SILVIA AYUSO 19 de mayo de 2016
La
Asamblea Nacional de Venezuela, en manos de la oposición, pidió este jueves
formalmente al secretario general de la Organización de Estados Americanos
(OEA), Luis Almagro, que la institución aplique a su país la Carta Democrática
Interamericana, el documento que sirve para preservar la democracia en la
región.
La
medida busca “resguardar la democracia venezolana” y a una población que vive
“la situación más angustiosa de su historia”, explicó el presidente de la
Comisión de Política Exterior del Parlamento, Luis Florido, tras reunirse con
Almagro en Washington.
El
diputado defendió el uso de la Carta Democrática, algo que rechaza frontalmente
el Gobierno de Nicolás Maduro, como una “válvula de escape a la crisis” que
evite situaciones más graves en Venezuela “que nadie desea”. Se trata, dijo, de
“generar la presión necesaria para que los venezolanos, con la mediación del
sistema interamericano, podamos encontrar una salida política a la crisis”.
En el
encuentro en la sede de la OEA, Florido le entregó a Almagro además un informe
que, afirmó, “verifica todas las violaciones en materia de derechos humanos y
de crisis institucional” que vive su país.
El
excanciller uruguayo había solicitado más información sobre Venezuela a finales
de abril, en un primer encuentro con diputados opositores en el que estos se
quedaron a un paso —el dado ahora— de solicitar directamente la invocación de
la Carta Democrática. Almagro también le pidió al Gobierno de Maduro su propia
versión. En una reunión de la OEA solicitada por Caracas una semana más tarde,
la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, rechazó cualquier mediación
internacional y achacó los males del país a una “operación de índole mediática,
financiero, económico-social” alentada por Estados Unidos y que tiene como
objetivo “subvertir el orden constitucional y democrático” de Venezuela.
El
jefe de la OEA tiene previsto elaborar su propio informe y decidir, sobre la
base de este, si finalmente da el paso de invocar la Carta Democrática para
Venezuela, algo que se espera anuncie en los próximos “días o semanas”, según
su portavoz, Sergio Jellinek.
Aunque
la medida más dura que prevé la Carta, la suspensión del país, es el último
paso de una larga serie de negociaciones y gestiones diplomáticas previas,
Caracas se ha tomado como una afrenta grave la mera posibilidad de que se le
aplique este instrumento y ha ido elevando el tono contra la OEA y su jefe, al
que el propio Maduro acusó esta semana de ser un “traidor” al servicio de la
CIA. Almagro respondió la víspera con un durísimo mensaje en el que devuelve
las acusaciones y afirma que el “traidor” y hasta “mentiroso” es el propio
Maduro, al que advirtió que corre peligro de convertirse en otro
“dictadorzuelo” si no permite el referéndum revocatorio o sigue acosando a la
oposición.
Para
el diputado Florido, la respuesta de Almagro es una “voz de alerta” con una
firmeza necesaria ante “un presidente que ni está siendo democrático ni está
respetando el sistema interamericano”. Jellinek también defendió la dureza
empleada en la respuesta a Maduro. “Se trataba de dar una señal de que se acabó
la impunidad”. Según el portavoz de Almagro, “no puede ser que la relación
entre dirigentes de la comunidad interamericana esté basada sobre constantes
ataques personales en lugar de abordar los problemas de fondo, que tienen que
ver con el estado de la democracia en el país, los derechos humanos o la
situación que atraviesa el pueblo venezolano”.
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