Luis Manuel Esculpí 05 de abril de 2016
Han
sumido al país en la más grave crisis que se haya conocido. Eluden
permanentemente su responsabilidad. Siempre es un factor externo a ellos el
causal de la situación. Han demonizando el pasado, desconociendo los logros de
la república civil. Los males que confrontábamos han crecido en forma
exponencial. La inflación, la dramática escasez especialmente en medicinas y
alimentos, la corrupción y la inseguridad han adquirido proporciones nunca
vistas en nuestro país. Su ineptitud e incapacidad para gobernar es manifiesta.
El deterioro de la calidad de vida es creciente. Surgen nuevos y preocupantes
fenómenos como consecuencia del ejercicio de gobierno en estos diez y siete
años. Ahora somos un país de emigrantes. La fuga de cerebros es impresionante.
El éxodo de jóvenes evidencia la incertidumbre sobre el futuro.
En
materia de inseguridad aparecen nuevos delitos. El sicariato, los secuestros
exprés y los Pranes eran inexistentes. Son engendros de este período al igual
que la presencia de armas de guerra en los centros penitenciarios. En el país
hay extensas áreas donde prácticamente no hay presencia del estado, en el norte
del estado Guarico, el sur de Aragua, una cadena de barrios en el municipio
Libertador y la zona del Tuy son ejemplos claros de esta afirmación.
Los
cuerpos policiales ha sido desbordados el hampa está mejor armada y poseen
dominio del terreno en donde ejercen control. Más de veinte planes de seguridad
han demostrado su fracaso. No es casual que en varias de las llamadas
"zonas de paz" sea precisamente donde el estado está ausente. El
discurso gubernamental, las imágenes y valores que trasmiten no están
disociados de los márgenes de violencia, de los síntomas de anomia y
degradación a que ha llegado la sociedad venezolana.
Impactante
la impresión de una docente en una escuela de la carretera vieja de La Guaira,
donde una niña de diez años al representar en un dibujo la profesión que
quisiera ejercer "cuando sea grande", la escolar se imaginó como
"malandra" y se molestó cuando la maestra intentó explicarle que esa
no era una profesión. El dibujo que ha circulado profusamente por las redes
sociales, nos da apenas una idea de la conmoción recibida por la maestra al
recibir la tarea encomendada.
A
menudo oímos la frase "en nuestra barrio, existe un toque de queda no
declarado". En verdad tal situación irregular se ha hecho extensiva a
todas las grandes ciudades, donde la vida nocturna es cosa del pasado.
Si
bien es cierto que en los vilipendiados años de la república civil,
especialmente en los años de la lucha armada , se suspendieron las garantías
políticas y las económicas no estuvieron vigentes durante casi todo ese
periodo; solo cuando los sucesos del llamado "Caracazo" se decretó
por unos días el toque de queda, hace ya veinte y seis años. El ultimo antes de
ese fue en la dictadura de Perez Jimenez, el 21 de enero del 58, cuando la
huelga general convocada por la Junta Patriótica, que junto a la participación
militar provocaría la huida del dictador dos días después.
Es así
que los "toques de queda" declarados por los gobiernos son una figura
olvidada, un recurso del pasado. Lo novedoso es que ahora los Pranes o jefes de
banda declaran e imponen "toque de queda". A principios de febrero en
Maracay " el chino Pedrera" envió un comunicado a los transportistas
y comerciantes prohibiéndole realizar sus labores el día del entierro de su
"Lucero", en la jerga escolta o lugarteniente del Pran. El toque de
queda se cumplió y solo circularon los motorizados y acompañantes del cortejo
fúnebre.
Más
recientemente en la propia capital, en El Cementerio (zona de paz) el jefe de
una de las bandas que allí tiene su "teatro de operaciones": Lucifer
declaró toque de queda de 7pm a 6am. Como se pudo observar en las fotografías
con las calles desoladas, fue rigurosamente acatado, incluso por los cuerpos de
seguridad del estado.
La crisis que confrontamos es global,
trasciende lo político, social y económico, abarca todos los aspectos de la
vida en sociedad. Lo cultural e institucional constituye también esferas
álgidas de ese cuadro. Mientras más dure el intento de imponer un modelo
trasnochado y fracasado en todos los lugares que se ha implantado, más durará
la necesaria e imprescindible recuperación del país en toda su grave y compleja
problemática. De allí nuestra insistencia en la urgencia del cambio político.
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