ANTONIO MARIA DELGADO 06 de febrero
de 2014
Venezuela está creando las condiciones
para ingresar en una espiral hiperinflacionaria, ante la creciente desconfianza
de los venezolanos en la capacidad del bolívar de preservar su valor y las
pretensiones del régimen de Nicolás Maduro de incrementar el control del Estado
sobre la economía, dijeron analistas.
Expertos consultados dijeron que la
aguda escasez por la que atraviesa el país está empujando a los venezolanos
hacia una etapa donde dejan de ver al bolívar como un instrumento de
preservación de la riqueza, llevando a millones de ellos a tratar de deshacerse
de la moneda nacional lo más rápido posible.
“Mucha gente ya no quiere tener al
bolívar”, dijo desde Caracas el analista y ex viceministro de Finanzas, David
Morán. “La perdida de confianza ha sido gradual, pero hemos llegado a un punto
donde la gente comienza a quemar las monedas que tiene”.
La pérdida del valor del bolívar,
registrada en el marco de la mayor tasa de inflación del mundo y de una cadena
de devaluaciones frente al dólar, es el resultado de la existencia en el país
de una masa inmensa de bolívares que persiguen muy pocos productos.
Economistas han señalado que Venezuela
padece niveles extremos de liquidez, en un país donde el gobierno financia un
déficit fiscal del sector público consolidado estimado en 15 puntos del PIB a
través de la impresión de dinero inorgánico.
Y esa liquidez está entrando a
competir con uno de los más altos índices de escasez registrados en la historia
reciente del país.
Los más de 14 años de políticas
revolucionarias han reducido al aparato productivo a una pequeña expresión de
lo que alguna vez fue, lo que lleva al país a depender más de las importaciones
para mantener abastecidos a los anaqueles.
Pero en vez de tratar de motivar al
empresariado con políticas para incentivar la producción, el régimen de Maduro
se apresta a incrementar el hostigamiento con medidas para fortalecer aún más
el control del Estado sobre el sector privado.
Es una situación que está llevando a
muchos empresarios a considerar si en este momento no es más conveniente dejar
de operar en el país, aseguró Víctor Maldonado, presidente de la Cámara de
Comercio de Caracas (Consecomercio).
La falta de confianza en el futuro del
país, la escasez de productos y la abrumadora liquidez de bolívares que
circulan en el país están creando una tormenta perfecta para la hiperinflación,
insistió Morán.
“Ellos se quedaron atrapados en su
discurso. La economía está siendo administrada por generales que no saben qué
hacer y la debacle social que están creando es terrible”, dijo Morán.
El aceleramiento del deterioro
económico comenzó a verse el año pasado, cuando el país registró una tasa de
inflación del 56 por ciento, la más alta del planeta. Y los presagios de este
año apuntan a un desempeño aún peor.
Maduro defiende sus medidas,
argumentando que son necesarias para proteger al pueblo de la “guerra
económica” emprendida por los empresarios, que buscan desestabilizar al régimen
con tácticas de acaparamiento de productos que generan escasez.
Pero la escasez, según los
economistas, está estrechamente ligada al estricto control cambiario ejercido
por el régimen, y la ley de precios justos, que está siendo aplicada por
Maduro, en vez de llenar los anaqueles solo llevará a que los comerciantes no
abran sus tiendas.
“Este tipo de afirmaciones, de que él
[Maduro] va a administrar la economía con criterio militarista, policial y
punitivo, deja al empresario en una condición de indefinición y con muy pocas
ganas de seguir adelante con una actividad comercial, que en Venezuela se ha
vuelto la más peligrosa del mundo”, dijo Maldonado desde Caracas.
Los comentarios de Maldonado estaban
relacionados al ultimátum lanzado por Maduro a mediados de semana, en el que
les dio a los empresarios hasta el lunes para que recorten sus precios si no
quieren ser multados, expropiados o encarcelados hasta con 13 años de prisión.
Maldonado explicó que el empresariado
entiende que la ley de precios justos somete a cada uno de ellos a la voluntad
de los funcionarios encargados de determinar a qué precios debe ser vendida la
mercancía.
La ley, no obstante, solo servirá para
fomentar la corrupción y las expropiaciones, dijo Maldonado.
“Es una ley demoledora por medio de la
cual el gobierno se apropia de la facultad de violar sistemáticamente el
derecho a la propiedad, porque puede confiscar sin necesidad de pasar por
tribunales, ni iniciar procesos, ya que estaría facultado de hacerlo con solo
emitir una medida administrativa sumaria”, dijo.
De hecho, eso fue lo que Maduro
amenazó con hacer.
“Yo les voy a dar hasta el lunes que
viene”, dijo el mandatario. “Si el lunes que viene, nosotros encontramos
unidades económicas o empresas violando la ley de precios justos, voy a tomar
las medidas más radicales que haya que tomar, para que el pueblo entre ya a
esas unidades, a producir, a trabajar”.
Tratar de obligar a los empresarios a
que vendan los productos a bajos precios está acelerando la escasez y llevando
a millones de venezolanos a hacer colas todos los días en los mercados para ver
qué es lo que está disponible.
Cuando encuentran algo, compran la
mayor cantidad de productos que pueden para luego tratar de venderlos por otros
productos.
Morán dijo que la situación está
despertando las prácticas del trueque en Venezuela, donde un consumidor con dos
botes de leche en polvo, puede decidir cambiar uno de ellos por dos botes de
champú.
Pero son operaciones donde el bolívar
no entra en juego.
“Nadie quiere la moneda, no preserva
su valor”, insistió.
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