Por Gioconda San Blas, 04/04/2013
Un país es lo que quiero para mis hijos y nietos.
Un país donde vivir en paz, sin miedo a una bala que nos corte la vida. No una farsa en la que
luego de 14 años de violencia (más de 150 mil asesinatos,
92%impunes), el heredero espurio anuncia que en "dos, tres o cuatro años" acabará con la
inseguridad creada por ellos. En tres meses de
(des)gobierno, Nicolás suma más de 4 mil homicidios. Su "revolución" ha hecho que de 4.550
crímenes en 1998 hayamos llegado a 19 mil en 2012 (67 por
100 mil habitantes, de las más altas del mundo y
130 por 100 mil
en Caracas, tercera ciudad más violenta de América).
Un país con una economía estable y poca inflación, donde el trabajo productivo y el respeto a la propiedad y las leyes sean garantía de ascenso
para todos. No esta farsa que golpea a la población
con una inflación interanual de 30% (de las más
altas del mundo), y en apenas tres meses de interregno de Nicolás, 12% de inflación, 46% de devaluación
del bolívar en febrero y una cifra oculta, quizás
mayor, en marzo, con el SICAD; un dispendio fiscal sin control y dádivas a gobiernos
"amigos", como caldo de cultivo
para injusticias mayores a las que se pretende
resolver.
Un país sin presos políticos, sin miedos. No esta farsa de "políticos presos", presos
del régimen, sin causas sustanciadas, cuyo maltrato también
recae en todos como
mecanismo de intimidación.
Un país donde el trabajo esté amparado por convenios
colectivos acordados en mesas tripartitas.
Un país donde la libertad y el fuero sindical no
sean mera declaración sino observancia de la ley. No
una farsa en la que los convenios llevan una década
sin discusión y se inventan centrales obreras para
quebrar el movimiento sindical, mientras sus
líderes son presos o ultimados en una labor de
sicariato sindical sin precedentes: más de 350
trabajadores y líderes sindicales asesinados entre 2005 y
2012.
Un país donde la educación sea clave de desarrollo, con docentes bien preparados y remunerados, estudiantes motivados, planteles docentes bien equipados,
universidades e institutos científicos de primer orden,
un país de excelencia y méritos académicos.
No la farsa de fabricar graduados que con fundada
ilusión se enrolan en cursos cuyos contenidos se
orientan más al adoctrinamiento ideológico
que a las materias propias del ramo y que los hace
víctimas de un fraude académico para inflar cifras en estadísticas
sin valor.
Un país que sea gobernado por alguien con práctica en cargos ganados con votos que respaldan un trabajo sostenido de progreso y paz para su
pueblo, Venezuela. No
la farsa de quien llama a cumplir con el occiso,
creyéndose merecedor de un derecho monárquico de
sucesión, sin apoyo de una gestión que lo avale
como gobernante, más allá del amparo bochornoso de
un espectro y un gobierno extranjero.
Por eso y más, mi voto será por Henrique
Capriles Radonski. Te invito a seguirme.
Correo: gioconda.sanblas@gmail.com
Publicado en la Edición
Impresa del Diario Tal Cual
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