Luís Ugalde, SJ 17 de septiembre de 2021
La
gran mayoría de los venezolanos quisiera tener esperanza de librarse de esta
tragedia nacional, pero lamentablemente no ve salidas creíbles ni en el régimen
ni en la oposición.
Las
promesas “revolucionarias” de hace 22 años pronto se volvieron cenizas arrasadas
por el saqueo y la corrupción inaudita: muchos años antes de las “sanciones”
norteamericanas centenares de miles de millones de dólares fueron robados y
malversados por la “revolución”, las empresas básicas despojadas y arruinadas,
la producción nacional reducida a la cuarta parte, el bolívar convertido en
papel despreciable, el trabajo con ingresos de miseria y la Constitución y los
Derechos Humanos sistemáticamente violados. Por eso, casi 6 millones de
venezolanos han abandonado este barco con riesgo de ahogarse en las aguas
procelosas de la migración. En todas partes se escucha el lamento por la
desgracia y ruinas como en Ciudad Guayana que solo provocan lágrimas e
indignación. Esta descomposición no puede ser ocultada por la cínica propaganda
del régimen, ni por su represión armada, ni echándole la culpa al “imperio”.
Con la
sonora derrota electoral de Diciembre de 2015 el régimen se asustó, decidió
cerrarse a toda elección libre y justa, e impuso el “gendarme necesario” de una
constituyente supraconstitucional para eliminar todo resultado electoral y toda
decisión que no le conviniera.
Renacer
de la sociedad civil.
No
basta criticar a los políticos y decir que no nos sentimos representados por
ellos; es imprescindible una nueva conciencia republicana con responsabilidad
pública de cada uno con sentido del pacto social para el bien común de todos.
Grave sería pasar de los perseguidos, inhabilitados y presos de hoy a la misma
receta mañana para los actuales perseguidores. Es necesario crear una sociedad
única, plural y con iguales derechos para todos y con todas las capacidades
productivas activadas para salir de la pobreza.
Así
mismo hay que crear nuevas bases económicas con creciente productividad, pues
la abundancia de la renta petrolera estatal, que brotó hace un siglo, está en
ruinas.
Negociación,
Elección y Esperanza creíble. No es cierto que nos falta conciencia de la
tragedia nacional, sino una esperanza creíble como fuerza para cambiar. Debajo
de las aparentemente apagadas cenizas, hay mucha energía y fuego que solo
resurgirán con el soplo de una esperanza que los vuelva a encender; soplo de
vida que ya no tiene el régimen y tampoco lo demuestran los líderes
democráticos. ¿Cómo transformar en esperanza creíble lo que no parece sino cenizas,
desengaño y resignación?
Tenemos
dos retos delante: las elecciones regionales de Noviembre organizadas por la
dictadura con todo tipo de ventajismos para fortalecerse y perpetuarse en el
Poder y una muy dura y difícil negociación en México entre la dictadura y la
Plataforma Unitaria con acompañamiento internacional. Obviamente la dictadura
va a ellas para salir vencedora y lograr que le quiten las “sanciones” que la
tienen ahogada. Es lo que hay y no basta repudiar esta realidad, hay que
transformarla y para ello hay que asumirla y cambiarla.
Las
elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas son un derecho
violado y cuentan con el apoyo internacional de más de un centenar de
democracias muy decisivas y significativas. El malestar nacional, incluso de
millones que fueron chavistas de buena fe, lo invade todo. Por eso nos
preguntamos ¿Qué podemos hacer para salir de la votación de Noviembre con la
esperanza creíble incrementada con el despertar de la ciudadanía en todos los
niveles y los demócratas más movilizados, organizados, unidos y convencidos de
que podemos librarnos de este régimen claramente enemigo de la sociedad
venezolana y de sus esperanzas?
Desde
ahora tenemos que empezar a prender la esperanza creíble con el soplo de la
unidad con hechos y ejemplos visibles, como el que ha dado Roberto Patiño al
declinar sus mejores posibilidades de ser buen candidato a favor de otro,
acordado en unidad. Y también manifestar nuestra indignación frente a actitudes
divisionistas escandalosas en algunos que se dicen demócratas. Es necesaria la
Unión y Acuerdo de Salvación Nacional, incluso entre quienes difieren entre ir
a votar o abstenerse. El 21 de Noviembre será una buena oportunidad para
celebrar algunos triunfos, castigar al régimen, poner al descubierto sus
atropellos dictatoriales y también a los partidos y figuras opositoras que
bloquean y se oponen a la unidad necesaria; convertir esa votación en un paso
para urgir el cambio con elecciones presidenciales (que se nos deben) y
parlamentarias libres y justas e inmediato cambio de modelo económico y
concreción de la imprescindible ayuda internacional para la emergencia
humanitaria y la reconstrucción económica social. Al mismo tiempo ver que es
imprescindible lograr negociaciones serias que cambien sanciones (salvo delitos
que no prescriben) por fomento de inversiones, Derechos Humanos y recuperar el
pacto social para el bien común de todos.
Solo
sumando fuerzas hoy enemigas y logrando decisiva solidaridad y apoyos
internacionales (más allá de las sanciones económicas) los venezolanos seremos
capaces de reconstruir el país y restablecer los Derechos Humanos y principios
democráticos hoy tan violados.
Luís
Ugalde, SJ
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico