuestro estudio demuestra que esto ocurre
mayoritariamente en ciudades donde los Venezolanos están sumamente rezagados en
su integración laboral comparado a los colombianos. En fin, el incremento del
flujo migratorio representa grandes retos, pero el aumento del crimen no es uno
de ellos.
Desde la alcaldía de Bogotá se han hecho comentarios incendiarios que podrían poner en peligro la vida de venezolanos sin datos y sin evidencia. Y es sumamente irresponsable poner a los venezolanos de por medio de una riña política, sobre todo viniendo de personas que uno pensaría que son servidores públicos dedicados. Este tema de los venezolanos en Colombia debe ser, y creo que lo es, un acuerdo nacional de pared a pared. Y es desconcertante ver a funcionarios, tal vez para ganar puntos políticos, haciendo comentarios que a final de cuentas no ayudan a nadie.
¿Qué oportunidades de
emprendimiento puede traer la regularización de ciudadanos venezolanos en
Colombia? ¿Ve algunas similitudes con estudios como este que realizó en el
pasado?
En cuanto al
emprendimiento y la creación de empresas hay mucho que decir aunque aún no
tengamos muchos datos. Yo estoy trabajando en eso y puedo adelantarte que sí
vemos un efecto importante. Los venezolanos que se regularizan son propensos a
crear empresas. No hablamos de un Google o un Microsoft, pero sí de empresas
pequeñas, como un restaurante.
Los inmigrantes tienden
a ser más emprendedores en promedio que los locales, en parte porque el acto de
emprender es un acto de tomar riesgos, que es una de las mismas características
que necesitas en el acto de migrar. En el caso de Venezuela, como es migración
forzosa, uno esperaría menos emprendimiento porque mucha gente se ha tenido que
ir, no es solamente gente que ha querido tomar el riesgo de irse como una
decisión premeditada, pero no es necesariamente el caso.
De esta población se
espera que salgan emprendedores que creen empresas. Y para eso, el estatus
regular migratorio es sumamente importante porque crear una empresa es algo
donde se necesita certidumbre y una inversión de tiempo. Sin la certidumbre
necesaria para planear al mediano y largo plazo, la capacidad de crear una
empresa se ve afectada.
No solamente la
historia de que los venezolanos le quitan el trabajo a los colombianos es
mentira, sino que además crean trabajo porque están creando nuevas empresas que
generan empleo.
Anecdóticamente, yo
quedé muy conmovido cada vez que visité la frontera en Cúcuta. Lo hice varias
veces. Allí tú ves un montón de emprendedores. Yo vi a estos chamos vendiendo
carteras hechas con billetes de bolívares en las calles. Eso es emprendimiento.
No es Google, pero es un emprendimiento. Imagínate lo que estas personas pueden
hacer si tuvieran un poquito de capital semilla, un poquito de entrenamiento en
negocios. Es evidente que todos estos procesos impulsan el emprendimiento y la
generación de empleos.
Yo creo que la razón
por la que estas cosas no son tan obvias para nosotros es porque los
economistas, por muchas décadas, cuando hablábamos de migración, nos
enfocábamos en una pregunta extremadamente angosta: la pregunta de si los
migrantes aumentan o reducen los sueldos, quitan o no el empleo. Esas preguntas
las hemos respondido miles de veces y siempre llegamos a lo mismo: no hay
evidencia de que los inmigrantes generen un choque negativo sustancial en el
empleo o en los sueldos del país receptor.
Los economistas del
trabajo tomaron esa pregunta del tema de migración para ellos. Por otra parte,
ahora hay una generación nueva de economistas, de la cual soy afortunado de
hacer parte, que está viendo más allá de esas preguntas. Viendo cómo la
migración diversifica la economía, lo que trae la migración con respecto a la
innovación, con respecto al emprendimiento. Ahondando en otros frentes que no
han sido tan explorados.
Actualmente, Migración
Colombia, la entidad encargada de ejecutar la política migratoria del Permiso
de Protección Temporal, que busca incluir a más de 1.7 millones de ciudadanos
venezolanos, reporta que se han aprobado 456.000 permisos.
¿Cuáles son los
indicadores que un investigador como usted querrá conocer en el futuro para
poder hacer un balance del impacto a largo plazo del Permiso de Protección
Temporal para venezolanos?
Hay un par de caminos
en mi agenda de investigación. Una es más inmediata, y es sobre temas de
políticas públicas. Trato de crear productos que aporten información para el
diseño de políticas públicas. Sobre todo a Colombia, que es el país que más
generoso ha sido con los venezolanos, que más generosos son con los datos y que
más generosos son con su tiempo y disposición para escuchar ideas y hacer
políticas públicas basadas en evidencia.
Será crucial tener
datos y entender a nivel detallado en qué sectores y lugares geográficos hay
inconvenientes en la integración de los venezolano, para que aquellos que hacen
políticas públicas puedan llegar.
Por ejemplo, si esta es
una población con capacidad de emprender, ¿cuáles son las políticas públicas
que deben ponerse a disposición de la población para que lleguen a su máximo
potencial desde el punto de vista del emprendimiento?
También hay que
estudiar el acceso a créditos. Son preguntas difíciles, porque ¿cómo facilitar
un acceso a crédito a un venezolano sobre el acceso a crédito de los
nacionales? No puedes. Pero es importante entender y ubicar dónde están los
emprendimientos, en qué industrias y ciudades, para poder entender el potencial
de esta población.
Todo esto es esencial
para informar la política pública. Y creo que hay que seguir presionando y
mostrando los datos con respecto a la disparidad enorme que existe en la ayuda
internacional.
Desde un punto de vista
intelectual, Colombia le está dando un ejemplo al mundo, y creo que es
importante documentar los efectos de esta política pública. Un dato interesante
es que los colombianos no pagaron un costo por haber hecho este gesto de
recibir la migración venezolana y apostar por la integración. Hay que
documentar que los colombianos se han beneficiado porque a partir de esta
medida de apertura e integración hay emprendimiento.
¿Usted considera que
este podría ser un modelo de integración replicable en otros países?
Lo que detiene a otros
países a abrir sus fronteras como lo ha hecho Colombia es un tema político. No
hay ninguna evidencia que muestre que abogar por la integración pueda ser
perjudicial.
En Estados Unidos, por
ejemplo, hay una escasez enorme de trabajadores en los restaurantes, gente que
pueda manejar camiones, una cantidad enorme de industrias que necesitan
trabajadores. Y al mismo tiempo tienen decenas de miles de personas que están
tratando de entrar desesperadamente. ¿Cuál es la lógica de no dejarlos entrar?.
Lo que no es replicable
es seguir obstaculizando e intentar detener la migración. Todo por políticas y
acciones que están basadas en percepciones negativas sobre la migración, todo
por un tema político e ideológico. Pero la evidencia no sugiere que este camino
sea beneficioso. Pero esto es culpa nuestra, de nosotros los economistas, que
no hemos sabido traducir esto a las masas. No hemos sabido comunicar todos
estos resultados positivos de la migración. No lo hemos sabido traducir.
En ese sentido, lo que
está haciendo Colombia es importantísimo. No solamente por los beneficios que
esta acción plantea a los migrantes venezolanos, sino porque Colombia está
demostrándole al mundo lo que se puede hacer. Y al documentar y estudiar este proceso,
podremos demostrar al mundo el éxito rotundo que puede tener la integración.
¿Es importante para los
venezolanos que no han migrado, y para Venezuela, que sus ciudadanos sean bien
recibidos e incluso logren integrarse en el extranjero?
La integración es
sumamente importante para la Venezuela del futuro. Parte de los estudios que he
hecho, no en Venezuela, pero por ejemplo sobre los Yugoslavos refugiados en
Alemania que eventualmente volvieron a su país, así lo demuestran. O por
ejemplo, otro estudio sobre los inventores, con el que vimos cómo los
inmigrantes mueven el conocimiento y la tecnología de un lugar a otro. Y ese
conocimiento y tecnología se traducen en mayor productividad, exportaciones,
innovación.
También creo que el
llamado Gobierno interino tiene un rol que no cumple lo suficientemente bien,
que es hacer ese trabajo de llamar a los países amigos a promover la
integración de los venezolanos y a levantar los obstáculos, porque serán una
clave esencial en el futuro de Venezuela.
Es decir, nosotros como
venezolanos, lo que más queremos es que los venezolanos, estén donde estén, se
integren de la mejor manera posible. Vuelvan o no vuelvan, esos venezolanos van
a ser clave para la reconstrucción del país, porque el aprendizaje que han tenido,
las experiencias, inversiones, todo eso va a ser transmisible a la Venezuela
del futuro. La diáspora venezolana va a jugar un rol central en la
reconstrucción de Venezuela cuando eso pase.
Por eso, como
venezolanos, debemos aplaudir a un país como Colombia, que está haciendo un
esfuerzo para integrar a los venezolanos, y a su vez, repudiar a los países que
están imponiendo visas y trabas a nuestra población.
27-01-22
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