Rafael Veloz 20 de enero de 2022
@Rafaelvelozg
Es muy
grande el compromiso que tienen los partidos políticos democráticos venezolanos
en este momento de lucha en que nos encontramos contra la dictadura de Nicolás
Maduro y en el esfuerzo por alcanzar las elecciones libres, justas y
verificables tanto a la presidencia de la república como a la Asamblea Nacional
que desean los venezolanos.
Se trata de una tarea titánica que demanda de ellos una unidad más fuerte, diríamos más bien monolítica, que les impone dejar de lado sus propios intereses por la ingente necesidad de lograr una solución a la crisis política y humanitaria del país. En consecuencia, se trata de anteponer los intereses de los ciudadanos de nuestra nación a los propios intereses partidistas.
El rol
de los partidos políticos de la verdadera oposición venezolana va más allá de
los eventos electorales que son los que les permiten alcanzar cargos públicos a
sus dirigentes. En principio, ser los primeros defensores de los ideales de la
democracia y de los mandatos constitucionales, de la preservación de la
libertad y los derechos humanos, por lo que deben promover los valores de la
justicia y la paz, de la defensa territorial y encargarse de realizar las
políticas que brinden la mayor suma de bienestar posible a los ciudadanos, con
base en el efectivo y limpio manejo de las finanzas públicas. Es en este punto
cuando sí son importantes los procesos de elección popular, porque todo lo
anterior solo se puede lograr a través de la función pública, sobre los pilares
de la integridad, la moral y la honestidad.
Hay
que tomar en cuenta, por otro lado, que la fortaleza de un partido político
tiene su raíz en el alto grado de cualidades positivas de sus dirigentes y de
sus activistas, que son entre otras, el decoro, la determinación, su compromiso
social, creer en los ideales democráticos que identifica a su tolda política,
su alta vocación de servidores públicos, la transparencia, una incansable
disposición al trabajo y poseer el sentido de la autocrítica. No estamos
hablando de la perfección, pero sí del perfil del buen político, a nuestro
juicio.
La
práctica de satanizar a los dirigentes políticos de oposición es mundial y no
es nueva. Por lo tanto, esta situación no es ajena a Venezuela y más en las
circunstancias actuales en que el pueblo lo que más anhela es ver cómo salen
los usurpadores de Miraflores, para comenzar a reconstruir al país.
En
este sentido hay que decir que es cierto que se han cometido errores. Lo ha
confesado el propio Presidente (E) de Venezuela, Juan Guaidó, pero han sido
lecciones aprendidas. Y eso tiene un gran valor, porque nos evita chocar dos
veces con la misma piedra y nos abre nuevos caminos para avanzar.
Pero
igual de cierto es que en contra de la dirigencia política opositora y contra
los propios partidos no han cesado los ataques de la fuerte artillería
comunicacional del régimen y sus aliados, con el objeto de crear matrices de
opinión llenas de mentiras para destruirles la imagen y debilitar sus esfuerzos
de lucha. Afortunadamente, no lo han conseguido ni lo harán, porque los
venezolanos cada día más se dan cuenta que son patrañas y las condenan con
mayor energía.
La
verdad siempre triunfa sobre los agravios, por aquello de que la mentira tiene
patas muy cortas y no se sostienen. Vale la pena recordar lo dicho por Abraham
Lincoln y que aplica para el caso que exponemos: “Es posible engañar a mucha
gente poco tiempo y a poca gente mucho tiempo, pero no a toda la gente todo el
tiempo”.
Procesos
internos de legitimación
Dos
cosas muy importantes nos dejó el evento electoral del 21 de noviembre de 2021
y la repetición del proceso en el estado Barinas, tras el robo a la voluntad
popular de su pueblo, lo cual llevó a un triunfo más categórico todavía del
candidato opositor de la MUD el pasado 9 de enero, lo que se tradujo en un
severo impacto contra Maduro y su cúpula. En primer término, la necesidad de
fortalecer y hacer crecer la unidad, bajo los parámetros del criterio y la
acción compartida. Y en segundo término, la necesidad que tienen los partidos
políticos de legitimar su dirigencia en lo interno. En esto último nos vamos a
enfocar.
Podríamos
conceptualizar este tema con la frase de que la democracia comienza por casa,
aparte que es un evidente clamor de los ciudadanos de nuestro país, que muchas
críticas disparan contra los llamados cogollos partidistas. Es un momento en
que necesitamos el sólido respaldo de los venezolanos para realizar procesos
para legitimar a la dirigencia en lo interno; siempre debemos estar alertas en
no facilitar a la dictadura la judicialización (proceso utilizado por el
régimen para decidir el destino de los partidos por medio del Tribunal Supremo
de Justicia, TSJ, que disponen quienes conducen la organización en sentido
contrario a la voluntad de su militancia). Elecciones internas de los partidos
políticos en dictadura, tiene un sentido estrictamente interno , pues otra de
las armas del régimen es utilizar agentes de ellos, para comprar y distorsionar
los líderes políticos en un país sumido en una pobreza q alcanza el 90 %. Ya
estamos vacunados contra ese virus rojo. Además, el régimen expropió las
tarjetas de AD, PJ, VP, y otros partidos, así como no permite la formalización
de otros como Encuentro Ciudadano, Vente y otros; de tal forma, q estamos en
una zona distinta al secuestro del régimen de las organizaciones políticas.
Ahora
bien, no decimos ir a un proceso de renovación de autoridades solo por esa
razón, sino porque también lo aspiran las bases de los partidos políticos y
porque el momento lo requiere. Eso sí, hay que tener presente que en los
partidos de oposición hay liderazgos muy fuertes y bien ganados, por lo que no
se trata de sacudir la sábana y nada más, con el fin de cambiar todo. La
evolución del G4 (ya figura del pasado) a la Plataforma Unitaria, PU, ya
acordada y anunciada, podrá tomar más fuerza de legitimidad y reconocimiento
social, si sus partes ( los PP q la integran) realizan la tarea de legitimarse.
El
objetivo no puede ser otro que fortalecer las estructuras y cuadros de los
partidos políticos tanto en lo nacional, regional e internacional. Los
activistas, militantes y simpatizantes, que por muchas razones se encuentran
fuera del país, tienen un inmenso reto cuál es, organizar la diaspora en orden
a su participación en el cambio político. Su volumen e importancia requiere en
un futuro una reforma constitucional para conceder escaños o representación en
la AN, siguiendo el ejemplo de Colombia, Perú y otros países del globo.
Para
concluir hay que decir a los venezolanos que en Voluntad Popular trabajamos
sobre ello en la actualidad, por nuestro compromiso de ser una “organización
política fiel a la idea de la democracia, entendida como una constante práctica
de deliberación, generación de consenso, modernidad, respeto a las minorías y
consulta regular con las bases (…) que se constituye sobre los valores
fundamentales de democracia participativa, inclusión social, libertad,
responsabilidad, trabajo, solidaridad y desarrollo de oportunidades, los cuales
son imprescindibles para el progreso de los ciudadanos, el bienestar de todos y
la construcción de una sociedad abierta a la diversidad y complejidad”, como lo
expresan los dos primeros artículos de los estatutos. Por lo tanto, para
nosotros cultivar la democracia es la irrenunciable tarea del demócrata…
En la
próxima entrega la dedicaremos a la renovación y legitimación de las
organizaciones de la sociedad civil, sindicatos, colegios profesionales, entre
otras.
Rafael
Veloz
@Rafaelvelozg
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico