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lunes, 11 de abril de 2016

Nadie dijo que sería fácil


Por Alberto Lovera


Abrirle espacio a una solución constitucional, democrática y electoral a la actual crisis nacional se ha convertido en un camino minado y lleno de obstáculos, pero hay que persistir hasta lograr concretarla. Nadie dijo que sería fácil, y si alguien lo creyó estaba equivocado.

El debilitamiento progresivo y la pérdida de apoyo popular al actual régimen han conducido a los inquilinos del poder a una búsqueda desesperada por atornillarse a casi cualquier precio a sus hilos cada vez más frágiles. Con enorme irresponsabilidad se empeñan en persistir en políticas que han demostrado hasta la saciedad que conducen al fracaso.

Haciendo uso de los recursos de poder que les quedan, que no son pocos aunque debilitados, pretenden que se confunda el norte y los instrumentos de las fuerzas democráticas, pero están lejos de lograrlo.

El Gobierno sigue buscando a quién echarle la culpa de sus fracasos y desvaríos, pero la realidad es inocultable. Bien harían en mirarse al espejo para descubrir el rostro de los responsables. Sus operaciones propagandísticas ya no logran que la gente se confunda. Acumularon tanto poder y tanta discrecionalidad que ya no es posible evadir sus culpas. No son otros, es la cúpula del poder quien nos ha conducido a esta calamitosa situación nacional y ciudadana.

La guerra económica que tanto nombran es la que ellos mismos impulsaron. Destruyeron el aparato productivo nacional, escondieron mientras pudieron la fragilidad de una economía rentista, pero la realidad les explotó en la cara. Ahora se quedaron guindados de la brocha. El mejoramiento pasajero de ciertas variables económicas mostró su fragilidad. La reducción de la pobreza que se produjo no fue sostenible, y ahora nos encontramos en una situación peor que cuando llegó este elenco político. Más pobres en los sectores populares, más empobrecimiento de la clase media. Cifras inocultables que constatamos los ciudadanos en nuestra vida cotidiana llega de penurias.

El cinismo con el cual pretenden ocultar los indicadores de una crisis humanitaria que en la carencia de elementos básicos de alimentación y medicinas no puede ocultar la gravedad de la situación. Requiere de una atención urgente que toda posposición la convierte en aún más delicada.

Frente a la incapacidad gubernamental para acometer una rectificación a fondo, se impone la necesidad de abrirle espacio a una opción que nos permita a los venezolanos un cambio de rumbo. Si el nudo de los problemas tiene componentes de diferente tipo, es en el terreno de la política donde encontraremos el punto de quiebre para la reconstrucción y renovación nacional. De allí la fuerza que ha tomado en todos los sectores la urgencia de un referendo revocatorio.

Que la cúpula del poder intentará por todos los medios evitarlo está fuera de duda. Harán lo imposible para escapar del veredicto popular crecientemente adverso: manipulación desde los poderes donde aún tienen influencia, intimidación a la población para que no se manifieste. Lo que no parecen poder lograr es que la gente se deje arrebatar este instrumento de resolución de la crisis de gobernabilidad. No será fácil, habrá que vencer el empeño de un poder cada vez más deslegitimado de perpetuarse. Hacerlo con empeño y con inteligencia. Haciendo uso de los derechos ciudadanos conquistados, presionar por todos los medios legítimos, convirtiendo este futuro evento electoral en la llave para iniciar un nuevo rumbo. En esperanza y voluntad de cambio.

No será fácil, pero no hay que desmayar ni por un instante para que se exprese la voluntad popular y encontremos una ruta democrática para un desenlace en paz de esta calamidad en la que nos encontramos. Venciendo todos los obstáculos que levantan quienes sólo piensan en los privilegios del poder y cómo perpetuarlos sin importarle las privaciones del pueblo. Vendrán mejores tiempos.


08-04-16




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