Por Golcar, 08/04/2013
Veía a Gledys Ibarra en el acto de
artistas con Capriles y el mismo nudo en la garganta que se le hizo a todos los
venezolanos que la vieron, se me hizo a mí. El mismo nudo que, a ratos,
acusaban el quiebre de la voz de la hermosa actriz y sus aquosos ojos verdes.
Verde esperanza y verde picardía y buen humor. Ese buen humor que no perdió y
cuya chispa brillaba en sus paraparas verdes, aún en los momentos más emotivos
de su intervención, cuando tenía a toda Venezuela moqueando y pasando mensajes
de texto, tweets, actualizando estados de Facebook y lanzando pines y whasapps
que dejaban en evidencia que hasta los corazones más duros del país se
conmovieron con la negrita.
Es que Gledys es como la vemos en esta imagen hurtada del muro de
Facebook de Mateo Manaure. Ella encarna a la mujer venezolana echada pa´lante,
cuatriboleada. Ella es la representación de la mujer que a fuerza de trabajo,
talento, tesón y esfuerzo logró superar su pobreza.
Gledys es la venezolana que creció en una humilde calle de una barriada
pobre caraqueña. De esas venezolanas que uno consigue a las 6 de la mañana en
el metro vía a su trabajo sin importar si la noche anterior la fiebre de uno de
sus pequeños no la dejó dormir o si una balacera en el barrio fue la causa de
su insomnio que no le permitió conciliar el sueño hasta que su hijo llegó a
dormir. Bien dormida o mal dormida, a las 6 de la mañana de cada día esa mujer
va en su vagón decidida a seguirle echando pichón a la vida y con el objetivo
de salir de la pobreza a base de trabajo y esfuerzo.
Gledys Ibarra creció en Catia, en una calle ubicada en una pendiente de
la barriada. A esa calle fuimos hace unos cuantos años a grabar un testimonio
de la actriz para la Agenda Venezuela. Fuimos allí, no porque la agencia o la
producción de la campaña lo hubiese acordado así. Fue ella, Gledys, quien
cuando le propusimos que hiciera el testimonio, sin titubear y con su verde
mirada puesta en el futuro del país, dijo que con mucho gusto lo haría pero no
desde un estudio. Ella quería dar su testimonio de superación personal desde la
calle donde creció, desde la pobreza donde vivió y de la que logró salir con
talento, constancia y esfuerzo.
La negrita representa a esa estirpe de venezolanos que no se arredran,
que miran siempre hacia adelante, que no se sientan sobre un guacal que funge
de mueble de sala de casa a esperar que un gobierno le dé una limosna o una
misión que le permita comer por una semana, para luego seguir sumidos en su
pobreza. Gledys no pidió un pescado, aprovechó un país que le brindaba
oportunidades y le arrebató a la vida la caña de pescar, se lanzó a las
turbulentas aguas de una Venezuela convulsa a pescar su pescado de cada día y a
guardar para los siguientes días.
Gledys está hecha de la madera de los mejores árboles venezolanos y al
verla en el acto de Capriles y al observarla en la imagen de Manaure, no puedo
evitar pensar que la actriz es del guáramo y el temple de mi madre, Carmen
Marquina de Rojas, viuda joven, quien a fuerza de hacer pastelitos andinos,
pasapalos para fiestas y hallacas para vender logró sacar adelante a una
familia de 13 hijos. Mujeres que nunca esperaron una limosna. Se amarraron sus
pantalones y, con trabajo, salieron adelante.
Por eso, esté donde esté, Gledys no necesita enseñar su documento de
identidad para demostrar que es venezolana. ¡Ella es Venezuela! Se encuentre
donde se encuentre, trabaje donde trabaje, Gledys es nuestro gentilicio. Es la
venezolana humilde que salió del barrió, pero nunca olvidó que allí vivió ni se
avergüenza de su origen. Ella mantiene su frente en alto, se enorgullece de lo
logrado y no olvida de donde viene.
Gledys es una mujer valiente y triunfadora en el más estricto sentido de
la palabra. “Esa negrita tiene su tumbao” y yo la he admirado siempre y ahora
la admiro y la respeto aún más. Es triunfadora, no porque haya alcanzado la
fama y la popularidad; sino porque se superó a sí misma y a sus circunstancias.
Es triunfadora como lo fue mi mamá, sin ser famosa, y como lo son todas esas
personas que a diario enfrentan la vida, batallan contra la adversidad y
aprovechan los recursos y talentos que tienen para superarse y progresar.
Gledys Ibarra es el ejemplo de esa Venezuela que dice “Yo soy venezolano
y sí se puede”.
http://golcarr.wordpress.com/2013/04/08/gledys-ibarra-tiene-su-tumbao/
Para ver la intervención de Gledya Ibarra en el acto de los artistas con Henrique Capriles, pulsa aquí:
http://www.aperturaven.blogspot.com/2013/04/lo-mejor-del-encuentro-de-la-cultura.html
http://golcarr.wordpress.com/2013/04/08/gledys-ibarra-tiene-su-tumbao/
Para ver la intervención de Gledya Ibarra en el acto de los artistas con Henrique Capriles, pulsa aquí:
http://www.aperturaven.blogspot.com/2013/04/lo-mejor-del-encuentro-de-la-cultura.html
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