Rafael Veloz 27 de enero de 2022
@Rafaelvelozg
En el
momento político actual, frente a la lucha contra la dictadura que encarna Nicolás
Maduro, los partidos políticos y la sociedad civil organizada tienen tareas
pendientes que no admiten diferimientos. En nuestro artículo de la semana
pasada tratamos este tema y en esta ocasión iremos más allá.
Procrastinar una obligación en política o en cualquier aspecto resaltante de la vida es un grave error. Bien decía el destacado activista por los derechos civiles en Estados Unidos, Martin Luther King, que no había que “contemplar la escalera, sino simplemente dar el primer paso”. Y eso es lo que debemos hacer, dar el primer paso, el siguiente y el siguiente hasta llegar a lo más alto. En el caso que nos ocupa, se trata de los procesos para la renovación y/o legitimación en lo interno de los partidos políticos que conforman la plataforma unitaria, pero de igual forma estos procesos deben desarrollarse en las organizaciones gremiales, sindicales y otras de la sociedad civil venezolana. Vayamos por partes.
En
cuanto a las agrupaciones políticas no hay duda que el primer llamado en la
lucha que nos tocará librar contra el régimen a corto y mediano plazo es ir en
la búsqueda de una mayor unidad, lo cual es directamente proporcional a la
legitimidad. Esto solo se puede alcanzar si en el seno de esas organizaciones
existe democracia interna, lo que se traduce en mayor fortaleza.
Debemos
partir del principio que los componentes de la plataforma unitaria, que es la
versión evolutiva del llamado G-4, en la cual se amplía la cobertura de
participación y de decisión, deben estar conscientes en la necesidad de abrir
las puertas para que exista democracia interna, lo cual permitiría un mejor
ejercicio del liderazgo para aquellos que tienen la misión y la vocación de
llevar adelante la cosa pública. Como se puede notar no solo hablamos de un
presente, sino también de un futuro cercano pletórico de cambios, si hacemos
las cosas hoy como corresponden.
Se
impone, por lo tanto, transitar por el deber ser con la ética por delante como
su gran valor. Legitimación en dictadura no puede ser una excusa para que
dentro de las organizaciones políticas se continúe con la distribución de
cuotas de acuerdo a los colores de las organizaciones políticas. De eso no se
trata y hay que tomar en cuenta que la sociedad venezolana está atenta y
vigilante para ver si los procesos de renovación y legitimación, o ambas, son
tan solo una finta o un amago engañoso para ocultar el reciclaje de posiciones
o si ciertamente es para establecer la democracia interna en el seno de las
organizaciones. Recurrir a un expediente falaz frente al ojo escrutador de la
sociedad venezolana sería un yerro de negativas consecuencias.
Ello
comportar avanzar en la construcción de la visión prospectiva del país.
La
modernización de las organizaciones políticas, gremiales y sindicales, es tarea
pendiente. La construcción de la Venezuela de la sociedad del conocimiento y de
la información, nuestra visión de la mejor Venezuela, q confronte en éstos
temas, la realidad del régimen q nos hizo retroceder a las primeras décadas del
siglo XX “a una cocina a leña”. Va más allá de un plan país. Nuestra propuesta
en materia de educación, justicia, servicios, energía, cambio climático, entre
muchas otras materias. Nuestra meta es volar a ese país del progreso, pero ello
comporta salir de la dictadura de Maduro.
La
lección de Barinas
A
pesar de que el proceso del 21 noviembre de 2021 no es un ejemplo de primera
línea para la adecuada tramitación del ejercicio político en la búsqueda de
importantes liderazgos sí podemos hacer algunas menciones especiales sobre lo
sucedido en algunos estados donde se ganó y en otros donde no se ganó, pero a
pesar de ello se manifestó un liderazgo en ejercicio de significativa
importancia. Hay que poner el foco de atención especialmente en el estado
Barinas, sin duda la meca del chavismo, donde nació el proceso que ha llevado a
la destrucción de la nación. En esta entidad llanera en esa fecha se ejerció el
autoritarismo y los poderes públicos arrodillados a Maduro torcieron la
voluntad popular, para luego convocar a nuevo proceso para el 9 de enero de
2022, con todo el ventajismo de fuerza y de poder que tiene el régimen. El
resultado en números a la postre resultó un revés más categórico aún para el
gobierno usurpador, pues tras ganar la oposición liderada por Freddy Superlano
por unos doscientos votos sobre el candidato del Psuv, Argenis Chávez, el 21 de
noviembre, fracasó por más de 43 mil votos el 9 de enero de este año, al
arrasar el abanderado de la MUD, Sergio Garrido, con el 55.36% de los sufragios
sobre el candidato de la dictadura, Jorge Arreaza, quien alcanzó el 41.27% de
los votos.
¿Cómo
se logró esto último frente al poderoso andamiaje de trampas y ventajismo del
régimen? Es la gran pregunta. La respuesta la dio el propio Freddy Superlano, a
quien despojaron del triunfo el 21N. El dirigente de Voluntad Popular llamó la
atención sobre “la unidad superior de la oposición” porque no había posibilidad
de elecciones primarias.
“Logramos
un acuerdo obligado al que había que llegar. Pudimos tomar las mejores
decisiones, era una narrativa distinta a cualquier otra, nuestra narrativa no
ha sido la gestión del pasado, se habló del cambio político”, dijo y agregó
“que la unidad superior está por encima de los partidos políticos, de los
colores y de las organizaciones” e hizo hincapié en que se dejaron de lado las
apetencias políticas y la repartición de cuotas de poder. No cabe duda
entonces, que la lección de Barinas, que nos llena de esperanza, debe ser muy
bien aprendida de cara para los procesos electorales presidenciales y a la
Asamblea Nacional que se avecinan.
El
Presidente (E) de Venezuela, Juan Guaidó, no se ha cansado en reiterar que
somos mayoría y de resaltar el valor de la unidad para ir a la búsqueda de
condiciones con el apoyo de los países aliados, en vista de que Nicolás Maduro
es un tutelado, pero para ello existen unas condiciones indispensables como el
tema de la unidad, con visión prospectiva, aunque no es solo la unidad, sino la
unidad legitimada y de allí la importancia de las elecciones internas en las
organizaciones políticas.
Ahora
bien, frente a la dictadura, aparte de lo anterior, la plataforma unitaria
también tiene la obligación de ir al encuentro de la sociedad civil, los
colegios profesionales, sindicatos, etc., cuya naturaleza ordena la atención de
sus agremiados para la legítima defensa de sus derechos fundamentales. En vista
de la existencia de un régimen como el de Maduro todos tienen que luchar por el
mismo objetivo, que no es otro que alcanzar las condiciones idóneas para ir a
los procesos electorales presidencial y parlamentario.
No
cabe duda que también se avecinan procesos de elecciones en los colegios
profesionales y sindicatos, que deben ser llevados a cabo por los propios
afiliados. La labor de la oposición es entonces utilizar adecuadamente la
articulación y el ejercicio de la política en la calle al lado de esos
organismos de la sociedad civil. Y no me refiero solo a la protesta, sino al
pleno ejercicio político.
El
espejo de Barinas debe ser utilizado para que los colegios profesionales,
sindicatos y otras organizaciones, que tienen que ir a procesos electorales,
los saquen adelante para marchar en paralelo en la búsqueda de la libertad que
requiere el país, lo cual se puede lograr a través del Acuerdo de Salvación
Nacional.
Estos
organismos de la sociedad civil organizada que tienen una fortaleza
extraordinaria, con gran arraigo constitucional y que siempre han estado por
delante de los procesos históricos de Venezuela, si hacen también el trabajo
estarán abonando el terreno para recuperar la democracia, unidos a los partidos
políticos igualmente legitimados.
Rafael
Veloz
@Rafaelvelozg
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