Paulina Gamus 26 de septiembre de 2021
Nobleza, dignidad, constancia y cierto risueño coraje. Todo
lo que constituye la grandeza sigue siendo esencialmente lo mismo a través de
los siglos».
Hannah Arendt
Hay
una tendencia casi universal a creer que todo tiempo pasado fue mejor. En el
caso de Venezuela más que tendencia o nostalgia, es casi un dogma. Tan
acentuado es ese sentimiento que nunca antes como ahora se han puesto de moda
líderes con décadas enterrados como es el caso de Rómulo Betancourt. Sus
mayores detractores de antaño son quienes lo han reivindicado y elevado a los
altares de la santidad política. En el ámbito mundial hay una gran añoranza por
Winston Churchill como si fuera posible resucitarlo. Lamentablemente esos
líderes no volverán como no volverá la época que los vio nacer, crecer y
desarrollarse. Con los nuevos liderazgos habría que decir como los españoles:
“esto es lo que hay”. Caramba, pero que horror con mucho de lo que hay.
Esta
última semana ha dado lugar a creer que algunos de quienes están al frente del
gobierno de sus países, tienen unos tornillos mal ajustados o han perdido toda
vergüenza y respeto por quienes fueron sus electores y por el resto del mundo.
Entre estos últimos debemos destacar al ya generalmente reconocido como
dictador, Nicolás Maduro y a su alter ego, Jorge Rodríguez .
Confieso
que me ha costado un esfuerzo que casi me produce el agotamiento mental que
ahora se conoce como “burn-out”, tratar de entender el caso de Alex Saab. Mi
capacidad de asombro no es suficiente para analizar y memorizar todas las
conexiones turbias, tramas, trapacerías, complicidades y generación mafiosa de
miles de millones de dólares de este colombo-venezolano huésped incómodo de
Cabo Verde. Pausa para expresar admiración por los periodistas de Armando Info:
Roberto Deniz, Joseph Poliszuk, Alfredo Meza y Ewald Scharfenberg hoy
perseguidos y obligados a exiliarse del país, por haber revelado la trama de
corrupción alrededor de Alex Saab.
Con la
mayor desfachatez el psiquiatra del régimen ha pedido la incorporación del
delincuente Alex Saab –solicitado por la justicia estadounidense y a punto de
ser extraditado a ese país– a la delegación oficialista en la mesa de
negociación de México. Gobernantes que podríamos llamar normales se esforzarían
por ocultar sus vínculos con alguien de esa calaña. Estos de aquí actúan sin
caretas o disimulo. Se les va la vida en impedir que su socio llegue a los
Estados Unidos y comience a negociar su sentencia con delaciones.
Pero
este de Venezuela no es el único caso de descaro y burla al resto del mundo.
Nayib Bukele, el presidente de El Salvador quien recientemente obtuvo el 56% de
los votos en las elecciones legislativas y prácticamente aplastó a la
oposición, ha decidido violar abiertamente la Constitución de su país. Ante las
primeras manifestaciones de repudio a su deriva autoritaria, cambió su
biografía en Twitter y escribió: “Dictador de El Salvador”. Y sustituyó su
fotografía por la del protagonista de la película de Hollywood, del mismo
título.
Del
singular presidente peruano Pedro Castillo no es necesario agregar algo a lo
que es público notorio. Su atuendo en la reciente conferencia del Celac, en
México, y su discurso ininteligible, hablan por sí solos. Y si es el mexicano
AMLO, cada día ofrece nuevas muestras de su mezcla de estupidez con descalabro
psíquico.
La
tapa del frasco es el pleito a cuchillo entre Alberto Fernández presidente
tutorado de Argentina y la ex tutora, vicepresidenta Cristina Fernández de
Kirchner. Como en aquella laureada película “Kramer vs Kramer,” pero sin
laureles, esta tragicomedia es Fernández vs Fernández. Esa confrontación que es
realmente dramática para la Argentina sumida en una de sus crónicas crisis,
provoca situaciones ridículas como la ocurrida con el ex canciller Felipe Solá.
Según el diario El Cronista: ”Felipe Solá ofendido: se bajó de
la cumbre de la Celac cuando se enteró que no iba a ser más ministro. El
saliente canciller argentino, Felipe Solá, se encontraba en viaje hacia México
para apuntalar la presidencia de la Argentina del organismo para el 2022 cuando
recibió una llamada de Santiago Cafiero, su reemplazante, quién le anunció su
desplazamiento del cargo.”
Según
las malas lenguas que por lo general son las mejores, Alberto Fernández
ignoraba que Solá había viajado a México. Quizá ignoraba también que a la
Argentina le correspondía la presidencia pro tempore del Celac, cargo que ahora
continuará ejerciendo México.
“La
locura está de moda” fue el título en español de “Bananas”, una de las primeras
películas de Woody Allen (1971). Esa película hace mofa de América Latina y de
su afición por las dictaduras. Como si nuestra historia fuera absolutamente
circular, estamos otra vez en modo “Bananas”.
Paulina
Gamus
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