MARÍA DENISSE FANIANOS DE CAPRILES miércoles 12 de
febrero de 2014
mariadenissecapriles@gmail.com
@VzlaEntrelíneas
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El pasado 2 de enero escribí en este
diario mi artículo: "Entiendo que se vayan... pero". Yo nunca pensé
que fuera a recibir tantos correos por esas líneas, y durante tanto tiempo
seguido. Hasta el momento de redactar este artículo me siguen llegando mensajes
de venezolanos que se han ido y que muestran su apoyo incondicional a quienes
estamos aquí. Me han llegado también cientos de correos de venezolanos que
están en Venezuela decididos a quedarse hasta el final. Muchas de esas líneas
me han hecho llorar y han logrado que mi esperanza y mi amor por este país
crezcan aún más.
Una joven me escribió que a pesar que su familia la ha animado a irse de Venezuela para que pueda "triunfar" afuera, ella les dice que a ella no le interesa "triunfar" en un país donde no estén sus seres queridos y sus amigos. ¡Que ella de aquí no se va!
Me escribió una señora cubana que me estremeció el alma con sus líneas. Aquí copio parte de lo que me dijo:
"No tengo el gusto de conocerla pero su escrito me llego a través de una gran amiga. Lo he leído con emoción hasta las lágrimas. Nací en Cuba y me fui hace 52 años. Pasé medio siglo diciendo que no volvía hasta que no hubiera allí un cambio. El año pasado, y porque quería ir andando y no sentada en una silla de ruedas, decidí viajar allá para encontrar un país que se moviliza en carretas tiradas por caballos, muy escasos autobuses y taxis destartalados, sin ventanillas, parabrisas, etc. He vivido mi exilio de más de medio siglo en tres países pero siento que en Venezuela he echado raíces. Soy de las que aconseja: "no se vayan", defiendan su maravilloso país hasta con las uñas. La cuarta parte de la población de mi país salió, quizá nos asustamos con los fusilamientos diarios de los años 1959 y 1960. Muchachos de 19 y 20 años eran llevados al paredón en la Fortaleza de La Cabaña y fusilados sin previo juicio, en solo unas horas. Pero como dice el refrán: "A enemigo que huye, puente de plata" y nosotros dejamos el camino libre. No me cansaré de decir: "no se vayan", no cometan el mismo error, luchen, pónganselo difícil, peleen, esta patria es de cada uno de los millones que han nacido aquí, no de unos pocos, grítenlo y que se enteren...
No sabe cuánto la admiro por esa decisión de quedarse en el país. Hay que tener mucha valentía para hacerlo. Yo salí muy joven, con mis padres y mi única hermana, pero siempre he dicho que me quito el sombrero ante los que se quedaron en Cuba. Nosotros hemos sufrido día a día la nostalgia de la lejanía, pero ellos han sufrido hambre, amenazas, golpes y para algunos cárcel. Después de haber vivido muchos años en Madrid y en New York, aquí llevo más de tres décadas con mi esposo y no quiero irme. Con mucha frecuencia recuerdo las palabras de nuestro apóstol José Martí cuando dijo: "denme Venezuela en qué servirla...", y pienso en que pasaré con Uds. lo que tenga que pasar. Con todo cariño y admiración digo con usted: ¡Viva Venezuela!".
A varios jóvenes que se fueron y que me escribieron contándome lo duro de esa decisión yo les decía que no es nada fácil eso de irse y también esto ¡de quedarse! Que lo que sí me impresiona mucho es que haya tantos venezolanos, en todos los rincones del planeta, que están muy pendientes de nosotros. Impresiona también ver a tantos jóvenes que están afuera formándose con el sueño de luego regresar para ayudar en la reconstrucción del país.
Nos ha tocado vivir momentos muy duros y quizás nos tocará vivir momentos peores, pero yo estoy convencida que esto pasará porque somos muchos los que estamos aquí dejando hasta el alma para lograr un mejor futuro para todos, porque como dice mi "hermana" cubana esta patria es de cada uno de los millones que hemos nacido aquí, no de unos pocos. ¡Y gritaremos y lucharemos para defender el país que nos ha dado tanto y al que amamos con pasión!
Algún día esto terminará y ese día todos (los de afuera, los de aquí, los de un lado y los del otro) nos podremos abrazar en una gran fiesta de paz y reconciliación, donde le daremos infinitas gracias a Dios por todo lo que hemos aprendido y ¡crecido! en estos años, y porque al fin la justicia y la paz brillarán en todos los rincones de nuestra amada Venezuela.
Y vendrá la reconstrucción, y trabajaremos día y noche sin descanso. ¿Qué será difícil? Sí lo será, pero ¡No tenemos miedo! porque Dios está con nosotros.
Yo estoy convencida que ese día llegará y que lo veré con mis propios ojos. Así que yo por mi parte le haré caso a mi "hermana" cubana y ¡no me iré y gritaré bien alto que Venezuela es de todos! También seguiré rezando, con más intensidad que nunca; y trabajando sin descanso, exprimiéndome como un limón, junto a millones de venezolanos que estamos aquí en lo mismo, para que esto mejore.
Solo me queda cerrar con esta frase que ahora repito a cada instante: "Virgen de Coromoto protege a todos los venezolanos y que pronto reine la justicia y la paz en Venezuela".
Tomado de:
http://www.eluniversal.com/opinion/140212/no-se-vayan
Una joven me escribió que a pesar que su familia la ha animado a irse de Venezuela para que pueda "triunfar" afuera, ella les dice que a ella no le interesa "triunfar" en un país donde no estén sus seres queridos y sus amigos. ¡Que ella de aquí no se va!
Me escribió una señora cubana que me estremeció el alma con sus líneas. Aquí copio parte de lo que me dijo:
"No tengo el gusto de conocerla pero su escrito me llego a través de una gran amiga. Lo he leído con emoción hasta las lágrimas. Nací en Cuba y me fui hace 52 años. Pasé medio siglo diciendo que no volvía hasta que no hubiera allí un cambio. El año pasado, y porque quería ir andando y no sentada en una silla de ruedas, decidí viajar allá para encontrar un país que se moviliza en carretas tiradas por caballos, muy escasos autobuses y taxis destartalados, sin ventanillas, parabrisas, etc. He vivido mi exilio de más de medio siglo en tres países pero siento que en Venezuela he echado raíces. Soy de las que aconseja: "no se vayan", defiendan su maravilloso país hasta con las uñas. La cuarta parte de la población de mi país salió, quizá nos asustamos con los fusilamientos diarios de los años 1959 y 1960. Muchachos de 19 y 20 años eran llevados al paredón en la Fortaleza de La Cabaña y fusilados sin previo juicio, en solo unas horas. Pero como dice el refrán: "A enemigo que huye, puente de plata" y nosotros dejamos el camino libre. No me cansaré de decir: "no se vayan", no cometan el mismo error, luchen, pónganselo difícil, peleen, esta patria es de cada uno de los millones que han nacido aquí, no de unos pocos, grítenlo y que se enteren...
No sabe cuánto la admiro por esa decisión de quedarse en el país. Hay que tener mucha valentía para hacerlo. Yo salí muy joven, con mis padres y mi única hermana, pero siempre he dicho que me quito el sombrero ante los que se quedaron en Cuba. Nosotros hemos sufrido día a día la nostalgia de la lejanía, pero ellos han sufrido hambre, amenazas, golpes y para algunos cárcel. Después de haber vivido muchos años en Madrid y en New York, aquí llevo más de tres décadas con mi esposo y no quiero irme. Con mucha frecuencia recuerdo las palabras de nuestro apóstol José Martí cuando dijo: "denme Venezuela en qué servirla...", y pienso en que pasaré con Uds. lo que tenga que pasar. Con todo cariño y admiración digo con usted: ¡Viva Venezuela!".
A varios jóvenes que se fueron y que me escribieron contándome lo duro de esa decisión yo les decía que no es nada fácil eso de irse y también esto ¡de quedarse! Que lo que sí me impresiona mucho es que haya tantos venezolanos, en todos los rincones del planeta, que están muy pendientes de nosotros. Impresiona también ver a tantos jóvenes que están afuera formándose con el sueño de luego regresar para ayudar en la reconstrucción del país.
Nos ha tocado vivir momentos muy duros y quizás nos tocará vivir momentos peores, pero yo estoy convencida que esto pasará porque somos muchos los que estamos aquí dejando hasta el alma para lograr un mejor futuro para todos, porque como dice mi "hermana" cubana esta patria es de cada uno de los millones que hemos nacido aquí, no de unos pocos. ¡Y gritaremos y lucharemos para defender el país que nos ha dado tanto y al que amamos con pasión!
Algún día esto terminará y ese día todos (los de afuera, los de aquí, los de un lado y los del otro) nos podremos abrazar en una gran fiesta de paz y reconciliación, donde le daremos infinitas gracias a Dios por todo lo que hemos aprendido y ¡crecido! en estos años, y porque al fin la justicia y la paz brillarán en todos los rincones de nuestra amada Venezuela.
Y vendrá la reconstrucción, y trabajaremos día y noche sin descanso. ¿Qué será difícil? Sí lo será, pero ¡No tenemos miedo! porque Dios está con nosotros.
Yo estoy convencida que ese día llegará y que lo veré con mis propios ojos. Así que yo por mi parte le haré caso a mi "hermana" cubana y ¡no me iré y gritaré bien alto que Venezuela es de todos! También seguiré rezando, con más intensidad que nunca; y trabajando sin descanso, exprimiéndome como un limón, junto a millones de venezolanos que estamos aquí en lo mismo, para que esto mejore.
Solo me queda cerrar con esta frase que ahora repito a cada instante: "Virgen de Coromoto protege a todos los venezolanos y que pronto reine la justicia y la paz en Venezuela".
Tomado de:
http://www.eluniversal.com/opinion/140212/no-se-vayan
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