Andrés Cañizález 20 de enero de 2022
@infocracia
Carreño
se encuentra en el limbo. Está detenido, pero al no existir un juicio como tal
no tiene ninguna posibilidad de ejercer su derecho a la defensa. Su situación
es contraria no sólo al cuerpo legal de Venezuela sino a principios universales
de derechos humanos
e dice
rápido la cifra. 450. Cuando esta cifra representa la cantidad de días que una
persona no goza de libertad, y que esto suceda sin que haya sido finalmente
enjuiciado, estamos no sólo ante una anomalía, sino principalmente ante una
gran arbitrariedad.
El 26
de octubre de 2020 fue detenido el periodista venezolano Roland Carreño.
Acababa de producirse la fuga de Leopoldo López. Fue detenido junto a los
activistas del partido político opositor Voluntad Popular, Yefferson Sarcos y
Elías Rodríguez, a quienes dejaron en libertad un día después.
El
pasado 18 de enero de 2021 se cumplieron 450 días de su encarcelamiento, sin
que hasta la fecha la fiscalía haya aportado pruebas suficientes como para ser
enjuiciado de manera formal.
La
audiencia preliminar del periodista Roland Carreño se realizó en horas de la
noche del 9 de julio de 2021, ocho meses después de su detención arbitraria. El
juez encargado de la causa, Mascimino Márquez, admitió las acusaciones emitidas
por la Fiscalía General y desestimó los recursos presentados por la defensa.
Ratificó la medida de detención contra el periodista y activista político.
El
artículo 309 del Código Orgánico Procesal Penal, una vez presentada la
acusación, indica que la audiencia preliminar debe ser fijada en un lapso no
superior a 20 días ni inferior a 15 días. La acusación contra el también
activista de Voluntad Popular fue presentada en diciembre de 2020, por lo que
la fecha de la audiencia preliminar debió ocurrir a finales de enero o
principios de febrero de 2021.
Tras
aquella audiencia preliminar, Carreño ha quedado en el limbo. Está detenido,
pero al no existir un juicio como tal no tiene ninguna posibilidad de ejercer
su derecho a la defensa. Esta situación, que es contraria no sólo al cuerpo
legal de Venezuela sino a principios universales de derechos humanos, fue
confirmada por Joel García, abogado de Carreño, el 18 de enero.
De
acuerdo con García, el periodista se encuentra cumpliendo una condena sin
juicio. Se trata del mismo patrón que ya han detectado los organismos
internacionales de derechos humanos. Se coloca tras las rejas a un disidente o
figura incómoda para el régimen, no hay pruebas para condenarle formalmente,
pero se les deja en prisión largamente. Se trata de otra manera de castigo.
No es
ningún secreto que a Carreño lo detuvieron para castigarlo por su cercanía con
el dirigente político opositor Leopoldo López, una vez que este huyó a España.
Por
los medios de comunicación del Estado y a través de las redes sociales
presentaron un video con una autoacusación de Carreño, haciéndose cargo de los
delitos que le señalan. Según los abogados esto se hizo bajo coacción y
amenazas. En las redes sociales el chavismo ha logrado posicionar la tesis de
que Carreño se robó un dinero que iba destinado a niños con cáncer. Asimismo,
abundan las acusaciones cargadas de homofobia.
El
fiscal general, Tarek William Saab, nombrado por la extinta Asamblea Nacional
Constituyente, informó un día después de la detención: Carreño había sido
detenido en flagrancia por su presunta confirmación en actos conspirativos.
El
periodista fue imputado por los delitos de legitimación de capitales,
financiamiento al terrorismo, conspiración contra la forma política, tráfico
ilícito de armas de guerra y, en una nueva audiencia, también le imputaron el
delito de asociación para delinquir.
La
defensa del periodista afirmó que a Carreño le sembraron un arma de guerra y
dinero en efectivo, e indicaron que en el acta policial de detención del
periodista no se siguieron los procedimientos establecidos en el Código
Orgánico Procesal Penal ni hubo testigos.
La
actuación ocurrida contra Carreño no difiere de la actuación judicial contra
otros opositores o ciudadanos críticos. El documentado informe de la Misión de
Verificación de los Hechos de la ONU ha dejado al desnudo una suerte de modus
operandi, en diversos casos de presos políticos, que parecen ser el mismo guion
oficial presentado contra Carreño.
450
días después, mientras Carreño sigue detenido, pero no existe un juicio formal
en su contra, el chavismo ya le ha castigado de forma más que evidente.
Andrés
Cañizález
@infocracia
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