Por Marco Negrón
Después de 20 años de
abandono y otros 20 de demolición la pregunta es inevitable: ¿es posible
recuperar Caracas? Y en todo caso, ¿cuál es el tamaño de la tarea pendiente
después de esos 40 años de retardo?
Lo que hay que hacer se sabe
(o al menos se supone) porque durante años no sólo se ha venido discutiendo
entre los especialistas y en la academia: también la ciudadanía organizada, a
través de distintos canales, ha manifestado sus necesidades y aspiraciones;
queda, no obstante, la interrogante acerca de los políticos, inquietante porque
al final son ellos quienes toman las decisiones. El libro Santiago de León de
Caracas 1567-2030, de 2004, es un interesante muestrario de las ideas y
proyectos que entonces se barajaban para su futuro. Pero no sólo han pasado 15
años en los que la crisis ha alcanzado dimensiones apocalípticas, sino que,
además, también en él se obvió indagar la opinión de los actores
políticos.
La primera prioridad es, sin
duda, la reconversión y plena integración urbana de los barrios informales,
donde, en condiciones de desigualdad inaceptable, habita la mitad de la
población.
Como se ha insistido en esta
columna, ello, además de razones de evidente justicia social y fortalecimiento
de la base social, económica y cultural de la ciudad, responde a una apremiante
necesidad de seguridad frente a los riesgos sísmicos y geológicos.
Una segunda tiene que ver
con los servicios públicos. Aunque todavía insuficientes, los avances
realizados durante el siglo XX colocaban a Caracas en un lugar privilegiado
entre sus pares, pero bastará recordar los cuatro apagones masivos ocurridos
desde marzo hasta hoy para calibrar la magnitud de la caída.
En cuanto al equipamiento
nos movemos entre el grave deterioro de lo existente y la insatisfacción de la
nueva demanda.
Pero si, por su escala y
complejidad, la obra material pendiente es un enorme reto, todavía más lo es la
inmaterial, la que se relaciona con las variables culturales e institucionales:
con el sentido de ciudadanía. Y aquí el desafío no sólo es todavía mayor, sino
que condiciona el éxito de la primera.
Más allá de los planes
físicos y de los indispensables recursos económicos, un programa de rescate de
la magnitud que hoy demanda Caracas requiere, antes que nada, de un proyecto
común, una visión compartida de la ciudad a la que se aspira, que comprometa al
gobierno nacional y las autoridades locales, a la academia, los gremios
profesionales y empresariales y a la ciudadanía organizada: un Pacto por la
Caracas Futura que entienda el rol que le corresponde jugar en el rescate de la
nación, guiado por un compromiso político y cultural de largo aliento que dé
sustento a los planes y a la obra física, centrado en la idea de rescatar la
capitalidad y convertirla en un referente en la región, capaz de competir sin
complejos con Bogotá, Miami y Panamá, sus pares que se han afirmado durante los
40 años de su decadencia.
Todo lo cual no puede sino
fundarse sobre una extendida y fuerte identidad caraqueña, sobre el orgullo de
una condición de ciudadanía capaz de sobreponerse a ese auténtico deslave
histórico y reconstruir su destino sobre la solidaridad y el respeto mutuo.
Para lograrlo será necesario
construir una auténtica autoridad metropolitana, que incluya Vargas además de
los cinco municipios tradicionalmente reconocidos. No hay una receta prêt-à-
porter para ello, pero sí es necesario articular un modelo que, a diferencia
del adefesio gestado por la Constituyente de 1999, cuente con un mandato claro
y las competencias necesarias para dirigir su desarrollo durante los próximos
30 años, garantizando su continuidad sin violentar la irrenunciable
alternabilidad democrática.
Un desafío nada fácil de
atender, pero imposible de eludir en un período donde la escasez de recursos
deberá ser sustituida por la creatividad, la solvencia técnica, la cooperación
y la solidaridad y en el cual jugarán un rol esencial las alianzas
público-privadas.
¿Estarán interesados los
tomadores de decisiones los políticos- en un debate como ese o nos volveremos a
cocinar en nuestra propia salsa?
06-08-19
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