Fernando Luis Egaña 10 de febrero de 2023
Una
realidad de catástrofe humanitaria, puede apreciarse de una manera menos
gravosa, o incluso no apreciarse, si le mira desde una burbuja de aparente
prosperidad, que hace las veces de oasis, en medio de un vasto desierto.
Se
puede distorsionar el panorama. Y de forma grotesca. No poca gente se afinca en
las aisladas burbujas para considerar que las cosas están cambiando para bien.
Unos lo hacen de buena fe, con la esperanza de la luz al final del túnel…
Otros
lo hacen por interés y también por sectarismo, siempre bajo el influjo de la
masiva propaganda que pretende tapar el sol a los realazos.
Las burbujas son promovidas con habilidad, para tratar de crear un ambiente de normalización. Incluso de carácter político, porque la agenda y la estrategia de diversos factores de oposición, forman parte de una burbuja sin vinculación con lo real de la supervivencia del pueblo venezolano.
Una
institución nacional que está clara al respecto es la Iglesia católica,
representada en la Conferencia Episcopal Venezolana. En ocasiones muchos
estamos en desacuerdo con algunas de sus recomendaciones, pero se admite que la
comprensión y la descripción del panorama corresponde a la trágica realidad que
padece la población.
No
debemos dejarnos influenciar por ese panorama edulcorado que producen las
burbujas. La realidad de nuestra patria es la de una catástrofe humanitaria,
que sigue un curso abismal, y que sólo puede contenerse, y superarse con un
cambio político verdadero.
Fernando
Luis Egaña
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