Por Froilán Barrios
El virulento lenguaje
presidencial de llamados a la insurrección popular por temer a perder el poder,
se entrelaza con el discurso del Vicepresidente de descubrir que la escasez y
la inseguridad son inducidas y la intención de mantener la irracional gestión
así conduzca al país a la prehistoria.
Cual Nerón tropical desata
incendios por doquier adjudicando diariamente conspiraciones y golpes de estado
a sus adversarios opositores, demostrando que el método de gobierno aprendido
en los febriles cursillos de la Habana, es la provocación permanente como
cortina de humo, para esconder las verrugas de la estafa política más prominente
de nuestra historia republicana.
En verdad desde el
descubrimiento de aquellos famosos paracachitos de 2003 hasta el presente 2016,
hemos conocido toda una galería de la distracción como estrategia gobernante,
que comprende desde ataques nucleares, guerra asimétrica, decenas de
magnicidios, donde los torpes agentes del imperio en su cobarde huida abandonan
los misiles y todo armamento bélico como prueba de la agresión antipatriota.
En los entretelones de los
laboratorios de la maldad resalta como táctica la emboscada, y el deseo
que algún sector opositor mordiera el anzuelo de la lucha armada y así producir
la versión criolla de Playa Girón, que tanto argumento suministró a la
dictadura casi sexagenaria del Caribe para mantenerse hasta hoy. En el guión
venezolano conllevó al régimen a fabricar su propia guerrilla con
apellido bolivariano y de confrontación permanente con supuestos paras
criollos.
Todo este entramado
orientado para justificar a un proyecto político hasta el 2021 o el 2051,
comienza a derrumbarse por la ineficacia de una gestión que ha derivado en la
hambruna colectiva de un pueblo, quien hubiera preferido gobernantes que
utilizaran su demostrado ingenio tristemente caracterizado por el
resentimiento, la perversión y el saqueo nacional, en el desarrollo de una
economía prospera como lo han logrado mandatarios en otras latitudes en nuestro
continente, demostrado suficientemente en los indicadores socioeconómicos de la
CEPAL.
En lugar del drama que
atraviesa toda la geografía nacional donde observamos pueblos nómadas, quienes
se trasladan a las capitales de estado en busca de alimentos y en medio de la
desesperación ocurren saqueos a establecimientos, asaltos a unidades
transportadoras de alimentos, linchamientos, como muestra de la degradación de
su nivel de vida alcanzada en nuestra sociedad.
Por tanto resulta
irresponsable convocar a confrontaciones armadas a una nación, donde la fuerza
bélica la controla el Estado a través de las FANB, institución por cierto de
profunda extracción popular, característica por cierto poco común en nuestra
región, donde la discriminación priva en los altos mandos de sus ejércitos. El
Desenlace de la crisis que padecemos no será fabricando odios y resentimientos
entre nosotros, ni facilitando la acción hamponil, sino en la existencia
de un gobierno responsable que promueva la identidad nacional.
13-04-16
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