Carlos Ñáñez 22 de septiembre de 2021
@carlosnanezr
“Acallar sobre las cuestiones
sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el
adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación
afines»
Joseph
Goebbels
Un
signo común de los regímenes fascistas es su connatural inclinación hacia la
gansterilidad y la búsqueda de un enemigo externo que los exculpe de toda
responsabilidad, una suerte de receptor tácito de todos los problemas y
extravíos que se derivan del abandono de la política en su faz
arquitectónica, una que se relaciona con la garantía de la palabra empeñada y
consiga hacer valer las virtudes para el ejercicio ciudadano, en pocas palabras
una faz que incorpore la usabilidad de la política, al abandonar el ejercicio
del poder, de la faz arquitectónica de la política y asumir sólo su postura agonal
se vive de la confrontación únicamente y se le escinde al ejercicio de lo
político su carácter humano
En
estos largos y horridos veintitrés años hemos visto el desarrollo de una
narrativa alterna, de una lengua paralela desde el poder, una herramienta discursiva
que justifica, apoya, sustenta y argumenta de manera falaz, elemental y
superflua la causabilidad que un buen ejercicio del lenguaje hubiera procurado
mantener y perpetuar a los fines y medios de no dejar a la deriva a la razón, y
con ella, la capacidad colectiva de insuflar en la sociedad posibilidades
ciertas de progresividad
Nuestro
país atraviesa la peor crisis de toda la región en sesenta años, el conflicto
multifactorial al cual nos enfrentamos supera y en mucho a la guerra federal,
esa sangrienta y bárbara contienda, que aún se repite como advertencia en cada
acto solemne de esta ex república, a los fines de evitar repetirla; el
venezolano del siglo XXI jamás ingresó al nuevo milenio, por el contrario, se
quedó atrapado en los lodos del caudillismo, en los polvos de la larga noche de
los caudillos, y justo en esos tiempos en donde Cronos parece escaparse de sus
obligaciones, nuestra sociedad queda sumida en un estado de parálisis solo
comparable con un estado comatoso del alma y de la voluntad
Así,
desposeídos de lenguaje, colonizados de falacias y escuchando la lengua única
desde las fauces del lobo, hemos aceptado de manera nimia, laxa y hasta inocua
la idea de un enemigo externo, de una heteronomía responsable de nuestras
tragedias cotidianas, esta aceptación tiene dos vertientes: una, la de aquellos
que aun rechazando las excusas del opresor las hacen potables y hasta
chistosas, sin advertir que al hacerlas cosa baladí se les válida, y los otros
pseudo hablantes, quienes sencillamente aceptan las excusas oníricas de una
hegemonía que secuestro el poder para mentir y corromper la narrativa
Venezuela
vive la expansión malsana de lo agonalmente político en todos los ámbitos de la
vida, y de acuerdo a la tesis arendtiana, cuando la política se expande hacia
todos los ámbitos de la vida cotidiana se produce esa desviación hacia un poder
total; nos hacemos invisibles para el proceso de coaptación de la libertad
elemental y hasta se nos prohíbe pensar
Entramos
en una suerte de bifurcación perversa entre la distopía totalitaria de
Orwell y la distopía lúdica de Huxley, discurrimos entre un mundo de sospechas
a lo Juan Nuño y un mundo de frivolidades y laxitudes donde todo es aceptable,
un mundo de chistes y mofas pleno en deconstrucciones de la verdad, en una
perpetua crisis del paradigma moderno de la verdad; validar un juicio como
cierto es técnicamente imposible en una sociedad extraviada, en una sociedad
confundida, vapuleada y en buena parte extraviada moralmente, una muchedumbre
que no entiende los logos de la gansterilidad.
En
Venezuela, de acuerdo a la lengua paralela, no hay hiperinflación sino un
ataque contra la soberanía monetaria, una guerra contra el bolívar. La
respuesta en lugar de acudir a lo que establece la ciencia económica, es reducida
y acotada a establecer un Estado mayor para la guerra económica y desde
luego, apelar a la tesis de los estados continuos de excepción a guisa de
Carl Schmitt del trópico, la tiranía hace acotado al lenguaje, lo desprovee de
su significación y le imprime un carácter absolutamente pobre y cuartelero, la
militarización en las formas del discurso, solo órdenes y obediencia
Para
la hegemonía plagiaria del Estado, todos los empresarios y comerciantes han de
entrar en el catre de Procusto y ser obedientes y consecuentes, de lo contrario
la posibilidad de la confiscación, acusaciones de traidores a la patria y
colaboradores de la guerra económica es una constante inmanente a la conducta
de la gansterilidad, todos somos sospechosos, hemos sido reducidos a vivir en
la escuela de la sospecha, la idea de la vigilancia perpetua es una realidad,
el gran hermano a través de los ojos de Chávez, nos vigila constantemente, es
ubicuo en maldades y perversiones y nosotros somos sus rehenes
Retomando
la causabilidad de esta cadena de infortunios, la realidad incontrovertible de
la imposibilidad de realizar tareas cotidianas subyace en la gravísima crisis
económica que padecemos, pues la calidad de nuestro sistema político se ha
pervertido en el mismo tenor que el sistema económico, no hay ninguna manera de
que ocurra algo distinto, luego con un gobierno que solo se ha encargado de la
faz agonal de la política, abandonando las virtudes para el ejercicio del poder
desde la faz arquitectónica, no es de extrañar que se desarrolle en el país un
colapso global de todos los servicios ofrecidos por un gobierno que se ha
enfocado en hendirle los colmillos al erario público y producir este abandono
del bienestar
Las
constantes fallas en el suministro eléctrico del país ocurridas desde 2008 y
agravadas en 2019, con un apagón nacional de cuatro días en 2019, han
normalizado la narrativa del sabotaje del enemigo externo, la hilarante excusa
de un pulso electromagnético que interrumpió la generación eléctrica desde
Gurí, hasta el desaguisado de un disparo perpetrado por un francotirador
causante de otro apagón nacional; la tesis de los ataques al sistema eléctrico
siempre han estado en boga y se instrumentaliza al mejor estilo del fascismo,
lo propio ocurre con el suministro de agua potable, aun la imagen de los
habitantes de Caracas recolectando aguas contaminadas del escatológico rio
Guaire, es una laceración a la racionalidad
Las
fallas horridas de conectividad que hacen inviable la comunicación elemental,
la concreción de un servicio aceptable de educación a distancia en la pandemia
y hasta la denuncia de un ataque bacteriológico desde la vecina Colombia,
demuestran el arsenal inagotable de mentiras y neolengua del régimen, esta
misma hegemonía prometió en 2018 que la moneda estaría atada al Petro y con
ella los salarios, para luego dejar en orfandad al bolívar expoliado en ocho
ceros y destruir el salario como motivador del trabajo, para sustituir a la
compensación por formas de neo esclavitud, es decir, por el trueque del trabajo
por especies alimentarias, una verdadera expoliación de la productividad
laboral
Destruyeron
a la moneda, propiciaron un marco de sustitución del bolívar por el dólar y
generaron esta incompatible desigualdad económica con cualquier vestigio de
ideología socialista y colectivista, así la supuesta válvula de escape de
la dolarización acudiendo a los logos de un Maduro entrevistado por Ignacio
Ramonet, un nostálgico de la izquierda, es una escotilla hacia la desigualdad
social, la ruptura de la isonomia y de la igualdad, que pone en riesgo a la
idea ya casi difusa de la democracia, es más, causa un déficit en sí misma,
aunque alguna parte de la administración privada remunere en dólares a su
fuerza laboral este hecho no gotea hacia el resto de la sociedad, pues no
existe la creación de valor agregado, por el contrario, todo se importa a un
tipo de cambio sobrevalorado y se generan distorsiones únicas en este escombro
ruinoso de la economía nacional, que ya no requiere de analistas sino de
compiladores del horror
A una
semana escasa de la entrada en vigencia de un supuesto bolívar digital, que no
es otra cosa que el aggiornamento de una nueva reconversión que le suprime seis
ceros a una moneda destruida y hecha tóxica luego de más de 46 meses de
hiperinflación, y una perdida consolidada de 76% del aparato productivo, un
nuevo record de la revolución, entra en concurso en este teatro absurdo de la
crueldad artaudiana un elemento que a todas luces le agrega mayor incertidumbre
a esta angustia colectiva de la sospecha, la vigilancia y el horror del
holocausto chavomadurista y que se evidencia en una falla de sistema del
principal banco del país, el banco más importante de nuestra muy golpeada
industria bancaria, haciendo una exegesis histórica, el Banco de Venezuela S.A.
es una institución que le fue expropiada al segundo consorcio bancario más grande
de España el Grupo Santander, durante los años de las nacionalizaciones
forzadas. Para Hugo Chávez constituía un oxímoron insoportable que el banco con
el nombre del país del cual él se sentía propietario fuese propiedad de un
consorcio español, así fue como el Banco de Venezuela es adquirido por el
gobierno y nacionalizado
En
este banco se centralizan las nóminas de todo el sector público, toda la
plataforma Patria que concentra el 50% del gasto público consolidado, es el
principal receptor de los títulos valor emitidos por el Estado, de acuerdo al
Sistema Automatizado de Información Financiera, el Banco de Venezuela ostenta
una participación en el mercado de 20,61%, lo cual se traduce en una cartera de
créditos de 247,45 billones de bolívares y una cantidad de cuentahabientes
cercana a los 14 millones de personas, con el agravante de ser además el primer
banco en inversiones en títulos, valorados en 13,7 billones de
bolívares, todo lo cual supone un cuadro sumamente delicado para la salud de la
industria bancaria nacional. Desde el miércoles pasado el banco comenzó a
presentar fallas, las cuales fueron atribuidas a los procesos de reconversión
monetaria, luego a un supuesto estallido de un transformador en su sede
principal, todo este proceso se desarrollaba al unísono de un espectáculo
artaudiano de desesperación por la subsistencia diaria de aquellos venezolanos
quienes adolecen de acceso a las divisas, esto es una demostración empírica
para muchos atolondrados, quienes advierten recuperación en una dolarización
fáctica, violenta y asimétrica que embrida desigualdad
De un
frio comunicado emitido por las líquidas redes sociales, en el cual el Banco de
Venezuela manifestaba que estaba trabajando para recuperar el sistema, a una
denuncia formal emitida por la vicepresidente para el área económica, que le
adjudicaba la responsabilidad del desastre bancario a un ataque cibernético, un
hackeo a la base de datos del primer banco del país. Así sin ambages
reconocía la vulnerabilidad de la seguridad informática de toda la industria
bancaria nacional, me imagino que nadie le explicaría a esta alta funcionaria
del régimen lo delicado que es tratar asuntos que competan a la salud,
solvencia, liquidez y operatividad de los bancos, pues se afecta el principal
activo de los mismos, la confianza y la credibilidad, razones estas que aunque
lógicas son baladí si la idea es sostenerse en el poder a toda costa
Finalmente,
el argumento del enemigo externo y omnisciente aún está con vida, y
gozará de salud mientras nos tenga secuestrada esta hegemonía perversa que le
hace oda a la kakistocracia, con propensiones hacia la gansterilidad y el
empleo inmoral de una neolengua que deconstruye al paradigma de la verdad y
endilga toda suerte de audacias inverosímiles a la heteronomía y la
externalidad negativa, uno como aún pensante se pregunta: ¿Cómo un banco del
tamaño del Banco de Venezuela no tiene un servidor auxiliar o acceso a una nube
de almacenamiento de datos? la respuesta estriba en el simple exceso de demanda
a los sistemas, aunado a la falta de mantenimiento y a la diáspora del personal
calificado, el responsable no se encuentra fuera de los ámbitos de acción de la
capacidad de la tiranía, sino en la caverna que ellos mismos han tallado en la
roca de nuestra dignidad y en la cual se encuentra solo Maduro y su camarilla,
a guisa de Polifemo, el terrible cíclope que engañado y cegado por Odiseo,
gritaba “Nadie me ha matado”, “Nadie me ha cegado”. Así estos dicen que hay
terroristas, conspiradores, saboteadores de este proceso hermoso de holodomor
tropical, que cada vez se torna más cruel y se hace más potable para un orbe
cómplice e hipnotizado frente al avance de la crueldad
“Cargar sobre el adversario
los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. «Si no
puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan».
Joseph
Goebbels
Carlos
Ñáñez
@carlosnanezr
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico