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jueves, 6 de febrero de 2014

Apenas, una tregua municipal

Escrito por Ox Armand Miércoles, 05 de Febrero de 2014

Existe la inequívoca voluntad gubernamental de impulsar el poder popular, el comunalismo, el Estado Comunal o como quiera llamársele. La legislación ha avanzado indetenible, pasando por debajo de la mesa y, aún tratándose de ámbitos escasamente relacionados, fuerzan la fórmula.  Todo está orientado a la consagración de las elecciones de segundo grado en Venezuela. De ello, no puede quedar duda alguna. Además, luce importante para perfeccionar el modelo perseguido: simplemente, el de los comités de defensa de la revolución. A la cubana, pues.  Apenas, lo que hay es una tregua política mientras que enderezan el barco. La maltrecha legitimidad del régimen les aconseja la engañifa del diálogo y la atención de gobernadores y alcaldes, mientras pasa el problema. Por ello, se esmeran en mandar los recursos solicitados por los burgomaestres opositores, claro está, en la medida que entren por el aro. Y, éstos agradecidos, entran desactivando la dura campaña electoral que los empinó. Desactivar significa desmovilizar, como si – además – fuese incompatible con la tarea de gobernar, más aún en las actuales circunstancias.

No negamos la remisión de los importantes recursos que necesitan las alcaldías y gobernaciones, pero deben asumirse como lo que es: un derecho. No negamos que las autoridades municipales recientemente electas hagan gala de una mayor prudencia proselitista, pero tampoco ha de significar una mudez que parece más chantaje. No negamos que las responsabilidades de gobierno están por encima de los enconos ideológicos, pero la propia gobernabilidad local requiere de una nada confusa postura frente un centralismo que violenta la Constitución. Obviamente, obliga a una inusual destreza, habilidad e imaginación política que no, una actitud entreguista y complaciente en clara desatención al mandato de los electorales. Hay alcaldes que sencillamente se hacen los gafos y parecieran más papistas que el Papa, deslumbrados por el poder central que los intimida.

Sobra decir que el municipio es la institución histórica de un extraordinario calibre político y revolucionario, como lo demostramos a partir de abril de 1810. Incluso, siendo una herencia del mismo gomecismo, los concejos municipales jugaron un papel inmenso en la transición iniciada por López Contreras a partir de febrero de 1936.  Hubo sagacidad, pero suficiente resolución añadidos los sectores de la otrora oposición.

Antecedentes que tienen una gran importancia con la vista puesta en el siglo XXI que, entre nosotros, todavía no empieza. La defensa de la democracia comienza por el municipio autónomo que reivindica no sólo su cercanía con la población, sino el ideal de libertad que jamás puede serle ajeno. Cobra una superior urgencia cuando más temprano que tarde, en función y sólo en función del proyecto totalitario, cada vez más perderán competencias y recursos las alcaldías a favor del comunalismo. Y quién tenga dudas, puede mandarse a hacer una carta astral.


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