Por Hugo Prieto
La
destrucción en Venezuela ha sido de tal magnitud que lo que hagamos para
recuperar los niveles de bienestar que alguna vez tuvimos nos va a costar Dios
y su ayuda. Los eslabones de las cadenas de producción de muchos productos,
sencillamente, están rotos. Sin embargo, la visibilidad de que hay una
recuperación en marcha gana voluntades en la opinión pública. ¿Un espejismo?
¿Simple y pura negación? ¿Regalo de reyes? Si abrimos los ojos -si apenas
echamos un vistazo- veremos que el tejido industrial es una ruina, mientras el
aumento de la producción petrolera es cortesía de los ayatolas iraníes.
Puede ser
que los vecinos de su edificio hayan hecho una vaca para perforar un pozo a 120
metros de profundidad y el agua subterránea fluya por las tuberías las 24 horas
del día. Asimismo, puede que hayan contratado los servicios de una empresa de
telecomunicaciones para que el internet llegue a la computadora y a los
teléfonos móviles. Incluso, puede que haya una planta eléctrica y las velas o
las linternas sean cosas del pasado. ¿Pero tiene usted una idea de las
inversiones que hay que hacer para que, en un lapso de al menos tres años
-siempre y cuando las cosas se hagan bien-, Venezuela recupere los servicios
públicos que tuvo en el pasado? Nada menos que 30.000 millones de dólares.
Hay nichos,
oportunidades de negocios, en los servicios públicos en los que participan
empresarios que obtienen beneficios tangibles. Empresas de telecomunicaciones
que utilizan la infraestructura de CANTV, que tienen entre 2.000 y 3.000
clientes, empresas que tienen camiones cisternas para llevar el agua hasta el
tanque de su edificio. Uno podría pensar que el gobierno de Nicolás Maduro le
ha abierto las puertas a la privatización. Pero no es cierto. “Más que una
privatización, lo que hay es una ausencia del Estado”, dice José María de
Viana*.
¿Cuál sería
el factor más relevante para recuperar los servicios públicos en Venezuela?
Más que los
activos -maquinarias y bienes de capital- lo más importante de una nación es la
gente. Venezuela perdió su mejor talento, entre los 30 y 40 años. Es decir, el
de mayor liderazgo productivo. Ellos continúan en crecimiento profesional, continúan
conectados al conocimiento y la tecnología. Desafortunadamente, lo que sabemos
por la experiencia de otras diásporas es que ellos no van a regresar, porque
han construido sus vidas en otros sitios. Pero siempre y cuando se ofrezcan los
incentivos adecuados, un contingente de la diáspora podría volver al país. Eso
también lo sabemos. Además, se podrían construir canales de comunicación, de
intercambio de experiencias, para que los venezolanos que se fueron nos
representen en el mundo.
Me gustaría
plantear la pregunta de una forma más precisa. ¿A qué obedece el cambio de
percepción, digamos, la mejoría que estamos viendo?
Creo que ha
habido un cambio de dirección en el Gobierno, lo queramos reconocer o no. La
conducción económica del país ha pasado de la asesoría cubana y de factores de
la izquierda española (Podemos) a gente que conoce a fondo la experiencia, el
proceso, ecuatoriano. Un país que, bajo la gestión de Rafael Correa, entendió
la importancia de la liberalización en ciertos sectores de la economía. El
Gobierno está aplicando medidas que pudiéramos señalar como razonables y
entiende que la economía es una fuerza real que no necesariamente depende de la
política y mucho menos de la ideología. Entre esos elementos de liberalización,
quizás el más importante es el de la dolarización.
Sin mucho
ruido, se liberó el tipo de cambio y el control de precios.
Sí, en
productos de primera necesidad e inclusive en los combustibles. Facilitaron la
entrada de remesas y las operaciones en dólares -especialmente en el sector
comercio-, lo cual brinda una protección contra la inflación muy poderosa. Es
decir, hay un proceso de liberación que, en algunos aspectos, se parece a lo
que hicieron los ecuatorianos. Y eso introduce algunos nichos que, desde el
punto de vista económico, son un buen negocio. Lo que es cierto es que el
abastecimiento de alimentos, de medicinas y de otros rubros ha mejorado
substancialmente. A precios mucho más elevados, ciertamente, pero también es
verdad que la gente que presta servicios o realiza trabajos a destajo o
artesanales viene ajustando sus precios. A una empleada del sector público le
conviene más planchar en una casa y cobrar 15 dólares.
¿Qué tanto
hay de sustentabilidad en el proceso que describe?
Hay que
reconocer que este Gobierno es un maestro de la propaganda. Es decir, ¿cómo
hacer que, en el momento más oscuro de la economía venezolana, la gente tenga
la percepción de que hay un proceso de crecimiento? Las acciones que se han
tomado no resuelven el tema de la pobreza, no resuelven el tema de la
desigualdad, tampoco del empleo. Ni en mucho los servicios públicos. ¿Por qué?
Porque eso significa una inversión muy importante. ¿Qué hicieron? Si viene un
señor interesado en prestar servicios de internet, CANTV permite que utilice
sus ductos. El Gobierno ha dado licencias a una cantidad de operadores
pequeños, con 2.000 o 3.000 clientes en el interior del país, pero eso no es
suficiente, entre otras cosas, porque los servicios públicos es un tema
colectivo y de grandes dimensiones. Más que una privatización, lo que ha habido
es una ausencia del Estado.
Chacao, al
igual que Baruta y El Hatillo, es un municipio relativamente limpio, pero
Libertador es un basurero a cielo abierto. ¿Qué explicaría este
contraste?
En Chacao, Baruta y El Hatillo la mayoría de los usuarios tienen suficiente capacidad de pago para financiar el servicio de aseo urbano, digamos, la recolección de la basura, porque es muy poco lo que se hace en materia de clasificación y separación de desechos. Es decir, en reciclaje. En Libertador el servicio es muy deficiente, porque es un municipio mixto, donde hay un número importante de usuarios que no tienen capacidad de pago. Eso obliga a la intervención del Estado. ¿Qué supone eso? Que yo utilizo recursos provistos por usuarios formales para financiar a los usuarios informales. ¿Para qué? Para que el servicio sea universal y funcione para todo el mundo.
Si ponemos
la lupa sobre el mapa de las telecomunicaciones, veremos puntos luminosos a lo
largo y ancho de la ciudad. A primera vista, la composición de los usuarios
pareciera aleatoria.
Yo no hago
nada dejando que fulano y mengano monten una pequeña empresa con 2.000 o 3.000
clientes para que presten servicio de internet o permitiendo que Pedro Pérez
meta fibra óptica por el ducto de CANTV. Pero el Estado se está haciendo el
loco. Algo similar ocurre con el servicio de agua. Se están perforando pozos en
distintos sitios de la ciudad y el Estado, cuya obligación es supervisar esos
trabajos, garantizando la calidad del agua que consumimos y la explotación
racional de los acuíferos, está mirando para otro lado.
¿Qué daño
ecológico se está produciendo?
Aún es muy
temprano para saber cuál va a ser el impacto, el daño ecológico, de esa
explotación. Hasta los años 50, Caracas se abastecía del agua de El Ávila y de
pozos que había en El Paraíso y el noreste de la ciudad. Pero en el año 1977,
el sistema Tuy II le suministró a la ciudad 7.000 litros por segundo. ¿Cómo se
logró eso? El Estado prohibió el uso de los pozos para que los usuarios de
mayor consumo -industrias y grandes empresas, así como usuarios de alto poder
adquisitivo- se conectaran al acueducto. De lo contrario, no había forma de
financiarlo.
¿La
desconcentración industrial (iniciada en el primer gobierno del expresidente
Carlos Andrés Pérez) está jugando a favor de la preservación de los acuíferos?
Y también -y
esto es lo realmente importante- porque hubo una reconstrucción del acueducto.
El expresidente Pérez pensaba que la insurrección política podía comenzar por
la escasez de agua. Así no los hizo saber después de que fue a inaugurar unas
farmacias populares en Coche. No todos pensaban que ese problema tenía
solución, porque la falta de agua en Caracas venía desde la colonia. Recordemos
el reportaje que escribió García Márquez en Bohemia. El Tuy 3, que se construyó
en el gobierno del expresidente Herrera, tiene la capacidad de traer 20.000
litros a la ciudad. Pero el diablo está en los detalles. No es suficiente que
construyas el acueducto. El sistema tiene que funcionar. Si se daña una bomba,
la tienes que reemplazar. Lo importante es que nosotros demostramos que este
problema se puede resolver, sin que vengan los marcianos o que inviertas
enormes cantidades de dinero. En el gobierno del expresidente Caldera se flexibilizaron
las tarifas, era un Gobierno que, en términos fiscales, podía ayudar muy
poco, pero permitió que a los mayores consumidores se les cobrara más que a los
habitantes de La Dolorita o la parte alta de Carapita.
¿Se dividió
a la ciudad en estratos, como ocurre en Bogotá?
En Caracas
había dos estratos, en Bogotá hay seis. Recordemos que en Caracas hay 12.000
edificios, en números gruesos, 240.000 apartamentos. Si la factura llega a
todos los condominios, allí hay un paquete importante de cobros. Aplicamos un
baremo, diseñado por economistas, y al mejorar el servicio, el agua dejó de ser
un malestar social. Al final de nuestra gestión, el problema del agua era el
número 10. De ahí viene lo que yo entiendo es un servicio público. Lo
importante es que tú prestes un servicio universal, que le llegue a todo el
mundo, con tecnología actualizada y a menor costo.
Producto de
la crisis económica y la contracción del ingreso, más de 8 millones de líneas
telefónicas móviles se desactivaron. ¿Qué implica esta tendencia?
Yo lo que sé
es que tanto CANTV como Movilnet no están cobrando el servicio, aunque
recientemente están emitiendo facturas que reflejan un aumento en las tarifas.
Lo cierto es que lo que entra a esas empresas, que es el oxígeno de cualquier
actividad empresarial, ni siquiera cubre la nómina y los gastos. Movilnet llegó
a ser líder del mercado y tenía una participación del 50 por ciento del mercado
en líneas móviles, pero la gente migró a otras operadoras por obsolescencia
tecnológica y para muestra un botón: el único operador de líneas móviles que no
tiene cobertura nacional de cuarta generación es Movilnet.
¿Qué sugiere
el deterioro de las plataformas tecnológicas? ¿Qué se podría hacer?
Una sería
reconstruir CANTV… pero yo creo que el Gobierno entendió su incapacidad. Para
manejar una empresa de esas dimensiones tengo que tener una organización de
gerencia competente, que pueda sacar adelante una estructura muy dañada. Que lo
haga en un lapso razonable y bajo una administración sometida a controles. No
será fácil reconstruir las empresas. En la nómina de Movilnet, por ejemplo,
había 2.000 personas y 400 ingenieros. La inmensa mayoría se fue del país.
Ningún profesional competente va a regresar a vivir una aventura llena de
riesgos.
Visto el
panorama, ¿usted cree que Venezuela pueda volver a tener servicios públicos
universales y eficientes?
Eso supone
una inversión muy importante. En agua, por ejemplo, tenemos que invertir 1.500
millones de dólares en tres años; en energía eléctrica 15.000 millones de
dólares y en el caso de las telecomunicaciones, dependiendo de lo que quieras
hacer, 10.000 millones de dólares. Venezuela no dispone de esos recursos,
nuestro ingreso (per cápita) compite con Haití y Nicaragua. Pero peor que pobre
es la desconfianza. La percepción de Venezuela en el mundo es que este es un
país en el que hay mucha corrupción, mucho aprovechamiento privado de los
fondos públicos. Muchos negocios turbios y poca, por no decir nada,
transparencia para el manejo del crédito internacional.
No solamente
el juego político está trancado. La crisis va mucho más allá. Es cada vez más
compleja y difícil de resolver.
Los aliados
del gobierno están haciendo negocios a corto plazo, en actividades muy
focalizadas (oro, coltán, petróleo), pero mientras no abras el mercado a los
grandes jugadores, tu producción será esa: un millón de barriles diarios.
¿No es una
ironía? El país con las principales reservas de petróleo del mundo apenas
produce un millón de barriles. Es como si un gigante de 2 metros comprara su
ropa en el departamento de niños.
Reconstruir
la economía y los servicios del país significa un desafío muy importante,
significa reunir mucho talento gerencial y económico, porque tienes que hacer
grandes inversiones y hacerlas bien. En materia de comunicaciones, por ejemplo,
tienes que resolver el problema de CANTV, porque es el operador más grande con
la infraestructura más importante. Si permites que participen otras operadoras,
las estaciones tienen que tener energía y aire acondicionado. Gran parte de las
averías que hemos tenido en ABA, no dicho por mí, sino por los sindicatos, es
que se han dañado los circuitos electrónicos porque los aires acondicionados
(que son de precisión) no funcionan.
Queda
pendiente la resolución de los grandes problemas que enfrentamos los
venezolanos.
Resolver el
tema internacional (las sanciones) pasa por resolver el tema político, así como
el tema de Derechos Humanos. Supone cosas que el Gobierno no está dispuesto a
enfrentar ahora, no sé si dentro de tres meses quiera. Aquí es mucho más fácil
traer cualquier cosa de Miami que de Barquisimeto. Lo único que está
funcionando es la importación de insumos puerta a puerta. ¿Eso reconstruye el
país? No. ¿Eso encadena los eslabones de la producción? No. ¿Resuelve uno de los
problemas del país? Sí, en alguna medida, el abastecimiento. Y eso es lo que ha
hecho el Gobierno. Hay que reconocer que estos señores tienen una capacidad
para mimetizarse que no es despreciable.
***
*Ingeniero civil por la UCAB, expresidente
de Hidrocapital y de Movilnet.
09-01-22
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