Mensaje
con Destino: El pez grande se come los pequeños con mayor facilidad si…
Por Jesús
González Briceño, 7/2/2014.
Los
inicios del 2014 están plagados de muchos interrogantes políticos económicos, sociales, castrenses e
institucionales manifestados con mayor intensidad que el bienio anterior poniendo al descubierto la agudización de la
crisis nacional en todos esos órdenes, sin duda alguna por la desaparición del
líder fundamental de la revolución bolivariana, a mediados de diciembre de
2012, lo que ha dado paso al acceso a la
presidencia de Nicolás Maduro, a la presidencia de la Asamblea Nacional,
Diosdado Cabello, al vicepresidente Arreaza, y, entre otros, al M/G Miguel
Rodríguez Torres, por el lado del oficialismo, y por parte de la oposición las
aparentes derrotas de Capriles en los presidenciales, de feudos
fundamentales en las regionales del 18D
y de los magros resultados numéricos de las municipales del 8 de diciembre del
2013, en un contexto de un agudo proceso inflacionario y de escasez, de la
guerra económica declarada por el régimen a comerciantes y empresarios y a la
adopción de medidas económicas restrictivas y de control de precios que
presagian un escenario harto negativo y peligroso para el país.
Pero en
esta ocasión queremos poner de manifiesto que la crisis nacional no sólo afecta
al oficialismo en sus propias entrañas interpartidistas que debate sin disimulo el unipartidismo y control absoluto
en torno al PSUV y sus socios del Gran Polo Patriótico, sino que también
involucra a la alternativa democrática hasta ahora liderada por la MUD, y a su
líder, hasta ahora indiscutible, Capriles Radonsky, a quien se le endosa, junto
a su equipo más cercano, gran parte de
la responsabilidad por el descalabro electoral y su actitud permisiva o
blandengue con el oficialismo.
Para
nadie es un secreto que Capriles está
convencido y así seguirá creyendo en la vía electoral, pacífica y
constitucional para lo cual ha llamado a la calma para no sacrificar vidas por medio de la violencia, sus métodos
y sus alocuciones y declaraciones no se apartan de su prédica y acciones. Desde
su designación como candidato opositor de Chávez, algunos personeros de la MUD
y en particular Diego Arria ha venido criticando el método de lucha del líder
opositor y los fracasos electorales sucesivos hasta hoy, en especial después de
las elecciones municipales del 8D, han despertado nuevas críticas y planteado
un método de lucha más agresivo,
calificada como rebeldía y toma de las calles para despertar una especie de letargo
o pasividad en que ha caído la alianza opositora. María Corina, Leopoldo López,
Ledezma, Ramos Allup, Arria, Yon Goicochea, y otros dirigentes de la mesa unitaria,
preservando el proyecto unitario democrático, han tildado de intolerante a
Capriles y creado un torbellino de ideas y acciones que están estremeciendo las
mismas bases y funcionamiento de la estrategia y pasividad de la MUD.
En beneficio
de la Capriles hay que decir, aunque no comparto su método de lucha ante la
situación de desborde de los cánones constitucionales, que él ha sido un
luchador infatigable, pertinaz y constante al sacrificar su tranquilidad y paz
individual y familiar por luchar contra la opresión y desfachatez del régimen,
sufriendo cárceles, vejámenes, vituperios y
atropellos, demostrando un amor infinito por conseguir una Venezuela democrática, libre del
castro-chavismo-madurismo. Podría aseverar que
lícitamente Capriles ha logrado lo que ha luchado en todos los eventos
electorales en que ha fungido como candidato o como jefe de campaña de la MUD ,
ya que los resultados electorales legitimados por el
CNE y los poderes públicos estatales han
escamoteado la victoria de los demócratas
mediante un fraude masivo electrónico en gran
parte de ellos, mediante la automatización y el ventajismo oficialista, harto demostrados aunque algunos dirigente opositores hablan de derrotas electorales y todavía no creen que
han sido defraudados. En un país normal con respeto de la constitución y las
leyes, Capriles ya hubiera sido proclamado presidente.
Pero la
realidad es otra por lo que ya conocemos y por la conseja tan grande como el
cerro El Ávila de que el gobierno
no pierde por elecciones. La salida del
régimen por la vía electoral no está planteada en las actuales condiciones porque
nunca más se perderá elecciones, vistos
y analizados fríamente los números
electorales del 14-A, en que la
derrota de Maduro fue contundente y determinante.
Del mismo
modo es lógico y beneficioso que los
liderazgos emergentes de la oposición democrática planteen una nueva estrategia y métodos de
lucha en cuanto los utilizados hasta
ahora no han dado los resultados deseados y el régimen sigue incólume
aparentemente, y habría que preguntarse ¿cuales
son esas nuevas estrategias? Los nuevos liderazgos de la alternativa
democrática han desechado enfáticamente que no se trata de métodos ilícitos y
anticonstitucionales, y que hay que involucrar todos los sectores del país
para concientizarlos de la necesidad de
un cambio de régimen porque el actual nos está llevando a una de despeñadero
social, económico y político, dentro de una anomia de pérdida de los valores
intrínsecos de nuestra cultura democrática,
institucional y derechos humanos…Es un gran falacia que se diga que
nuestro bravo pueblo no ha luchado y los invito a escudriñar sociológica y políticamente la participación de nuestros habitantes en
las contiendas electorales, con porcentajes muy elevados, pero su voluntad ha
sido burlada descaradamente por una
mafia de comunistas nacionales y cubanos incrustada en todas nuestras instituciones, apoyadas por un
aparato militar que goza de todas las prebendas económicas y políticas, bajo el
diseño y ejecución de los criminales cubanos, los Henos Castro, que han cercenado vilmente la voluntad
soberana de su pueblo y del nuestro y
que ahora son los redentores de América, bajo la pleitesía de
organismos internacionales y países
democráticos.
Para
conseguir la anhelada unidad democrática es necesario que tanto Capriles y el tren
directivo de la MUD busquen consensos y concordancia con nuevos métodos de
lucha, dejando que surjan otros y numerosos liderazgos tan urgidos y necesarios
en los sectores universitarios, tan apagados después del 14A; rescatando el
control de los dirigencia y trabajadores de las empresas básicas estatales
sumidos en una permanente crisis laboral y productiva y de la represión judicial y policial del régimen;
innovando los cuadros directivos y las bases laborales agrarios; aprovechando
los desatinos de las políticas públicas en las poblaciones indígenas e incentivando
la formación de liderazgos emergentes en sectores de las barriadas populares impartiéndoles
formación político-ideológica y cabida en la agenda unitaria. El federalismo de
los partidos y grupos que hoy conforman la unidad democrática no es nada conveniente,
lo que no significa la obstrucción y desaparición de nuevos liderazgos lo que
sería nefasto para la presente coyuntura en que el oficialismo hace
aguas y se podría revertir gran parte del apoyo de chavismo duro por el colapso
económico inminente. La aparente política distendida y la participación de la
oposición para la pacificación y la lucha contra la violencia y por la paz debe
ser un ardid como lo fue la guerra
económica antes de las elecciones del 8D pasado. El surgimiento por doquier de
nuevos liderazgos y métodos de la lucha política dentro de la normativa
constitucional vigente enriquece y desarrollará la oposición.
Del lado
de los liderazgos emergentes políticos y democráticos es necesario evitar que
la MUD se convierta en un federalismo estratégico-político para construir una
auténtica unidad orgánica de la alternativa democrática ya que la proliferación
de líderes en esos campos y en las regiones en donde la oposición luce cansada
y agotada, se debe estimular la formación de nuevos cuadros partidistas e independientes para ampliar el espectro político opositor con
amplio apoyo de los sectores populares para confrontar con éxito la tiranía castro-chavista-madurista que cada
vez se torna más violenta y radical por el colapso económico, social, institucional
, cultural y castrense del país y la caducidad de los dirigentes del PSUV y de sus satélites cuyo enroscamiento no da
para más, por ello Maduro está recurriendo a los cuadros medios y altos de las
fuerzas armadas en la conformación de su régimen cada vez más castrense que
cívico y radicalizará su discurso y medidas represivas contra los medios de
comunicación no afectos y contra la oposición. Su tentativa falaz de
despolarización se caerá por sus propios medios y méritos porque es su único
método de actuación política y estratégica en el contexto del colapso total en
que vive la nación.
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