Miguel Méndez Rodulfo
Caracas, 11 de abril de 2014
Confieso
que tengo muy poco optimismo con relación a que este diálogo produzca
resultados concretos que beneficien al país; sin embargo, sería poco serio
restarle trascendencia y más aún mezquino, reconocer que en su inicio fue un
foro muy bien aprovechado por los factores de oposición allí representados. Más
allá de que fuera un diálogo promovido por el régimen, el cual obligado por las
circunstancias busca oxigenarse y ganar tiempo, la verdad es que la esencia de
la democracia es el diálogo y aún en guerra las partes se sientan a conversar,
de manera era una cita difícil de eludir. También hay que reconocer que el país
le dio un compás de espera a la protesta, intrigado por determinar qué
ocurriría con este proceso de diálogo. Lo que debemos tener muy claro es que
esta es la primera vez en 15 años y medio que la cúpula que usufructúa el poder
se ve obligada a llamar al diálogo. La expresión de Maduro: “estoy deseoso de
dialogar” revela a las claras que el gobierno ve la situación muy complicada,
asume que su gobernabilidad está en riesgo, siente que la represión no ha logrado
disuadir la protesta y que por el contrario la brutalidad de la GNB y la
actuación criminal de los colectivos armados se ha vuelto en su contra. Por
otra parte, se saben ahogados económicamente, no tienen manera de sostener el
gasto público dispendioso que manejado políticamente, tanto provecho les había
reportado en estos tres lustros y por eso temen que el fin se les avecine.
Ellos saben que su poder omnímodo toca a su fin y la noche del jueves así quedó
evidenciado para el mundo, por la acción concertada de la oposición.
Las
reglas impuestas para el intercambio, como en todo lo que el régimen hace,
promovieron un ventajismo grosero para el gobierno: el abuso de Maduro por lo
extenso de su discurso, emitido en la hora estelar; su contenido sesgado y evasivo
de la realidad así como de las causas que motivaban el diálogo, fueron de una
falta de equilibrio imperdonable. Por otra parte, el orden de intervención de
los oradores (Falcón y Capriles colocados al final ya en plena madrugada), los
comentarios que inconvenientemente hacía Arreaza y reservarse Nicolás las
palabras finales fueron evidencia palpable de que este régimen nunca podrá
jugar con equidad. La presencia misma de un tupamaro es inaceptable en
cualquier foro que promueve el diálogo y con ello la paz. Eso fue un insulto a
los estudiantes y algo que creo debe haber producido mucha reticencia entre los
líderes opositores convocados al diálogo.
En
todo caso quedó demostrado fehacientemente que tanto Maduro como los distintos
voceros del gobierno tuvieron la estrategia de promocionar el socialismo como
un modelo exitoso, destacando los mismos logros que decían haber alcanzado
durante los primeros años de gobierno: sociedad más justa, disminución
significativa de la pobreza extrema, soberanía nacional, redistribución de la
renta en favor de los sectores desfavorecidos, lucha contra el imperialismo,
humanismo como política de Estado, etc. Esto es, el régimen no hacia otra cosa
que repetir lo mismo que ha venido diciendo desde el principio, resaltando además
que era un modelo muy exitoso. Otra línea discursiva gubernamental fue la
exaltación del difunto, evocado recurrentemente. La defensa a ultranza de la
Constitución fue otra constante del oficialismo. En una hábil maniobra
dirigida, sobre todo a sus partidarios, se destacaron los triunfos electorales
del bando oficialista. Una insistencia de muchos voceros gubernamentales fue
que los líderes opositores condenaran la protesta. Otra solicitud fue el
reconocimiento de la legitimidad del triunfo de Maduro. La descalificación de
los voceros de oposición allí presentes fue una táctica extremadamente dura y
sistemática del oficialismo, sobre todo de Diosdado, Jaua, Eekhout, Aristóbulo
y Rodríguez. Como extrema fue la condena de los actos vandálicos cometidos por
los manifestantes contra centros educativos. Otra cosa que debemos comentar es
que el régimen buscó colocar a la oposición contra la pared culpándola de todos
los males de los cuales es responsable el propio gobierno, comenzando por
responsabilizarla de las protestas y de la guerra económica.
Como
vemos, el gobierno siguió repitiendo lo mismo conformándose con los logros del
pasado. Obvió deliberadamente los sucesos que conmueven a Venezuela y que
fueron los que motivaron al diálogo: lo que quiere decir que para el régimen la
pavorosa crisis económica que asola al país no existe, no se reconoce en el
discurso la crisis política y se insiste en vender un modelo que es todo éxito.
Además aplicó la táctica de transferir las culpas de lo que pasa en Venezuela a
la oposición intentando zafarse del problema, como si ellos no fueran el
gobierno que nos ha llevado este
desastre.
La
oposición por su parte estuvo brillante y coherente. Ramón Guillermo Aveledo,
en un rol de Estado, mesurado y sensato, formuló un cuerpo de propuestas
coherentes estableciendo vías y tiempos para el diálogo, de manera de darle
continuidad, evitar que se atasque, establecer compromisos y buscar resultados
concretos. Ramos Allup, dictó cátedra constitucional, desafió el yugo de
Diosdado y reclamó mayor tiempo de exposición con lo cual estableció justicia
en cuanto al abuso inicial de Maduro. La intervención de Omar Barboza, fue
magistral, porque fue hecha mediante cifras y tuvo la oportunidad de refutar
contundentemente las afirmaciones previas de Ramírez con relación a que el
modelo socialista era muy exitoso. Lo hizo con las cifras del propio BCV. Se
preguntó cómo es que según el instituto emisor, la inflación en Venezuela en
2013 fue de 56%, pero en Colombia, en ese mismo período fue de 1,9%. Expuso el
tema del desabastecimiento, cuya cifra había tenido escondida el central, pero
que días atrás tuvo que publicar: 31%. Habló Barboza de la masa monetaria y su
estímulo a la inflación.
Por
cierto, las cámaras de VTV cumplieron, hay que decirlo, ello permitió que
durante las intervenciones de los oradores opositores pudiéramos ver el
semblante de estupor de Arreaza, Ramírez, Rodríguez, Eekhout, Flores, Istúriz.
Ciertamente no observamos esa perplejidad en Diosdado ni en Jaua, los duros,
pero la cara de Ramírez era un poema oyendo a Barboza, sencillamente no lo
podía creer. Algo significativo que ocurrió anoche fue que por primera vez los
cayaperos del gobierno, en virtud de las reglas del respeto impuestas por el
diálogo, no pudieron triturar a sus adversarios y tuvieron que oír por primera
vez con educación los argumentos de la oposición que les revelaron una verdad
que en lo individual no querían reconocer, pero que en el colectivo de su bando
rechazan amparados en la fuerza irracional que da distribuir las culpas entre
varios. El emplazamiento que le hizo Henry a Maduro, con relación a que sobre
Nicolás recaía la responsabilidad del éxito o fracaso del diálogo, fue muy
contundente y colocó las cosas en el mero centro estratégico. Siento que por
primera vez el régimen sintió de verdad que su modelo se tambalea y con él
ellos también.
En
general todos los oradores opositores estuvieron muy bien, con una línea que
buscaba deliberadamente evidenciar las causas objetivas del fracaso del modelo,
con cifras, ideas y argumentos, y lo lograron. Por otra parte también se
persiguió afanosamente demostrar que el apego el régimen a la Constitución es
falso y que constantemente con su proceder viola la carta magna, sin rubor
alguno y con el mayor desparpajo, algo que también creo que alcanzaron. La
intervención de Molina mostrando fotos de los colectivos armados disparando,
evidenció diáfanamente que los esfuerzos del gobierno por lavarle la cara a
estas bandas asesinas, fracasaron ante las oportunas fotos que llevó el
diputado de Avanzada Progresista. La afirmación del diputado Julio Borges, con
relación a que diálogo y protestas, deben ir juntos, causó ronchas en el sector
oficial, pero dejó muy bien sentada la estrategia opositora.
La
oposición ha debido manifestar su inconformidad por la presencia en la mesa del
tupamaro y la anuencia que el gobierno le otorga como factor político a ésta y
otras bandas armadas. Me parece que fue erróneo evocar frases y traer a
colación la imagen del difunto, no han debido mentarlo, ni aunque fuese como
estrategia para disminuir a Maduro. Como creo que faltó mayor defensa de María
Corina. No se hizo mención de los fracasos en educación, ni la nula intervención
del gobierno en los barrios para mejorar su calidad de vida; tampoco se
mencionó a pudreval, ni se le dio contundentemente a la corrupción. Han debido
insistir más en el lamentable estado de los hospitales y no se mencionaron los
graves crímenes ecológicos cometidos contra el Lago de Valencia y contra el río
Guarapiche. Tampoco se tocó el tema eléctrico, ni el estado de la vialidad. Me
parece también que hemos debido salirle al paso a la especie de que las
protestas han atentado contra centros educativos. Eso no ha ocurrido en forma
recurrente, lo que demuestra que pudo haber sido obra de infiltrados para
deslegitimar las luchas estudiantiles. No costaba mucho mencionar estos temas y
distribuirlos entre todos los expositores, para que fueran debidamente
expuestos. En eso hubo fallos.
Aunque
relegados los gobernadores Falcón y Capriles, se hicieron esperar y no
defraudaron las expectativas. A esa hora CNN aún transmitía en vivo el evento,
lo que revela la trascendencia del mismo a la vez que era un rotundo mentís a
la especie formulada por varios oficialistas de que existía una campaña
internacional en contra del régimen. La cadena televisiva mundial no cortó las
intervenciones gubernamentales. Falcón estuvo ponderado, brillante e incisivo.
Les dio en la torre; lo hizo con propiedad, moderación y respeto. Reclamó la
autoridad que tiene quien tomó medidas contra la violencia, pero permitió la
protesta pacífica. Asumió su responsabilidad con el diálogo, corriendo el
riesgo de no ser entendida su posición. En fin honesta y valiente su
exposición. Capriles, volvió por sus fueros, aprovechó como nadie los 10
minutos concedidos, reclamó y obtuvo para sí extensión de su turno, pero además
colocó en el centro del debate el tema del desconocimiento y la ilegitimidad.
Lo hizo de forma extraordinaria, imponiéndose al medio hostil, subyugándolo.
Fue el único que defendió a los trabajadores, personificándolos en los
camarógrafos y se clocó en su lugar. Además retó a la cúpula del poder a que
fueran a hacer cola en los supermercados, e invitó a Ramírez a caminar de
madrugada sin escolta. Salió de las catacumbas y al país le fue devuelto un
gran líder.
Una
cosa me quedó como percepción de espectador, creo, y puedo estar muy equivocado
en esto, que los personeros del régimen no pudieron evitar la contundencia de
los argumentos e ideas de la oposición, así como tampoco escapar del influjo y
magnetismo de nuestros líderes. Una frase para recordar del gobernador de
Amazonas: “Como ayer fuimos estudiantes
perseguidos, es de miserables reprimir las protestas pacíficas de los
estudiantes de hoy día”
Miguel
Méndez Rodulfo Caracas, 11 de abril de 2014
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