Eddie A. Ramírez 15 de marzo de 2022
Siempre
hay alguien dispuesto a venderse al mejor postor. El concepto antiguo era
considerar mercenario a alguien que no pertenecía a ninguno de los bandos en
pugna, por lo que estaba dispuesto a morir por dinero y no por una causa.
Desde tiempos remotos la historia narra infinidad de casos. Griegos, persas, romanos y otros los utilizaron en sus guerras A veces el rey o el señor feudal, es decir quien contrataba, no tenía dinero, por lo que “pagaba” con el derecho al pillaje de las propiedades de los vencidos. “Soldados de fortuna”, los llaman algunos. Ahora, Putin anuncia descaradamente que está contratando mercenarios, incluso sin importar si tienen antecedentes penales. El tirano no quiere correr el riesgo de que caigan abatidos soldados rusos, ante la valiente resistencia de los ucranianos que se niegan a ser sometidos.
Hoy
día, se considera despreciable al mercenario y a quien lo contrata. Sin
embargo, no siempre fue así. Algunos lograron honores y unos cuantos son
todavía considerados héroes. En mi etapa pre adolescente recuerdo una canción
en francés ensalzando a Bertrand Du Guesclin. Ya en bachillerato, estudiando
historia de España, aprendí que el héroe de la Guerra de los Cien Años, entre
Francia e Inglaterra, fue también un mercenario que intervino en favor de
Enrique de Trastamara , conocido como “el fratricida”, en la disputa por la
corona de Castilla. Dicha intervención fue bochornosa, ya que facilitó que el
Trastamara matara a su medio hermano Pedro I, llamado “el cruel” o “el
justiciero”. Du Guesclin tiene estatuas en Francia.
Con el
tiempo se ha ampliado la acepción del término mercenario. Ya no son solo los
“perros de la guerra”, como los llamó Forsyth en su conocida novela ubicada en
África. Mercenario es cualquiera que defiende un gobierno o una empresa, sin
sentir simpatía o antipatía con determinada causa o ideología, ni importarle si
es o no responsable socialmente. Solo lo hace para lucrarse. Hacen suya la
frase de Du Guesclin de “Ni quito, ni pongo rey, pero ayudo a mi señor”, por
cierto, choteada por Sancho Panza. Es decir, ayudo a quien me paga.
En
tiempos de dictadura abunda este tipo de mercenario. En Venezuela tenemos el
caso evidente de los grupos llamados colectivos, que son organizados, armados y
financiados por el régimen. Este los utiliza, no solo para causar terror entre
quienes protestan pacíficamente, sino para evitar en lo posible que
funcionarios de la policía y de la Guardia Nacional sean señalados por
asesinatos y por causar lesiones. La presencia de los colectivos proporciona al
régimen la excusa para decir que fueron enfrentamientos entre civiles no
identificados, intentando así eludir acusaciones de violaciones a los derechos
humanos.
Mercenario
no son solo quienes utilizan armas. También quienes portan toga y birrete,
magistrados del TSJ, rectores del CNE y uniformados verde oliva, que se prestan
a ejecutar medidas que violan la Constitución y las leyes. ¿Habrá alguno que lo
haga por razones de afinidad ideológica con el régimen? Quizá haya alguna
excepción, como los hermanos Rodríguez que lo hacen por resentimiento atávico.
A
nadie debe extrañar que Maduro apoye a Putin. Ambos son tiranos que contratan
mercenarios, armados o no. Solo las dictaduras de Bielorrusia, Siria, Corea del
Norte y Eritrea no condenaron en la ONU la invasión Rusa a Ucrania. Maduro no
pudo sumarse a este perverso grupo porque está moroso con la cuota, pero él y
su ministro de Relaciones Exteriores lo han manifestado en declaraciones
vergonzosas.
Por
otra parte, no podemos obviar mencionar que alguien, en su empeño en poner
término a la dictadura de Maduro, actuó equivocadamente al contratar una
empresa que alquila mercenarios. La llamada operación Gedeón estuvo integrada
por jóvenes venezolanos valientes, románticos sin sentido de la realidad, pero
con la mancha de incluir a tres mercenarios.
Como
(había) en botica: En relación a la cuestionada delegación del
gobierno estadounidense que se entrevistó con Maduro y con el presidente
Guaidó, es preferible esperar información. La percepción inicial es que solo
benefició a los dos presos liberados. Los visitantes no pueden ignorar que
Pdvsa está imposibilitada de suministrar crudo y productos para sustituir a
Rusia ¿Podría ser que el poderoso lobby de Chevron esté intentando que el
régimen ceda en algo para que, en reciprocidad, Estados Unidos le permita
cierto margen de libertad comercial a esta empresa? Chevron, ha estado cerca
del régimen. Incluso, en la empresa mixta que tiene con Pdvsa, aceptó despedir
a profesionales por haber firmado la solicitud de revocatorio contra Chávez o
por ser despedidos de Pdvsa durante el paro cívico, lo cual reclamamos en su
oportunidad. Maduro quizá pudo tener algún beneficio mediático, pero quedó mal
ante la Corte Penal Internacional, al ser evidente que nuestro sistema judicial
depende de Miraflores. Lamentamos el fallecimiento de nuestro compañero de
Gente del Petróleo y de Unapetrol, Atilio Diaz Reyes. ¡No más prisioneros
políticos, ni exiliados!
Eddie
A. Ramírez
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