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viernes, 20 de mayo de 2016

“Caracas ha crecido desde Caldera II 34%,y no se ha construido ni una obra adicional”, por @MackyArenas



Macky Arenas 19 de mayo de 2016

Ha desarrollado una exitosa carrera “en las aguas”. Es ingeniero, apasionado de la ingeniería civil, alumno brillante de verdaderas lumbreras de la ingeniería hidráulica en la UCAB, quienes le enseñaron a utilizar las aguas como un motor del desarrollo para el bienestar humano. De las grandes escuelas: acueductos, riegos y drenajes e hidroelectricidad, decantó por esta última. Apenas sale de la universidad comienza a trabajar con el Ministerio del Ambiente en 1976…hasta que un “accidente” lo apartó de su hoja de ruta. Su aventura lidiando con las aguas, desde la administración pública, nos muestra los esfuerzos de la democracia por abastecer a nuestra complicada capital. Estas son sus reflexiones.


_  ¿Cuál fue el “accidente” que lo desvió de tu propósito original?
_  Yo me encontraba trabajando en el Ministerio del Ambiente, lo que alternaba impartiendo clases en la UCAB. Allí me llamó Germán Uzcátegui Briceño quien era para entonces Presidente del INOS. Me pedía que lo apoyara en el Acueducto Caracas el cual había sufrido un accidente de calidad por causa de la contaminación de las aguas en la planta de La Guairita. Había entrado a la ciudad agua con solventes orgánicos –olor parecido a la acetona- lo cual generó una gran crisis y el director perdió su puesto. Era junio de 1983. Me enamoré de ese trabajo, tan cercano a la gente y a sus necesidades vitales.

_  Esos son temas peliagudos…
_  Muy tormentosos. El Acueducto Caracas tenía una larga tradición de problemas. Habían ocurrido accidentes, incendios, restricciones de agua. En Caracas se decía que había una  maldición de Guaicaipuro y a consecuencia de la cual la ciudad siempre cargaría con problemas de agua. Algo había de cierto pues cuando los fundadores escogieron este lugar para la ciudad era muy bello, un valle maravilloso en medio del trópico, con un clima primaveral… pero tiene que buscar el agua muy lejos. Tan lejos, que en el año 1874, Guzmán tuvo que buscar el agua en Macarao, a 50 kmts de la capital, para proveer el servicio a una pequeña aldea. Aparte de ello, el Acueducto Caracas tenía serios problemas con los trabajadores. El cuadro era terrible. Mi tiempo fue corto pues inmediatamente llegó Lusinchi al gobierno, yo era muy joven, no tenía militancia política y, obviamente, buscó alguien de su confianza para un cargo tan delicado como era garantizar el agua para Caracas.

_  ¿Cuánto dura ese paréntesis en su servicio público?
_  Casi 10 años. Yo me dediqué ese tiempo a ser ingeniero de consulta en el ejercicio privado. En ese lapso, la Cooperación Técnica Alemana GTZ buscaba un experto nacional en hidrología, en medición de ríos. Me uní a ellos y cuando se inicia el gobierno de Carlos Andrés Pérez -1988- , le piden a la GTZ que yo colabore en el proceso de reforma del Estado. Uno de los puntos fundamentales en agenda era liquidar el antiguo INOS y construir las nuevas empresas de servicio público. Trabajo en el proceso de liquidación e intento conseguir operadores internacionales que nos ayuden a manejar el acueducto de la Gran Caracas. Ese proceso falla y en la crisis del año 92 el presidente Pérez, luego de los problemas que generó el golpe del 4F, nombra un grupo de ingenieros que lo ayude a reformar el sector aguas. Él estaba convencido de que una de las causas de la insurrección era el malestar popular por las deficiencias en los servicios públicos. En el caso de Caracas era muy evidente.

_  ¿Participó en ese gobierno?
_  Claro, porque ese grupo, integrado por Efraín Carrera – en ese momento presidente de Edelca-, Andrés Sucre –un ejemplo de la ingeniería-, Alberto Quiroz Corradi, Melchor López –presidente de Facur- y otros, me reclutó. Pérez entiende que tiene problemas y busca a los competentes. La comisión le dice al presidente: “Comencemos por Caracas, que ya será un avance importante”. Se planteó crear una empresa pública con inmunidad, que agrupara a quienes sabíamos del tema, que tuviera una estructura jurídica que le aportara autonomía, libre de restricciones partidistas. Se propusieron convencerme a mí de aceptar dirigirla.

INESTABILIDAD

_  Tenía que dejar GTZ…
_  Así es. Y no era una decisión fácil. Había inestabilidad política, yo estaba bien en esa empresa alemana, me trataban de maravilla, era funcionario internacional alemán apoyando al gobierno venezolano, mi familia estaba de por medio y yo debía asegurarla en momentos de incertidumbre y, además, había planes de que me fuera a la India a continuar carrera en un proyecto que era para mí un reto importante. No conocía ese país que también sufre pobreza y muchas dificultades. Eso me abría un nuevo capítulo. Ya habíamos concluido la reforma de INOS y ni me pasaba por la cabeza volver al sector público. Yo tenía 37 años.

_  ¿Cómo lo resolvió?
_  Me convencieron de que el trabajo en Hidrocapital era relevante para la república, que lo que haríamos allí podía ser trascendente. Había que hacerlo por el país. Todo era  muy complicado y el deterioro de Hidrocapital era dramático. En suma, tenía los mismos vicios que vuelve a tener hoy: clientelismo, corrupción, ineficiencia. La sabiduría popular la llamaba “Hidrocriminal”, con eso te digo todo. En ese laberinto me metí, pero decidir no fue fácil porque daba mucho miedo entrar allí. Como si fuera poco, en ese momento el gobierno tenía una debilidad política importante. De hecho, apenas meses después, el Presidente Pérez saldría del gobierno. Nos costó mucho los primeros días. Cuando te toca un reto de esos, el día antes todo el mundo te ofrece ayuda, te prometen de todo. Pronto te quedas solo y el esfuerzo que debes hacer es muy grande.

_  ¿Qué aspectos le favorecieron?
_  Lograron, hay que decirlo, conformar un marco jurídico de independencia para el organismo lo que me facilitó conformar una junta directiva de lujo. Estuve allí 7 años. Bien blindados: pasamos por el gobierno del Presidente Velázquez, con quien trabajé estupendamente; luego con el Presidente Caldera.

_  ¿Por qué uno tiene tan buen recuerdo de su paso por allí, como una referencia de eficiencia y buena gerencia?
_  Comenzamos a enderezar las cosas, trabajamos muy duro, mucho tiempo. El recuerdo que tienes es el de los últimos años, cuando logramos el objetivo y la pesadilla se había superado. Tomamos una empresa que no era profesional, con serios problemas económicos, que no recaudaba lo que necesitaba. Pero si trabajas en la dirección correcta, con entusiasmo y honestidad, consigues remontar la cuesta.

LOS RECURSOS

_  ¿Cómo fue la etapa Caldera?
_  Le tocó un período muy complicado. Tremendamente complicado. Yo no lo conocía, jamás lo había visto en persona. Me apoyó muchísimo y llegamos a desarrollar una relación personal muy intensa y sin compromisos más allá de hacer las cosas bien hechas.

_  ¿Qué logró durante esa Administración?
_  El éxito en las grandes organizaciones depende de algo medular y es involucrar a la gente. Dirigir una empresa es convertir a las miles de personas que conduces en un equipo que comparta tu sueño, que entiendan que ese sueño es posible, que vale la pena el esfuerzo que se invertirá. Y luego, a través de pequeñas victorias, ir ganado progresivamente el momento para que, al final, no eres tú sino esas miles de personas quienes lograron la meta.

_  ¿Qué llamas hacer las cosas correctas?
_  Que la empresa sea profesional porque si conoces el oficio sabes dónde están los problemas y cuáles son las soluciones.  Hay que conseguir recursos e invertirlos inteligentemente. Hay que mantener a la empresa prevenida para evitar los actos de corrupción y administrar de manera transparente.

_ De todas maneras, no debe haber sido fácil en esa empresa, que se consideraba una “pesadilla” para cualquier gobierno…
_  El Presidente Caldera lo sabía y recordaba de su primer gobierno el cúmulo de problemas que tenía con el agua para Caracas. También el Presidente Pérez, quien sabía que la génesis de los desórdenes conocidos como “el caracazo” –febrero 1989-  no había sido el aumento del pasaje: los ánimos estaban caldeados pues ¡tenían un mes sin agua! El aumento del pasaje fue la mecha que se lanzó al polvorín. Cuando haces las cosas bien y, de manera callada, vas resolviendo problemas y comienzas a tener buenas noticias.

_  ¿Cuándo hubo buenas noticias?
_  Recuerdo que tuve que hablar con el Presidente Caldera en 1994 y le informé que tendríamos un año difícil pues los embalses no se habían recuperado totalmente. Le dije que tendríamos que hacer restricciones en el servicio para que no llegaran a ser graves las fallas. Me dijo: “Usted no puede hacer eso si no da una buena noticia”. Eso hice: dije que terminaríamos Taguaza y la conectaríamos. Eran 12 kmts de tubería de 3 metros. Una labor considerable. Y lo hicimos. Eso le dio a Caracas 10 años de tranquilidad. Fue el regalo que el Presidente quería para Caracas antes de terminar su período. Para él tenía un valor casi taumatúrgico. Tan importante era que cuando yo vuelvo a Miraflores –fui a Palacio en 7 años apenas 10 veces- Caldera me dijo: “Vuelva cuando pueda decirme cuál es el regalo que le daré a Caracas”. Al mes regresé y le dije: “Terminaremos Taguaza y le garantizo que será antes de que finalice su gobierno”. Su alegría al oír eso fue increíble.

_ ¿Se cumplió?
_  Por supuesto. Un día me dijo: “Vamos juntos, sin que nadie se entere, a ver las obras”. Pensé que eso podía causarme problemas con el ministro y él me tranquilizó: “Si tú no lo cuentas, yo tampoco”. Y así lo hicimos. Lo puedo sacar a relucir ahora porque ni el ministro –que era Roberto Pérez Lecuna- ni el Presidente Caldera están vivos. Ambos se estarán riendo Arriba… 

_  Ahora volvimos al calvario del agua…
_  Caracas ha crecido desde Caldera II 34% y no se ha construido ni una obra adicional. La siguiente está clarísima: se llama el embalse de Cuira. Está en el programa desde los años 70. Hay que recordar: el embalse de Taguaza lo hacemos cuando el barril de petróleo estaba a $10 y llegó a bajar hasta a $8. El Presidente no podía ayudar mucho con los recursos fiscales de que disponía el Estado. Desde el gobierno interino de Velázquez, Hidrocapital había venido ajustando sus tarifas gradualmente y al final, durante el último gobierno del Presidente Caldera, recaudábamos $300 millones, el equivalente en bolívares. Nos manejábamos de una manera  muy austera y los recursos rendían. Pagamos a los contratistas, cubrimos todo.

_  Quiere decir, que si no robas, los reales alcanzan…elemental, ¿no?
_  Creer en la gente es fundamental. Aprendimos algo de los acueductos latinoamericanos: si das un buen servicio el usuario está dispuesto a pagar su costo. Y si lo haces bien y eres eficiente, el costo no tiene que ser elevado. Al final, Hidrocapital no solo tenía recursos para terminar la obra, sino que la pusimos a funcionar en el año 98. El Presidente fue en octubre a inaugurarla. Esa es la tranquilidad que tuvo Chávez durante sus primeros años de gobierno y gran parte de la “pompa” que se dio la señora Jacqueline Farías al frente de Hidrocapital porque, claro, ¡con el mandado hecho es muy fácil!

_  El mandado lo deshicieron. Es claro para los caraqueños que no han sido capaces de mantener lo que recibieron…
_  Puedo decirte que renovamos los equipos electromecánicos, rehabilitamos el sistema, teníamos obras nuevas que reforzaron los logros, el sistema de Caracas tiene 500mv y lo superamos, agregamos motores nuevos, bombas rehabilitadas, teníamos todo un sistema bien mantenido, plantas de tratamiento en condiciones. Eso nos dio una gran tranquilidad. Mira: hay sequía en muchos países y en este momento ninguna ciudad está pasando las penurias de Caracas. Lo que pasa es que hay algo clave: el presidente de Hidrocapital no puede ser un agente político. No debe recolectar votos sino agua.-

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