Si no lo ve siga el link: http://youtu.be/y9LPrfvRsRo
Editorial MUD 14 de febrero de 2014
Hemos tenido esta semana dos
manifestaciones masivas, la de los trabajadores de la prensa y la de los
estudiantes universitarios. Los problemas planteados por sus protagonistas
siguen vigentes, intactos. La violencia posterior a la marcha estudiantil del
12 de febrero no puede tapar el respaldo popular que ambas protestas tuvieron y
la justicia de sus reclamos. Hubo manifestaciones igualmente pacíficas en toda
la geografía nacional.
Las violaciones al derecho a la
información y a la libertad de expresión, como censurar temas informativos o
sacar del aire a canales de noticias, en vez de ayudar a la sociedad, la
perjudica.
La Unidad que repudia terminantemente
la violencia y cuyos métodos de lucha son los pacíficos y constitucionales,
como lo ha declarado y demostrado, y hoy lo proclama una vez más, exige, cinco
puntos para la paz.
• Libertad de los
detenidos.
• Desarme de los
denominados colectivos, cuya organización para-militar y posesión de armamento
es injustificable. Es el deber del Gobierno y de la Fuerza Armada desarmar a
estos cuerpos.
• Cese a las imputaciones
sin evidencia, a la acusación irresponsable de venezolanos, a la
descalificación de dirigentes políticos y sociales. Basta de acusar sin pruebas
a nuestros compañeros.
• Cero impunidad. La
impunidad desangra al país. Las muertes y las lesiones del 12 de febrero no
pueden quedar sin castigo. Sus responsables deben ser descubiertos y
procesados, de un modo que merezca confianza para todos. Después de sus
declaraciones, la Fiscal General de la República debería inhibirse en este caso.
• Responsabilidad en los
voceros de los poderes públicos y respeto a la Fuerza Armada Nacional. Tiene la
cabeza del Poder Ejecutivo el deber de explicar al país sus reiteradas
referencias a un golpe de estado, porque inyectan inquietud. Que exponga con seriedad
los motivos militares en los que basa tales afirmaciones y que tome las medidas
para ponerles coto, como es su responsabilidad o, de lo contrario, que deje de
angustiar al país y de transmitir internacionalmente inestabilidad.
Al hacer estos planteamientos, serena,
responsablemente, queremos reiterar lo que declaramos el pasado 12 de febrero
en la noche, reivindicamos y defendemos el derecho de los ciudadanos a
protestar pacíficamente, cívicamente. El deber del Estado es garantizar la
seguridad de todos en el ejercicio de sus derechos y escuchar la voz y el
reclamo del pueblo.
El pueblo venezolano no tiene un solo
color ni una sola preferencia política. Tiene muchos problemas, tiene muchas
angustias. Creemos un clima democrático en el que tenga, también, muchas
esperanzas.
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