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lunes, 3 de febrero de 2014

ENTRE BOVES Y BOLIVAR

José Toro Hardy 31 de enero de 2014
pepetoroh@gmail.com
@josé torohardy

Se avecina una marejada de dinero inorgánico y un tsunami inflacionario

Con un poco de asombro escuché la intervención del ciudadano Presidente de la República. La carga ideológica de aquellas palabras, llenas de citas y de contradicciones, fue impresionante. Sus alabanzas a Boves resultan inéditas en un mensaje presidencial y menos aún planteadas en un contexto donde simultáneamente pretendía exaltar a Bolívar. Ambos fueron enemigos a muerte. Se puede ser bolivariano o se puede preferir a Boves. Lo que no se puede es rendirles culto a ambas figuras.

Pero dejando a un lado su interpretación de la historia, manifestó muy poco conocimiento de la misma, así como de las innumerables citas introducidas para disimular su poco manejo del tema.

Pero vayamos al tema de fondo:

Sabemos que tenemos un déficit fiscal que supera el 15% de PIB (uno de los más altos del mundo), que tenemos una inflación del 56,2% (la más alta del mundo), que la producción petrolera se viene abajo y que resultan indispensables nuevas inversiones para reactivarla, que las reservas internacionales en poder del BCV han experimentado una de sus mayores caídas históricas, que el subsidio a la gasolina -según dice el presidente de Pdvsa- le cuesta al país unos 12.500 millones de dólares al año, que estamos importando desde EEUU más de 86.000 barriles diarios de hidrocarburos, que Pdvsa está asfixiada porque sus costos crecen más rápido que la inflación y porque tiene que suministrar petróleo a pérdida a otras naciones para cumplir con los compromisos políticos, que la escasez de alimentos y medicinas agobia a los consumidores y que el sector industrial, carente de dólares, no puede importar los bienes intermedios que requiere para reactivar el alicaído aparato productivo, que la deuda externa e interna de Venezuela ha crecido de tal forma que se le ha cerrado el crédito al país, que según anunció del propio Jesse Chacón, resulta indispensable un aumento de las tarifas eléctricas subsidiadas en más de un 70%, para poder resolver los problemas de suministro eléctrico en los próximos dos años (no 100 días como había garantizado), que Cadivi tiene una mora de 9.000 millones de dólares en la entrega de divisas ya aprobadas (50% de las reservas totales), que a las líneas aéreas internacionales se les adeuda más de 2.600 millones de dólares y al sector farmacéutico más de 600 millones, que los conflictos laborales desbordaron al Estado. En fin, para no hacerlo muy largo, son tantos y de tal magnitud los problemas de esta enfermedad económica causada por el populismo desenfrenado de nuestros gobernantes que todos estábamos ansiosos por escuchar cómo se las iban a arreglar.

Me vino a la mente que para enfrentar este tifón que amenaza con hundir a Venezuela, el Presidente se sacaría de la manga una versión socialista de un Miguel Rodríguez, quien anunciaría algunas fórmulas audaces para salvar al país. Pero no, Miguel Rodríguez tenía una clara visión macroeconómica y profundos conocimientos, en tanto que esta gente sólo entiende de populismo.

Increíble: Lo que anunció el Presidente es que el tipo de cambio se mantendrá todo el año a Bs 6,30/$, lo cual por lo pronto condena a Pdvsa a una rápida agonía. Bajo esas condiciones ninguna de las inversiones petroleras negociadas podrá materializarse y, si a ver vamos, ninguna otra inversión de ningún tipo en el país.

Anunció que a ese mismo tipo de cambio se seguirán adquiriendo alimentos y medicinas, a pesar de que en el Sicad ya se subastaron dólares a 11,39 para esos sectores.

Anunció que a Cadivi se le va a cambiar el nombre y se va a constituir un nuevo y más controlador organismo burocrático para sustituirlo (que se sumará a la tristemente célebre lista de nombres como Recadi, Cadivi, Sicad, etc.).

Culpó de todo lo que ocurre a la derecha apátrida y al imperio. Culpó también a los acaparadores y usureros. Proclamó a los cuatro vientos su visión distorsionada de la realidad geopolítica internacional y… más nada de substancia. Puro gamelote.

En la práctica, lo que sin decir anunció el mandatario, es que el gasto público tendrá que ser financiado por el BCV, porque ya no hay otra forma de hacerlo. Se avecina, pues, una marejada de dinero inorgánico y un tsunami inflacionario.

Mientras el Presidente hablaba, entré por curiosidad en una de esas páginas bloqueadas que anuncian el precio ilegal del dólar. Asombroso. Mientras más hablaba más variaba la divisa en Cúcuta.

Se puede ser bolivariano o se puede preferir a Boves. Lo que no se puede es rendirles culto a ambas figuras.

Una la línea final para expresar mi frustración: Sólo entendí que no entendí nada.


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