Orlando Viera-Blanco 15 de enero de 2022
@ovierablanco
Juan
Luis Cebrián escribe un ensayo estupendo en El País de España [Puñales
contra la democracia, 10/01/2022], en el cual quiero destacar como “el
desafío [de la democracia] no procede de un enemigo exterior sino del interior
del sistema: la fragmentación partidista, la polarización, la ausencia de
liderazgo, el populismo rampante, el acoso a la justicia independiente, la
desinformación y la mentira…”
Los
impíos, la deslealtad de la oposición y los partidos antisistema
El español Miguel de Servet, teólogo, metodista, protestante, defensor de la libertad de expresión y combatiente de la inquisición, lanza una sentencia de un valor universal vigente: “Propio de la condición humana es la enfermedad de creer a los demás impostores e impíos, no a nosotros mismos, porque nadie reconoce sus propios errores…” De esta enfermedad de creer más lo que dicen otros, sufren con mayor sensibilidad, aquellos que perdieron la confianza en su identidad. Es normal que el criticismo y la diatriba ganen la batalla contra la fe, porque creer, inmensamente intimo con mi yo consciente, es más vulnerable ante el sufrimiento y la desesperanza que la razón. Más fácil resulta escuchar al “cínico”, al que se justifica a sí mismo, descalificando todo lo que le rodea. Opera entonces una mutación de “credibilidades” donde visibles falacias logran cobijo.
De
esto tenemos una larga lista de quebrantadores de fe y confianza, montados en
silogismos bárbaras de apariencia exacta, que destruyen la movilización grupal
y el reconocimiento noble. Los manuales de ciencias políticas-nos recuerda
Cebrián-explican que hay dos causas para la inestabilidad de la democracia: la
deslealtad de la oposición y la incorporación al poder de los partidos
antisistema.
Muchos
impíos inundan la política venezolana. Peor, en tiempos de dictadura. Nada
colaboran a la restauración de la democracia. Más por ignorancia, conveniencia
y/o soberbia que por error, lanzan sentencias fútiles. “Es hora de una nueva
alternativa democrática que realmente saque a Maduro […] No podemos seguir el
guion de Washington […]Hay que alinear acciones contundentes a nivel nacional e
internacional para lograr el cese de la usurpación […] ¡Intervención
extranjera, marines ya! […] Acabemos con las elites opositoras muy costosas al
erario […]” Y unas de las más sinuosas: “es necesario un nuevo liderazgo que se
alinee con el ciudadano, resuelva sus necesidades, atienda sus problemas y
busque realmente eliminar el chavismo”. Los clichés son inagotables.
Estas
sentencias rimbombantes sufren lo que algunos psicólogos sociales denominan
vicios de externalidad. Nótese que el responsable de resolver nuestro
drama no es precisamente quien descalifica, sino que endosa la misión a un
agente externo. “Asumir políticas contundentes” es pedirle a otro que nos haga
el trabajo, eso sí, sin tomar un mínimo riesgo, sin que le toquen [al que canta
con tan buena voz] a un hijo con el pétalo de una rosa. ¿Cinismo o ignorancia?
Quebrantar
la fe en buenos liderazgos, normalmente pasa por denostar de buenas alianzas.
Dividir estando fuera del poder demuestra una ansiedad particular, individual,
egoísta, por ser el elegido para llegar al poder. Pero no basta enunciar nuevas
alternativas. Hay que exhibirlas y ejecutarlas, demostrando eficacia más que
promesas. Quien afirme la alternativa soy yo, tiene el deber ipso factode
presentar armaduras, rutas, planes y estrategias reales para liderar [no
delegar] esos compromisos. Poner el pellejo. No el del vecino.
Democracia
política y sociedad democrática
Ya lo
decía el alemán de madre española Juan Linz y Stepan. La democracia demanda la
existencia de una sociedad madura y relativamente autónoma. Tanto un régimen
que garantice libertades [democracia política] como ciudadanos preparados para
vivir en comunidad, creer y respetar los valores identitarios y de estado. Es
difícil construir una transición política desde el levantamiento de falsas
especulaciones e infames señalamientos. Mentiras y desinformación que exacerban
la fragmentación.
“Se
gastaron un dineral, viven de ese ecosistema, y no quieren apartarse de esa
maquinaria”. No aclaran los cínicos que esos recursos han sido utilizados
en programas humanitarios, migratorios y de salud pública, auditados y
sometidos a rigurosos controles de organismos multilaterales. Recursos que
han ido a grupos de interés, naciones y organizaciones no gubernamentales que
han rendido cuenta de cada dólar utilizado. De cómo han llegado a los
estómagos, al corazón y la vida de venezolanos muy vulnerables. A médicos,
mujeres y niños. La mezquindad es lo que alimenta al cínico que al decir de
Dietrich Bonhoeffer “quiere justificar su palabra expresando en cada caso lo
único que él cree conocer, perdiendo de vista el conjunto de la realidad, y
precisamente por eso, destruyendo totalmente la realidad, y su palabra, aun cuando
tenga la apariencia superficial de la exactitud, que es falsa”.
Impostores han creado una tóxica zona confusional, divisional, que ha
destruido la fe en líderes políticos valiosísimos y en nosotros mismos, como lo
alertó Servet. Y así piden enviar a todos a la inquisición-chavistas y
opositores-quedando ellos ataviados de su pureza y sabiduría…
El
Ejemplo de Barinas…
Es
momento entonces de no pretender verdades absolutas ni auto profecías no
cumplidas que carecen de un pequeño valor: mi propio sacrificio. Mucho daño a
la unidad necesaria ha hecho la desinformación, la mentira y la perfidia
“exactitud de los cínicos”.
Ahí
tienen el ejemplo de Barinas. Lo que pasa cuando el pueblo se une en
ciudadanía, se eleva a la tiranía y hace caso omiso a los antisistemas y
saboteadores de la unidad.
Orlando
Viera-Blanco
@ovierablanco.
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