Pompeyo Márquez 16 de abril de 2016
Es
obvio que la bancada oficialista no se tomó la molestia de revisar el proyecto
de Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional, ni siquiera los casos de las 43
muertes porque ninguno de los presos políticos contemplados en la Ley aprobada
en segunda discusión está acusado de homicidio. No paran de mentirle al pueblo
cuando afirman que Leopoldo López está acusado de asesinato, ninguno de los
estudiantes venezolanos detenidos tampoco lo están y el país y la comunidad
democrática internacional conoce los exabruptos jurídicos para condenar a 8
años a dos jóvenes del estado Aragua, Alexander Tirado y Raúl Emilio Baduel, solo
por tener una cruz de madera y un megáfono en la mano, o el caso insólito
contra el Alcalde Ledezma.
No
paran de mentir. No está pensado siquiera amnistiar a ningún narcotraficante, o
estafador inmobiliario, tal como lo expresó en su momento la diputada Adriana
Pichardo, miembro de la Comisión Especial para la Ley de Amnistía.
Maduro
cocina con el TSJ nuevas maniobras para desconocer ésta y otras leyes
debidamente consultadas, debatidas y aprobadas por el ente legislativo, también
intentará levantar patrañas jurídicas contra diputados de la alianza opositora
como parte de un cerco a la Asamblea Nacional, a la que también ha despojado de
todas sus facultades contraloras.
El TSJ
está jugando con fuego. Presumimos que a la mayoría de sus integrantes le
importará un bledo lo que puede suceder sí la mayoría electoral se dispone
hacer respetar sus derechos. Esa mayoría, ha reiterado una y mil veces que lo
peor que le podría suceder a Venezuela serían actos de violencia y un
derramamiento de sangre.
Hay
fuerzas suficientes para impedir que esto suceda, pero alertamos sobre estos
planes suicidas de la mayoría del TSJ, que ha perdido toda credibilidad y
respeto por la forma como viola la Constitución y como colocarse por encima de
todo el país sin importarle lo que pueda suceder.
La
última encuesta de la oficialista Hinterlaces registra que un 58% de los
consultados “quiere la salida constitucional del presidente Maduro”, otras
encuestas lo estiman en un 80%, lo cual sería el primer paso para resolver la
profunda crisis sistémica que padecemos.
Queremos
la paz, la democracia y la libertad… y sobre todo, la unión de todos los
venezolanos, considerando a la minoría oficialista que será tomada en cuenta y
respetados sus derechos mediante un diálogo con un gobierno diferente al de
Maduro.
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