San Josemaría 19 de marzo de 2022
@sJosemaria
Abriste
sinceramente el corazón a tu Director, hablando en la presencia de Dios..., y
fue estupendo comprobar cómo tú solo ibas encontrando respuesta adecuada a tus
intentos de evasión. ¡Amemos la dirección espiritual! (Surco, 152)
Conocéis de sobra las obligaciones de vuestro camino de cristianos, que os conducirán sin pausa y con calma a la santidad; estáis también precavidos contra las dificultades, prácticamente contra todas, porque se vislumbran ya desde los principios del camino. Ahora os insisto en que os dejéis ayudar, guiar, por un director de almas, al que confiéis todas vuestras ilusiones santas y los problemas cotidianos que afecten a la vida interior, los descalabros que sufráis y las victorias.
En esa
dirección espiritual mostraos siempre muy sinceros: no os concedáis nada sin
decirlo, abrid por completo vuestra alma, sin miedos ni vergüenzas. Mirad que,
si no, ese camino tan llano y carretero se enreda, y lo que al principio no era
nada, acaba convirtiéndose en un nudo que ahoga. (...)
¿Os
acordáis del cuento del gitano que se fue a confesar? No pasa de ser un cuento,
un chascarrillo, porque de la confesión no se habla jamás, aparte de que yo
estimo mucho a los gitanos. ¡Pobrecillo! Estaba arrepentido de veras: padre
cura, yo me acuso de haber robado un ronzal... –poca cosa, ¿verdad?–; y detrás
había una mula...; y detrás otro ronzal...; y otra mula... Y así, hasta veinte.
Hijos míos, lo mismo ocurre en nuestro comportamiento: en cuanto concedemos el
ronzal, viene después lo demás, viene a continuación una reata de malas
inclinaciones, de miserias que envilecen y avergüenzan; y otro tanto sucede en
la convivencia: se comienza con un pequeño desaire, y se acaba viviendo de espaldas,
en medio de la indiferencia más heladora. (Amigos de Dios, 15)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/amemos-la-direccion-espiritual/
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