Eddie A. Ramírez 29 de marzo de 2022
Todos
los indicadores evidencian el foso en que se encuentra Venezuela. Las causas no
han sido guerras civiles o confrontación con otros países, tampoco por
fenómenos naturales, sino por malas políticas de los gobernantes.
El descenso se inició gradualmente durante los últimos gobiernos de la etapa democrática, pero a partir de la presidencia de Hugo Chávez se produjo una caída abrupta por su política populistas de apropiarse de la propiedad privada y destrucción del aparato productivo. Sus desaciertos pasaron un tanto desapercibidos por los elevados precios del petróleo y su poder de comunicación. Con Maduro se produjo la tormenta perfecta: precios bajos del crudo, pésima política económica y nula habilidad para convencer.
Afortunadamente,
tenemos varias opciones para iniciar la recuperación. En este artículo nos
referirnos a la visión del futuro de la industria de los hidrocarburos, captada
a través de las charlas y escritos de distinguidos conocedores del tema, que
generalmente forman parte de grupos de trabajo. Varios de ellos participaron en
los excelentes webinar organizados por Venamérica-VAPA, y el reciente por Gente
del Petróleo.
Los
equipos interdisciplinarios están integrados por profesionales jubilados de
Pdvsa, por despedidos ilegalmente de la empresa a raíz del paro cívico nacional
y por otros conocedores del tema. Todos comprometidos con la recuperación de
nuestra industria de los hidrocarburos y petroquímica.
Hay
consenso en que Venezuela no tiene la cantidad de reservas probadas de petróleo
y gas que dice el régimen, pero que las mismas son muy abundantes, y que parte
de ese petróleo se quedará bajo tierra ante el surgimiento de fuentes alternas
de energía. Consideran que la transición energética es inevitable, pero que el
petróleo seguirá teniendo un importante rol como fuente de energía durante
varios años. Ante la presión mundial para reducir las emisiones de CO2, para
limitar el calentamiento global, una de las opciones es inyectar, o sea
secuestrar, ese gas en el subsuelo; para aplicar esta solución, tenemos la
ventaja de disponer de numerosos yacimientos ya explotados.
Como
es sabido, la mayor parte de nuestras reservas son de petróleo pesado y
extrapesado en la Faja del Orinoco. Algunos piensan que el esfuerzo debe
dirigirse a explotar dicha Faja. Otros consideran que todavía tenemos mucho
petróleo mediano y liviano. Al respecto, hay que evaluar qué tipo de petróleo
demandan los diferentes mercados a los que nos conviene exportar. En vista de
que el sector automotor es el que está migrando más rápidamente del uso de
diesel y gasolina a vehículos eléctricos, recomiendan que las nuevas plantas
petroquímicas se ubiquen a la par de las refinerías. Ello facilitará que, a
medida que descienda la demanda de combustibles, aumente la producción de productos
petroquímicos, que tienen una demanda creciente.
Así
mismo, consideran que el Estado no tiene suficientes recursos para invertir en
la recuperación y crecimiento de esta industria. Por eso, es imprescindible la
participación del sector privado internacional e ir incorporando empresas
venezolanas. Así mismo, dar prioridad a las empresas mixtas existentes,
reduciendo la participación accionaria de Pdvsa y otorgándoles mayor autonomía.
Existe la certeza de que el actual sistema fiscal de impuestos y regalías no
estimula a los inversionistas, por lo que recomiendan flexibilizarlo,
considerando la rentabilidad de cada proyecto.
Desde
el 2016 Pdvsa no presenta informes, por lo que se desconoce la cifra actual de
trabajadores. Para esa fecha tenía 168.905; en el 2002 eran 69.000, en ambos
casos se incluyen los contratados. Lo que se conoce es que muchísimos han
desertado por temor a los accidentes, inconformidad con las malas decisiones
gerenciales, rechazo a la corrupción, bajísimos sueldos y deficiente atención
médica. Para la recuperación de la empresa hay que contar con el personal
existente, sustituyendo a los directores y gerentes generales, así como al
personal que no agrega valor.
Recomiendan
la creación de un Ente Independiente de Energía, que otorgue los permisos para
explorar y extraer crudo, mediante rondas de licitación, y supervise el
cumplimiento. Algunos piensan que en el corto plazo debe desaparecer
Pdvsa y que el Estado no tenga ninguna empresa, otros que es recomendable una
petrolera estatal redimensionada. La realidad es que, se esté o no de
acuerdo, durante unos años Pdvsa tendrá que seguir existiendo. Después
corresponderá al sector político decidir su futuro.
Un
punto mencionado en los diferentes grupos es que Venezuela tiene también importantes
fuentes alternas de energías renovables e inmensas áreas de bosques y
posibilidades de replicar la experiencia de las plantaciones de Uverito. Eso
permitiría satisfacer holgadamente los requisitos de disminuir la llamada
huella de carbono, e incluso lograr la meta de equilibrio entre lo que se
emite y se captura en las operaciones industriales. Las industrias del acero y
aluminio, ubicadas en una zona con producción de energía
hidráulica, tienen una reducida huella de carbono y bajo costo de producción.
La
conclusión es contundente. El futuro de la industria de los hidrocarburos, base
de la recuperación de nuestra economía, es promisorio. Además, Venezuela tiene
la oportunidad de convertirse en un centro energético regional. Ojalá el sector
político acepte las recomendaciones de los expertos, para que el nuevo gobierno
las ejecute y podamos salir del subdesarrollo.
Como
(había) en botica: La dictadura de Chávez-Maduro rinde homenaje
a nuestros indígenas caídos durante la conquista, pero asesina a nuestros
actuales compatriotas, sean yanomani, wayuu ,pemones o waraos. Se robaron
Agroisleña y ahora tenemos que pagar 1.600,00 millones de dólares en
compensación; crearon Agropatria y la quebraron, perjudicando a miles de
agricultores. El genocida Putin solo cuenta con el apoyo de sus iguales,
Lukashenko, Maduro y Daniel Ortega. Lamentamos los fallecimientos de Marisol
Schiaffino y de Rafael Tinaure, compañeros de Gente del Petróleo y de Unapetro.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
Eddie
A. Ramírez
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