Por Gregorio Salazar
En esa onda delirantemente populista,
patriotera y joropera con la que Chávez zapateó a placer sobre el país hasta la
hora de su muerte no fue difícil imponer como gobernador primeramente a su
padre y sucesivamente a dos de sus hermanos. Por su antojo, por su capricho,
porque sí…
Por la mente del septuagenario maestro Hugo
de Los Reyes, en ese entonces ya jubilado como docente de primaria y sin las
descomunales agallas políticas del hijo, jamás hubiera pasado por su mente ser
el mandatario regional de su estado. Nunca se lo propuso ni estaba para esos
trotes. Además sólo se trataba de prestar su nombre porque en realidad el poder
iba a ser ejercido por el secretario de gobierno, Argenis Chávez, el “toñeco”
de la pareja Chávez Frías. Carta “política” de indudable valor…
Esa línea de
sucesión se ha mantenido inalterable, al mejor estilo de las casas reales
europeas, sólo que con proporcional lujo y ostentación a la llanera. Después de
tres, sí tres, elecciones del padre, vino Adán, el hijo mayor, y después
Argenis con quien la dinastía del caudillo sufrió un aparatoso revés el pasado
21 de noviembre.
Tal descalabro se produjo a pesar de lo que
para la oposición se presentaba como el colmo de la combinación fatal: el
consabido y avasallador ventajismo oficialista, la división del voto opositor y
el vehemente y extendido llamado a la abstención de los propios sectores que
enfrentan al régimen. ¿Hasta cuándo?
La presencia en el Consejo Nacional
Electoral de dos rectores, Roberto Picón y Enrique Márquez, no dóciles, ni
serviles ni colaboracionistas con el régimen (¿cuándo lo irá a entender el
grueso de la oposición venezolana?), permitió conocer a ciencia cierta el
resultado electoral, cuya totalización fue suspendida por el TSJ oficialista:
apenas 130 votos dieron una histórica victoria al abanderado opositor Freddy
Superlano, a la postre despojado del cargo que ganó en buena lid.
El chavismo no pudo retener por sexta vez
la gobernación de Barinas y si este domingo los barineses están yendo
nuevamente a las urnas es por la contumaz negativa de los sargentones de
Chávez, encabezados por Maduro y Cabello, a reconocer la voluntad soberana de
los electores, como ha ocurrido en otras oportunidades y en otras consultas de
elección popular o refrendarias.
Porque la abstención opositora será
muchísimo menor, porque los movimientos de la organizaciones regionales han
convergido hacia la candidatura de Sergio Garrido, escapado de la orgía
inhabilitadora del chavismo, porque el oficialismo perdió todas las
oportunidades que tuvo de demostrar su interés en transformar y desarrollar a
Barinas y de cambiar las condiciones de vida de sus habitantes, la oposición
debería ganar con una ventaja holgada la elección de este domingo.
Por
supuesto, eso no agotará la capacidad de desconocer y de deshacer del régimen
una vez reciba este nuevo revolcón. Pero para la oposición “primero es lo
primero” y ello es encajarle una nueva derrota a los destructores de Venezuela
y su futuro.
Que triunfe el pueblo barines y que Barinas
surja como ejemplo de lucha. Que su victoria enseñe el camino de unidad y
trabajo que es posible recorrer para reconquistar la democracia en Venezuela.
Barinas es un símbolo. Una victoria de los barineses volverá a cubrir de
vergüenza a un régimen que hoy impúdicamente se restea con los bodegones
mientras mantiene a la juventud sin universidades. La Barinas democrática
merece la victoria y sus hijos se la darán con un voto decidido y entusiasta.
Estamos con Barinas.
Gregorio Salazar es periodista. Exsecretario
general del SNTP.
09-01-22
https://talcualdigital.com/todos-con-barinas-por-gregorio-salazar/
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