Por Antonio Pasquali
Postulado: “Proposición no
evidente en sí y por sí, pero que hemos de aceptar por no disponer de otro
principio que fundamente verdades indubitables o acciones de incontestable
legitimidad” (Lalande).
1- Nuestra entera
herencia de ideologías, cosmovisiones y revoluciones huele hoy a
naftalina; postulado doloroso pero pragmáticamente impuesto por novísimos
horizontes tecno-científicos, demográficos, ecológicos y económicos que por el
momento nadie ha intentado sintetizar.
El chavismo, amasijo de momificadas y no
emulsionables ideologías, es polilla pura, y sus consejas del género “ser rico
es malo” o “el conuco es la forma más perfecta de producción”, la prueba de su
tragicómico apolillamiento ante una diversa humanidad que converge rauda hacia
un solo y mismo desiderátum: tener una vida de calidad. El chavismo
degradó espiritual y materialmente el vivir de la gente; la nueva democracia
habrá de devolver al venezolano, en prioridad y sin discursos, toda la calidad
de vida que pueda.
2- La calidad de vida se
mide en democracia por la eficiencia de sus servicios públicos. La
manipuladora pacotilla de “patria, Bolívar, antiimperialismo, comandante
eterno” ha de remplazarse con un adulto y legítimo orgullo del venezolano por
la excelencia de sus servicios públicos: inmejorables sistemas educativos y
sanitarios, abundancia de agua, luz, gas, tecnologías y bienes de consumo,
cárceles humanizadas, modernidad de transportes, comunicaciones libres, plurales
y up to date. La nueva democracia debe agigantar los enanos servicios
públicos actuales y asegurar su universalidad, continuidad y versatilidad.
Ellos son motores de justicia distributiva y por eso grandes inductores de
democracia.
3- Toda democracia cuenta
con un imparcial “padre de todos”. El pendenciero e insultante chavismo, con su
fundador regurgitando odio diario contra los “escuálidos”, significó para la
mayoría del país la angustiante pérdida de un buen referente paterno, de
alguien con poder y encima de todas las partes en quien confiar: un presidente
gentilhombre, un Poder Judicial imparcial. La democracia nueva tendrá que
devolverle al país el padre simbólico a) redescubriendo a Montesquieu, b)
mudándose al sistema presidente/primer ministro, o c) introduciendo en la
Constitución un solemne juramento del electo de ser, so pena de decaer de su
mandato, presidente de todos y enemigo de nadie.
4- Fuerzas Armadas
curadas de pulsiones militaristas. La nueva democracia habrá de estrenar
vigorosas iniciativas para liquidar a plazo el militarismo; 26 presidentes
militares en los dos siglos poscoloniales son demasiadas botas en los jardines
de la civilidad. El militarismo criollo busca eternizarse consolidándose como
casta armada de las clases sociales D y E, cargadas de justos o injustos
resentimientos y por eso sensibles a la arenga populista, anticlase media y
anticivilista. Tocará a la democracia nueva dar un salto atrás y reintroducir
el servicio militar obligatorio, costoso pero eficaz remedio para erradicar el
clasismo militarista de sempiternas pulsiones golpistas, haciendo del cuartel
una escuela de convivialidad interclasista, intercultural e interregional que
perdure y asegure continuidad al civilismo.
5- Sancionar a los
ladrones, o ser por la eternidad una sociedad del robo. Lo sustraído a la
nación durante el régimen chavista parece haber alcanzado dimensiones colosales
(entre 165 millardos y 300 millardos de dólares) generando laxitud y
desmoralización masivas pero insuficientes para acallar el clamor nacional por
castigos ejemplares. Si un robo de ese calado fuere a pasar también esta vez
sin que haya sancionados, habrá que incorporar al escudo patrio, cual mote,
la boutade de Gonzalo Barrios: “Un país donde no hay razones para no
robar”. A los honestos que fundarán la nueva democracia venezolana convendrá
estrenarse con una histórica y no imposible misión: producir un solemne y muy
eficaz escarmiento, un histórico “Nuremberg” nacional que condene a los grandes
y pequeños saqueadores del país e inaugure una larga y redentora era de
“tolerancia cero”.
28-02-16
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