Analítica 14 de marzo de 2022
@Analitica
En
Venezuela muchos sienten algo equivalente a resignación o impotencia frente al
evidente desastre que ha ocasionado el llamado Socialismo del Siglo XXI.
Esa
sensación se agrava cuando comprueban la capacidad del pueblo ucraniano para
rechazar que les impongan un modelo totalitario corrupto, y lo hacen poniendo
en riesgo su propia vida.
Aquí lo usual es referirse a las protestas y marchas de hace ya algunos años y recordar el saldo de muertes que estas dejaron, que ciertamente fueron lamentables, deplorables y condenables.
Pero
lo mismo ocurrió en 2004-2005 en Ucrania con la llamada revolución naranja, que
culminó con la huida del presidente pro ruso, Viktor Yanukovich. En ese momento
hubo también muchas muertes producidas por la represión del Estado.
¿Cuál
es la diferencia con nosotros? en primer lugar, la unidad de todos los
ucranianos nacionalistas y demócratas para enfrentar al régimen, en segundo
lugar, la persistencia en el tiempo y, por último, no rendirse ante la
represión a pesar de estar arriesgando la vida.
Es
cierto que aquí hubo mucha valentía y sacrificios personales, pero no contamos
con la unidad necesaria para enfrentar a la dictadura. Las protestas callejeras
terminaron por acomodos de algunos políticos y empresarios con el régimen,
además de desilusión y desencanto por parte de los valientes que expusieron su
vida, mientras que la dirigencia política se ocupaba más de ver quién
prevalecía, en vez de impulsar de manera inteligente el rechazo.
Hoy,
con muchos de ellos ya fuera del país, los que aquí se quedaron están
desconcertados y ven con resignación los últimos acontecimientos, sin saber
interpretar qué fue lo que en realidad ocurrió con el encuentro de los
estadounidenses con Maduro y los hermanos Rodríguez.
La
única respuesta que nos sacudirá la modorra es la unidad en el esfuerzo de
salvar a Venezuela. Un intento de unir por la base a todos, sin privilegiar los
intereses sectarios y oportunistas de nuestros partidos políticos.
Sociedad
civil, partidos políticos renovados y cada uno de nosotros individualmente
debemos luchar por recuperar la institucionalidad democrática perdida y
plantear, de manera unitaria, soluciones a todos los graves problemas que ha
causado el mal llamado Socialismo del Siglo XXI, que en realidad no ha sido
otra cosa que una cleptocracia dramáticamente incapaz e ineficiente.
Tomado
de: https://www.analitica.com/el-editorial/porque-no-podemos-resolver/
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