GUSTAVO YEPES
@gyepesven
Toda emoción de ser
caraqueño tiene su origen en el Ávila.
(Alfredo Boulton)
El
Ávila, esa hermosa e imponente mole de 2,765 metros de altura que separa a
Caracas del mar Caribe y la cobija de oeste a este, desde La Pastora hasta
Petare, tiene un influjo muy especial, yo diría que mágico, sobre los
caraqueños. Con frecuencia desviamos nuestra vista hacia ella y, cuando estamos
lejos del terruño, la vista se desvía hacia su imagen, que invariablemente
colgamos en la sala de nuestra nueva casa lejos de casa.
El
Ávila no solo es una montaña. Es mucho más. El Ávila…
…es brújula. Cuando la ves con tus ojos, sabes de inmediato dónde está el norte porque ella es el Norte. Cuando ves su imagen, o la imaginas, sabes de inmediato dónde está tu querencia.
…es
pulmón y oxígeno vivificante de una ciudad que ha crecido, a veces de forma
ordenada, y otras indiscriminadamente.
…es
naturaleza, es flora, es fauna, a cuyos pies crece una ciudad de concreto que,
a pesar de todo, ha sabido respetarla, quererla y cuidarla.
…es muralla
protectora que, en retribución, cuida a la ciudad y a sus habitantes.
…es la
musa de escritores y poetas que han dibujado con palabras todo lo que ella
significa.
…es
leyenda, es volcán, es el refugio de la gran culebra, es ola convertida en
roca, es oro enterrado, es base de seres de otros mundos, es lugar de
apariciones, de almas en pena, de bendiciones y también de maldiciones.
…es
música. Cualquier canción alusiva a Caracas lleva al Ávila en su letra y si no,
en su espíritu. Ilan Chester la inmortalizó con su pegajoso «Cerro el Ávila».
Piezas como «Flores de Galipán» o «Claveles de Galipán» hacen honor al poblado
avileño que riega de flores al valle.
…es
inspiración de pintores, encabezados por Manuel Cabré, «El pintor del Ávila», y
tantos otros que no se cansan de plasmar en el lienzo su inconfundible silueta,
sus colinas, sus verdes, sus arroyos, sus caminos que conducen al cielo.
…es
imán para las cámaras fotográficas que no dejan de conseguir nuevos ángulos,
nuevos amaneceres y atardeceres, nuevos matices.
…es
agua pura, cristalina, que riega al valle.
…es
termómetro, cada vez que el espíritu de «Pacheco» desciende a la ciudad
anunciando aquello que los caraqueños llamamos frío. «¡Llegó Pacheco!», decimos
cuando llega el momento de echar mano de los abrigos, sin importar el lugar
donde nos encontremos.
…es
ramillete de flores multicolores que Galipán nos regala a los habitantes del
valle.
…es
gastronomía. Con espectaculares vistas a Caracas y/o al mar, los comensales
pueden degustar deliciosos platos criollos o internacionales. Solo basta contar
con una 4x4 o con unas buenas botas de excursión y energía suficiente para
acceder a ellos.
…es
Semana Santa, anunciada por los Palmeros del Ávila que bajan cada año con su
carga de brotes de la palma real que se cultiva en sus entrañas.
…es
Navidad, anunciada por la cruz que enciende sus luces y también el espíritu
navideño de los caraqueños.
…es
paraíso de excursionistas que en cada aventura descubren o recrean caminos
infinitos e insospechados.
…es
campo de entrenamiento de deportistas que infatigablemente tonifican sus
músculos y su espíritu para prepararse contra cualquier rival.
…es
refugio de enamorados que se prodigan besos y caricias sin que nadie, solo
Caracas, se entere.
…es su
teleférico, que acerca su cima a cualquier visitante que desee descubrir una
vista alucinante en cualquier dirección a la que dirija su mirada.
…es
cielo estrellado, más allá de las nubes que cubren la ciudad, que muestran al
visitante nocturno la inmensidad del firmamento, inyectando en cada uno de
ellos una necesaria dosis de humildad ante la visión impactante del infinito.
…es
tristeza y preocupación, cada vez que el fuego destructor consume en minutos lo
que tardó años en florecer. También es tragedia y desolación cuando, en contra
de su voluntad, no puede retener el agua que recoge de los cielos y se
desborda, llevándose por delante todo lo que encuentra a su paso.
…es
como quieras llamarla: «Cerro El Ávila», «Waraira Repano», «Sierra grande»,
«Lugar de las dantas», «La sierra del norte», «La montaña a la mar», «El otro
lado del cerro», «La montaña mágica» o simplemente «El Ávila».
…es la
suma de todos sus rincones. Es Cachimbo, Clavelito, El Cortafuegos, El Hotel
Humboldt, El Picacho, Galindo, Galipán, La Fila, La Julia, Loma del Cuño, Loma
del Viento, Los Platos del Diablo, Los Venados, Papelón, Paraíso, Pico
Naiguatá, Pico Occidental, Pico Oriental, Piedra El Indio, Quebrada Chacaíto,
Sabasnieves, Sanchorquiz o Camino de los Españoles, Sierra Maestra, Topo
Goering, Zamurera.
…es
todo eso y mucho más.
…es
Caracas.
Tomado
de: https://wsimag.com/es/viajes/68318-las-mil-caras-del-avila
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