Thays Peñalver
06 de febrero de 2014
tpenalver@me.com
@thayspenalver
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Cuando explico que los herederos de la democracia la
destruyeron porque no les costó nada, muchos no lo entienden y esto amerita una
corta explicación.
Acción Democrática fue un partido en
dos etapas, la primera duró del 41 al 74, en la que nunca representó a la
mayoría de los venezolanos (solo a un tercio de ellos); en esta etapa se fundó
la democracia, la educación gratuita y extendida, la salud y las grandes obras
de infraestructura de desarrollo. La 2da. etapa viene con la destrucción de la
primera, es decir, con el boom petrolero producto de la crisis mundial y con el
“abordaje” cual barco pirata de personajes menores. Es la etapa en la que AD se
convirtió, gracias al billete contante y sonante, en un partido con el 55% de
la población.
Es cuando el socialcristiano o el
acciondemocratista por convicción, es sustituido por el compañerito cuyas
convicciones vienen dadas por el boom y el dinero fácil. Una segunda generación
que nunca debió gobernar y que terminó destruyendo al régimen de partidos y,
hay que decirlo con aplomo, al país. Porque cuando se acabó el billete, se
acabó el fundamento que sostenía al sistema de gobierno que nunca entendió que
un partido de masas, sencillamente no ha existido nunca. Y si no,
preguntémosles a los rusos ¿Qué pasó con los 30 millones de inscritos en el
otrora partido de masas más grande del mundo?
La respuesta es muy sencilla, se
fueron al mismo lugar que el 80% de los votantes adeco-copeyanos, a donde están
los dólares. Y por eso no es que se ve similitud en la forma de gobernar, sino
que son los verdaderos herederos de una equivocada forma de gobernar. Y es que
es indiscutible, la logia gobernante nunca se educó propiamente en el
socialismo, ni comprenden sus males, sino que fueron instruidos en
anti-capitalismo o subversión urbana que es muy distinto. Por eso son realmente
especialistas en el AD y Copei de los últimos 20 años y saben tan poco de lo
que le pasó al Socialismo.
Paradójicamente cada día se parecen
más a ésos que tanto adversaron. Ejemplos sobran, el primer gobierno que
intentó culpar a las televisoras (que se conozca) del aumento delictivo fue el
de Carlos Andrés cuando el homicidio pasó de 800 a 1,500. En el Congreso
durante Jaime Lusinchi no fueron pocas las veces en que ocurrió el ataque
contra los medios de comunicación, ya que la culpa de que los homicidios
aumentaran de 1.500 a 2.500 la tenían que tener “Starsky y Hutch”. En fin, que
en materia de inseguridad y medios es el heredero.
Por eso el pensamiento que sustenta al
liderazgo es precisamente una copia de lo que vieron y estudiaron en sus “10
mil horas de práctica”. Si tomamos por ejemplo la descripción de Jorge Giordani
del “régimen adeco-copeyano”, pues se trataba de un proyecto “hegemónico” con 3
bases de dominación. La 1ra.: la “coerción sobre los que retaban al gobierno”,
la 2da.: la ideológica, sobre el pueblo. Y la 3ra. base de dominación, era nada
menos que: “el Estado benefactor” (Giordani 1986 pp. 143-44). La economía se
cayó en pedazos –prosigue Giordani– porque: “la producción petrolera había
soportado la entera economía” y (citando a M. Purroy) explicó que en esas
circunstancias fueron: “perfectamente explicables las desviaciones
improductivas y la fuga de capital” (Págs. 104-109, 146). Respecto al insólito
endeudamiento masivo en pleno boom petrolero. ¿La culpa?: 1) la alta incertidumbre,
2) la expansión acelerada del gasto público, 3) la responsabilidad del Estado
en cubrir el vacío que dejaba el sector privado, 5) la desorganización del
aparato gubernamental y 5) las cuantiosas inversiones en el sector petrolero
(especialmente centradas en la recuperación del potencial productivo y la
puesta en marcha de la Faja Petrolífera del Orinoco (Págs. 58, 146-152). Es
decir, ambos modelos se “parecen igualito”, como diría el vulgo.
Si a esto le añadimos el IV discurso
de Carlos Andrés Pérez gritando en el Congreso aquello de la “guerra económica”
y que: “Con la finalidad de detectar anomalías con los precios, márgenes de
comercialización, desabastecimiento, escasez, etc., se efectuaron en el año
1.072.929 fiscalizaciones en las diversas regiones (1979) para atacar las
ganancias excesivas y groseras de industriales y comerciantes”, ufanándose del
envió de un montón de comerciantes a los tribunales. Mientras la juventud
revolucionaria de Copei pedía que se encarcelara al presidente de Fedecámaras,
por decir que la culpa era de los controles y del gobierno. Y acometen los
mismos decretos para controlar las ganancias de 1975 y las mismas normas
contenidas en el “Manos a la obra” de esos años. Pues en materia económica
también es el heredero.
¿Qué dónde están los dólares? Pues
aunque algunos se molesten, en el mismo lugar de siempre.
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