EFE 19 de julio de 2022
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Con la
tasa de embarazo adolescente más alta de Suramérica y una escasez «enorme» de
anticonceptivos, en Venezuela las menores de bajos recursos se vuelven
especialmente vulnerables al iniciarse sexualmente, según el representante en
el país del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en
inglés), Jorge González Caro.
En entrevista con Efe, el funcionario explica que, aparte de estos dos desafíos, existen brechas que afectan a las venezolanas como la disparidad salarial o el incremento de la violencia basada en género, lo que ponderó como los «grandes temas» del país, al menos desde el punto de vista de la organización que él lidera.
Asimismo,
llamó la atención sobre la escasez de insumos anticonceptivos gratuitos en los
centros de salud del país, una realidad que, dijo, afecta a la mayor parte del
país que vive en pobreza y contraría el mandato constitucional de proveer
«servicios de planificación familiar integral».
Sobre
el informe del estado mundial de la población, promovido este mes por la
Organización de Naciones Unidas (ONU), destacó que Venezuela tiene un ritmo de
crecimiento «muy bueno», así como un «bono demográfico», pues casi el 70 % de
sus ciudadanos está en edad de trabajar.
Salud
sexual y reproductiva
«El
embarazo adolescente, decimos que es el principal problema de salud sexual y
reproductiva que hay en Venezuela», asegura González al remarcar que, con una
tasa de 96 casos por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 19 años, el país duplica
el promedio de Latinoamérica.
La
buena noticia, matiza, es la implementación de un plan con el que el UNFPA
logró reducir en 87 % el embarazo adolescente en una localidad del estado
Anzoátegui (este) y que ahora se está implementando como una política pública
en los 11 municipios que registran la mayor incidencia de este problema.
En
cambio, insistió el matemático, persiste una brecha «enorme» entre la demanda y
la oferta de anticonceptivos gratuitos, «de más del 90 %», pese a los esfuerzos
del Gobierno que ha recibido insumos de este tipo en los últimos años mediante
acuerdos bilaterales con algunos países.
Entonces,
mientras en las farmacias privadas se consiguen métodos anticonceptivos -una
caja de tres condones cuesta lo mismo que una semana de trabajo para quienes
perciben el salario mínimo-, el Estado no compra estos insumos en gran medida
desde hace casi seis años y, en consecuencia, el grueso de la población que
vive en pobreza extrema está desasistida.
Brecha
de género
Aunque
Venezuela «tiene aspectos muy buenos en términos de paridad de género», como la
asistencia total a la escuela por parte de mujeres o las posiciones de poder
político que ocupan ellas, el índice de empoderamiento femenino flaquea en
otras áreas.
«Las
mujeres tienden a ganar menos que los hombres realizando el mismo trabajo (…)
hay gente que habla de una diferencia cercana al 20 %, pero no es una cosa
sobre la que se hayan hecho estudios», sostuvo.
Asimismo,
las mujeres estudian mucho, «incluso más que los hombres», pero en los niveles
de gerencia pública y privada «no alcanzan esas posiciones de liderazgo
todavía».
Además,
la crisis económica que ha vivido Venezuela en los últimos años sigue teniendo
un impacto diferenciado en las mujeres, que emigran más que los hombres o, si
se quedan en el país, están mayoritariamente condenadas al cuidado de niños o
ancianos dejados atrás.
Violencia
contra ellas
«Hay
una deuda muy grande (…) la violencia contra las mujeres (…) es uno de los
grandes problemas que tiene Venezuela», advierte González Caro que, sin tener
cifras propias, cita los datos de la ONG Utopix, según los cuales el país
registra un feminicidio cada 36 horas.
Del
mismo modo, el mayor foco de la respuesta humanitaria que ofrece el UNFPA en el
territorio nacional busca mitigar y, en el mejor de los casos, erradicar los
casos y riesgos de explotación y abuso sexual, especialmente para las mujeres
en movilidad fronteriza.
Las
mujeres que están migrando a países como Brasil o Trinidad y Tobago «tienen una
enorme vulnerabilidad a ser captadas por grupos de tráfico de personas» y este
riesgo es percibido por ellas, que lo ubican como el primer temor al cruzar una
frontera, según un estudio cualitativo de esa agencia de Naciones Unidas.
Encima,
el silencio oficial sobre indicadores que mostraban otras formas de violencia
contra las mujeres no deja saber si, por ejemplo, la tasa de mortalidad materna
-que en 2017 se ubicó en 125 por cada 100.000 nacidos vivos- ha seguido
creciendo o se ha mantenido, en cuyo caso sería una de las tres más altas de
Latinoamérica.
Tomado
de: https://www.noticierodigital.com/2022/07/venezuela-a-la-cabeza-de-suramerica-en-embarazos-precoces/
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