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martes, 3 de mayo de 2016

Temible panorama (II)


Por Alejandro Moreno


He escrito que las grandes bandas crecen vertiginosamente. Dirigentes políticos y concejales de Baruta en un foro hablaron de 18.000 con 75.000 integrantes en el este de Caracas. No me consta. Creo que es un tipo de exageración en el que no hay que caer, pero sí son muchas y muchos los suyos en todo el mapa del país. Un mapa que ya es rojo y no de chavismo sino de sangrientos y de sangre. Lo que sí es cierto es que esas bandas son fuertes, poderosas y eficientes. Si, según la prensa, el Lucifer puede decretar y hacer cumplir paros en toda la zona de El Cementerio, El Valle y Coche, si puede prohibir a la policía, a sus patrullas y ambulancias el tránsito por esos lugares de 6:00 pm a 6,:00 am, si pudo declarar, y no son palabras, “corredor de la muerte” desde Hoyo de la Puerta hasta las avenidas Fuerzas Armadas y Lecuna, si cien policías no pudieron levantar tres cadáveres calcinados en El Cementerio y necesitaron refuerzos más siete horas de tiroteo para lograrlo, si un grupo de encapuchados cualquiera establece un toque de queda en Las Minas de Baruta, si…, ¿sigo?, su poder está patente.


García Mora reveló el nombre del Estado Malandro que se viene constituyendo y que no quise revelar en un artículo anterior –“Policías y ladrones”–: “Gran Grupo Violento” (GGV). No es una especulación. Tampoco es muy original porque reproduce la forma gubernamental de nombrar últimamente las misiones. ¿Coincidencias o connivencias?

Lucifer compró hace días armas y drones (drones, sí, que ya están en uso) por 10 millones de dólares. Alto miembro del régimen presente.

¿Hay sectores del gobierno que apoyan? Hace días Policaracas trató de entrar en Las Marías. Los gariteros (vigías de las bandas) se dan cuenta y disparan de una vez. Los drones revolotean por encima. Llegan cincuenta policías más. Se les acaban las municiones. Piden ayuda. Reciben mensajes de apoyo y estímulo de los compañeros, pero también lamentos de que no les dejan intervenir. ¿Órdenes de quién? ¿Carta blanca a las bandas de malandros?

Las bandas organizadas crecen, ocupan territorios y retan al gobierno, al mismo presidente. “Voy por ti, Maduro”, gritó el Picure un día. Intenciones políticas.

A medida que crecen, desarrollan inteligencia para defenderse y atacar. Han contratado gente al respecto. Periodistas e intelectuales que sobre ellos escriben o los investigan, en su mira.

Organización no convencional, financiación abundante, conexiones muy significativas, expansión indetenible, poder de fuego y tecnología: este es el panorama. ¿Dónde está la salida?

ciporama@gmail.com

03-05-16




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