San Josemaría 11 de febrero de 2023
@sJosemaria
¿Has pensado en alguna ocasión cómo te
prepararías para recibir al Señor, si se pudiera comulgar una sola vez en la
vida? Agradezcamos a Dios la facilidad que tenemos para acercarnos a Él,
pero... hemos de agradecérselo preparándonos muy bien, para recibirle. (Forja,
828)
Jesús
es el Camino, el Mediador; en Él, todo; fuera de Él, nada. En Cristo, enseñados
por Él, nos atrevemos a llamar Padre Nuestro al Todopoderoso:
el que hizo el cielo y la tierra es ese Padre entrañable que espera que
volvamos a él continuamente, cada uno como un nuevo y constante hijo pródigo.
Ecce Agnus Dei... Domine, non sum dignus... Vamos a recibir al Señor. Para acoger en la tierra a personas constituidas en dignidad hay luces, música, trajes de gala. Para albergar a Cristo en nuestra alma, ¿cómo debemos prepararnos? ¿Hemos pensado alguna vez en cómo nos conduciríamos, si sólo se pudiera comulgar una vez en la vida?
Cuando
yo era niño, no estaba aún extendida la práctica de la comunión frecuente.
Recuerdo cómo se disponían para comulgar: había esmero en arreglar bien el alma
y el cuerpo. El mejor traje, la cabeza bien peinada, limpio también físicamente
el cuerpo, y quizá hasta con un poco de perfume... eran delicadezas propias de
enamorados, de almas finas y recias, que saben pagar con amor el Amor.
Con
Cristo en el alma, termina la Santa Misa: la bendición del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo nos acompaña durante toda la jornada, en nuestra tarea
sencilla y normal de santificar todas las nobles actividades humanas. (Es
Cristo que pasa, 91)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/
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