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miércoles, 5 de febrero de 2014

Donde nacen los ciudadanos libres, @FloresRiofrio


Por Jorge Flores Riofrio, 27/01/2014

Una vez un profesor preguntó en una clase en la que yo me encontraba: “¿para qué han venido a la universidad? ¿Para qué estudian?”, algunos de los presentes dijeron: “para crecer como humanos”, otros afirmaron: “para aprender más sobre la vida”. El docente luego de las respuestas de los jóvenes miró a todos los estudiantes y con seguridad, con aires de filósofo griego, como si lo que iba a decir fuese una verdad absoluta y admirable, con la voz un poco prepotente: “para trabajar muchachos, para aprender a trabajar, para aprender un oficio”.

¿Estará en lo correcto ese profesor? ¿La universidad es solo una fábrica de profesionales sin otro espíritu que el del peón? No creo que sea así, aunque la manera como es asumida por muchos estudiantes y profesores venezolanos, es fiel a ese concepto simplista de lo que es una universidad y su función en el acontecer nacional.

La pobreza en el pensamiento con criterio es una de las causas de las fisuras en nuestra democracia, pues la democracia no se resume en el hecho de votar, sino en la capacidad y libertad de elegir el mejor destino para todos. ¿Cómo elegir bien sin criterio? ¿Cómo los venezolanos ejerceremos un sistema para personas libres si nos han enseñado a ser simples peones?

La democracia, para ser ejercida sin que se convierta en una demagogia, ese sistema explicado por Platón y Aristóteles, ese concepto político degradante que convierte al pueblo en tontas quinceañeras engañadas por un galán de cartón que con palabras bonitas las engaña y abusa de ellas, es necesario que esté conformado por personas con criterio, libres pensadores, conscientes de su papel como co-creadores de la nación.

Creo que Venezuela es una nación donde impera una democracia a medias, donde la república es una ficción, un mito, el niño que nunca nació, un aborto, pues las repúblicas están conformadas por hombres y mujeres libres, no de personas que son engañadas fácilmente y que obedecen a la voz del estómago y a cualquier promesa. Lamentándolo mucho, a los venezolanos en las aulas de clase se les ha tratado como a “esclavos educados” que dependen de un patrón para poder mejorar su realidad. El hombre democrático debe nacer y las aulas de clase son los vientres para la democracia.

Con respecto a la pregunta del profesor de aquella clase: “¿Para qué vamos a la universidad?” La respuesta es de cada quien, sin embargo, la mía es: “para seguir construyendo el futuro, la tesis que entregaremos el día en que nazca, el venezolano democrático”.

http://www.guayoyoenletras.net/index.php/2012-08-06-05-07-46/en-lo-social/1209-donde-nacen-los-ciudadanos-libres

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