Trino Márquez 16 de septiembre de 2021
@trinomarquezc
Se
trata, esa, de una petición inaudita porque resulta imposible de satisfacer
para las partes que intervienen en la operación. Para Noruega es inaceptable
admitir en una mesa que ellos coordinan, la presencia de un señor acusado de
lavado de dinero, que ha pasado por todas las instancias judiciales –entre
ellas la Sala Constitucional- a lo largo de más de un año que ha durado el
proceso que podría conducir a su extradición a Estados Unidos. En cada una de
ellas el Poder Judicial de forma autónoma ha ratificado que existen suficientes
indicios para mantenerlo detenido y deportarlo. Esto, a pesar de la fortuna que
ese, hasta hace poco tiempo, modesto y quebrado empresario colombiano, ha
gastado en los cuatro bufetes que lo defienden. Uno de ellos, el dirigido por
el exjuez Baltasar Garzón, quien ha demostrado que no puede ver un euro cerca
porque se le lanza con ferocidad caníbal.
La
oposición tampoco puede hacer nada eficaz en ese terreno. Haría el ridículo si
pidiese la liberación de Saab y, por añadidura, contravendría sus propios
principios republicanos. El comunicado de la Plataforma Unitaria lo señala con
claridad: se trata de un “proceso judicial entre dos países con separación de
poderes y democracia, cuyos órganos jurisdiccionales siguen un proceso de
extradición.” Allí no hay que entrometerse.
Lo que
para una nación como Noruega y para la oposición democrática constituyen
barreras infranqueables, para Maduro y su gente son refinamientos burgueses.
Pretenden relacionarse con el Poder Judicial de ese pequeño país que es Cabo
Verde, como si se tratase de Maikel Moreno y los demás amanuenses que tienen
colocados en el TSJ.
El
punto crítico de la impudicia gubernamental reside en que si insiste en exigir
la presencia de Saab en la ronda de negociaciones, podría dinamitar ese
esfuerzo. Existe un antecedente cercano y similar que permite mantener un
optimismo razonable frente al requerimiento de Maduro. Como también lo recoge
el documento de la Plataforma Unitaria, en 2012, en medio de las negociaciones
entre el gobierno de Colombia y las FARC, estas trataron de incorporar a la
delegación que negociaba la paz, al guerrillero Juvenal Ovidio Ricardo Palmera
Pineda, alias ‘Simón Trinidad’, quien se encontraba preso en Estados Unidos. El
propósito era obtener su liberación. La demanda no fue aceptada. ‘Simón
Trinidad’ nunca se unió al grupo. Sin embargo, esa negativa no fue óbice para
que las conversaciones se desarrollaran y concluyeran en la firma de los
acuerdos de paz algunos años más tarde.
Habrá
que esperar a ver cómo Maduro asume el fracaso de su artimaña. Si la
provocación fue montada con la explícita intención de acabar con las
negociaciones de México y asumir sin frenos el camino autocrático de su colega
Daniel Ortega, el nuevo ensayo habrá encallado. El país se hallara frente a una
nueva frustración. Las elecciones de noviembre se realzarán en medio de una
atmósfera signada por el escepticismo y la desconfianza. Las posibilidades de
convocar el referendo revocatorio el año próximo se habrán esfumado, y la
situación global de Venezuela se hará aún más sombría porque las sanciones
contra el régimen serán implacables. A los imperios no les agrada que se burlen
de ellos, aunque sean imperios blandos como es Estados Unidos desde hace algún
tiempo.
Por el
contrario, si entiende que los éxitos y los fracasos forman parte de la eterna
lucha por el poder, la ronda de México continuará y el clima de cierta
distención que ha prevalecido durante los meses recientes, se mantendrá. Sería
interesante conocer la opinión de los sectores más moderados del régimen,
siempre paralizados por el miedo que le tienen a la cúpula que controla el
mando.
La
Plataforma Unitaria hasta ahora ha mantenido una postura ecuánime. Publicó un
sobrio y firme comunicado en el cual “ratifica a los venezolanos y a los países
acompañantes su compromiso de avanzar en la agenda de negociación para procurar
soluciones al país… No nos vamos a distraer de nuestra agenda central del
proceso en México: los venezolanos necesitamos un Acuerdo Integral que nos
regrese la democracia y la posibilidad de salir de la inmensa crisis social,
económica y política que nos afecta a todos.”
Así
hablan los dirigentes políticos que piensan primero en Venezuela.
Trino Márquez
@trinomarquezc
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