León Hernández 08 de marzo de 2022
@El_Leon
El
debate sobre desinformación y libertad de expresión está encendido en el
contexto de la invasión a Ucrania, así llamada por la gran mayoría de naciones.
Imágenes
de películas, video juegos, fotos y audiovisuales extraídos de otros contextos,
se cuentan entre los recursos empleados para distorsionar la realidad en torno
a la acción militar ordenada por Vladimir Putin en contra de Ucrania.
Banalizar,
distorsionar declaraciones y sucesos reales producto de los enfrentamientos,
intenta, a veces con éxito, que el público esté desinformado.
Puertas adentro de una nación con autoritarismo, la mordaza rusa implica el detener a una dama de 78 años, sobreviviente de la segunda guerra mundial, por protestar con pancartas contra el ataque a Ucrania.
No es
la única, trascienden informaciones sobre detenciones de unas 7 mil personas en
esa nación a partir del inicio del conflicto.
El
férreo control comunicacional pretende un pensamiento único, un proceso de
adoctrinamiento y de condicionamiento social a través del miedo. Medios
censurados, redes sociales filtradas, y una sociedad con restricción total a la
disidencia.
Puertas
afuera, en el resto del mundo, es común diversidad de narrativas, también
cargadas de ideologías de todo tipo.
Se
percibe un clima global de alta vulnerabilidad ante el bombardeo de falsedades,
así como que surja fanatismo o al menos escepticismo a toda la información,
desconfianza sobre los contenidos de los medios ante exceso de paranoia, así
como la incredulidad en hechos reales, asumidos bajo la óptica de la
relativización de la realidad.
La
desinformación intenta que el usuario piense que estar informado es imposible.
Esa premisa es parte de su propaganda.
¿Tal
intención no tiene como finalidad poner en duda la función comunicante de la
humanidad misma?
Pues
sí. El ser humano debe comunicarse, para poder articular sociedad, democracia,
civilización. Si duda de todo diálogo, ¿puede acaso buscar una solución
compartida o conducirse a un destino diferente al que le ha sido impuesto?
La
desinformación es parte de la mecánica de la dominación de los sujetos, pues
los aísla, los desarticula, los atomiza.
Cuando
ocurren bloqueos de medios provenientes de regímenes autoritarios, surgen
preguntas que devienen de la perspectiva racional en defensores de la
democracia. Una de ellas, ¿Cómo validar la censura y bloqueos en estos, sin
contradecir lo que siempre ha sido bandera para toda democracia?
¿No
contradicen estos actos a la pretendida libertad de expresión que solemos
defender?
Pero
cuando se analiza el asunto de fondo, surgen perspectivas sobre la legitimidad
o no de los contenidos y voces presentes.
Veamos:
Que las personas, las parcialidades, los partidos, puedan, en respeto a la
pluralidad, mostrar sus puntos de vista, es legítimo, y además necesario, para
permitir el entendimiento, la capacidad de llegar a acuerdos. Pero, ¿funciona
este principio, en las comunicaciones que usurpan la autoría y los contenidos,
poniendo en voz ajena, cosas que no fueron dichas, cambiando el rumbo de las
palabras y los hechos, para sembrar confusión?
Si en
momentos de violencia esto podría ir en detrimento a principios absolutos, como
el derecho a la vida, ¿se puede seguir permitiendo la invasión de
desinformación, sin poner límites, bajo la perspectiva del resguardo de la
elección del receptor? ¿Qué sucede con la desinformación en momentos de alta
crispación y violencia bélica?
El
mundo tantea sobre capítulos nuevos en la historia de redes y confrontación
bélica.
El
usuario de todo medio de comunicación debe tener derecho a elegir lo que quiere
ver y escuchar, garantizándole su derecho a estar informado.
Pero,
el bombardeo de propaganda, distorsión ideologizante y narrativas engañosas,
¿son condiciones para que cumpla su derecho a estar informado?
La
invasión supone dudas, para las cuales redes sociales en países
como Francia y España y plataformas como Google vetaron los contenidos de
medios rusos.
Más
allá de una postura a favor o en contra, es válido que algunas sociedades
tengan derecho a poner límites, considerando a la vida como el valor absoluto a
defender. Pero sabemos que la respuesta no es definitiva y que abierto queda el
debate sobre consecuencias de las barreras en la conformación de opinión.
No
obstante, llama poderosamente la atención y sí reviste un fuerte
cuestionamiento moral la hipocresía en el reclamo de libertad de expresión de
algunos regímenes, en especial responsables de cierre de medios, persecución y
violación de derechos a la libre circulación de las ideas.
No se
habla desde la perspectiva de defensores de las libertades democráticas, que
pudieran estar cuestionándose sobre los bloqueos a ciertos medios acusados de
sembrar desinformación con fines propagandísticos.
El
régimen de Putin, y algunos medios de países aliados, han manifestado estupor
aludiendo al artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
que reza:
Todo
individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho
incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y
recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de
fronteras, por cualquier medio de expresión.
Solo
por citar un ejemplo adicional al de la dama septuagenaria silenciada por
soldados en plena calle, apelemos a graficar la situación interna de la
expresión en Rusia, con lo ocurrido con el canal TV
Rain (Dozhd), el cual, luego de recibir la orden de cierre por la
cobertura del ataque, presentó la salida de su personal, suspendió operaciones,
colocando como salida «El lago de los cisnes» de Tchaikovsky, en referencia a
agosto de 1991, cuando la televisión estatal soviética mostró el ballet, en
lugar de disturbios civiles durante el colapso de la Unión Soviética.
¿Hace
falta que mencionemos asuntos como los locales cierres de medios en Venezuela?
Solo recuerde el caso de RCTV y de El Nacional, solo por mencionar dos.
¿Hipocresía en el reclamo? Extraiga Ud. sus propias conclusiones.
Tomado
de: https://curadas.com/2022/03/04/colmillo-de-leon-putin-amordaza-al-mundo/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico