Américo Martín 05 de agosto de 2019
En respuesta al silencioso –al tiempo que moralmente
escandaloso– juicio incoado por el Santo Oficio (La Inquisición) al insigne
poeta Fray Luis de León, eminente ductor de la Universidad de Salamanca,
consignó Juan de Mariana S.J esta dolida protesta:
- ¡Triste condición
la del virtuoso!: en pago de haber realizado supremos esfuerzos, verse
obligado a soportar animosidades, acusaciones de aquellos mismos que
hubiesen debido ser sus defensores.
Difícil imaginar una reacción oficialista más obvia
que la de tratar de hundir en el descrédito a Guaidó y la AN
El éxito mundial que se reconoce a esos dos decisivos
factores de la oposición quizá explique la incontinencia de la respuesta. La
cuestión es que el fatum de las operaciones de esa índole nunca es agraciado:
sus cimientos son insustentables y sobran las pruebas en contrario.
La fuerte polarización reinante en Venezuela se ha
expandido a la totalidad de los escenarios, incluyendo en forma muy notoria el
internacional, cuyo inédito papel es o puede ser fundamental en el caso
venezolano. Tres novedades lo caracterizan:
- Alienta, como debe
ser, el cambio democrático y por ende al eje Guaidó-AN, aunque básicamente
en lo relacionado con principios y valores. Y es importante que así sea
porque lo que Venezuela necesita y está recibiendo es apoyo a su deseo de
restablecer la democracia y salvaguardar los derechos humanos, además de
una masiva solidaridad material y humanitaria para enfrentar la mortal y
humillante tragedia que la abruma. Es un gran gesto universal que nunca
será olvidado. Será recordado como ejemplo y modelo de fraternidad. El
informe Bachelet y los continuos pronunciamientos de principio emanados de
países y organizaciones políticas y civiles marcan la pauta que nos
hermana y dignifica a todos
- Asume un activo
protagonismo –militante, diría- en busca de una salida electoral sin
retardos ni manchas de fraude. Con probado profesionalismo toma
iniciativas para ponerle fecha, según entiendo única, a las elecciones
presidenciales y parlamentarias.
- Su dinámica es
creciente. No se proyecta hacia la pasividad y el cansancio. Más bien toma
cuerpo la propensión contraria. El caso más reciente es el de la hermana
Uruguay, patria del gran poeta y ensayista José Enrique Rodó. Tanto el
ejecutivo de Montevideo como el parlamento, el Frente Amplio y
tradicionales partidos de oposición han tachado al gobierno de Maduro con
el estigma dictatorial
La coyuntura económica nunca había sido tan grave.
Adonde cse tienda la mirada saltan las expresiones más escandalosas de la crisis.
La inviabilidad del modelo es alarmante. La tragedia humanitaria. Todo
sugiere fracaso, retroceso, implosión. Lógicamente también se ha
disparado el anhelo de cambio y la urgencia de unidad democrática.
Pero siguen las interrogantes. Muchos piensan que el
régimen preferiría morir antes que exponerse a una derrota. En la acera opuesta
no pocos dudan de buena fe. ¿Los ilustres observadores mundiales y nacionales
podrán realmente garantizar la pureza del sufragio?
Las votaciones suelen ser menos confiables en países
de precaria estabilidad institucional pero la realidad viva no es compatible
con los fatalismos electorales. Nada está escrito de una vez y para siempre
En la cúpula le huyen a la dinámica de la solidaridad.
Nuevos países y personalidades se suman al esperado viraje. Es un drama
globalizado. Sometido como está a tan fuerte presión, el poder instalado en
Miraflores haría bien si colocara en un platillo el sufragio con libertad y en
el otro, burlarlo sin ella. O en uno la ciudadanía y en el otro la muerte civil
La Razón no dudaría…
¡Qué cándida, la Razón! Tal vez. Pero sigue siendo la
Razón
Américo Martín
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