miércoles, 16 de diciembre de 2009

4 Herramientas para iniciarse en el ciberactivismo


Si hay alguna idea en la cabeza, sólo hace falta la Web para promoverla y hasta tantear el apoyo que podría tener en “la vida real”. He aquí algunas herramientas para propulsar o iniciar una causa usando Internet

Ciberactivismo: una manera fácil y económica de iniciar o promover una causa
Criticar es fácil. Basta con mover los labios, teclear algunas palabras en Internet o escribir garabatos en cualquier papel para resaltar fallas, mostrar el deber ser y tener los cinco minutos de superioridad frente a otro individuo. Para qué caernos a mentiras si más de un venezolano lo practica y lo posiciona como deporte nacional (casi tanto como votar en un proceso electoral).

Convertirse en la contraparte de esa moneda, activista, es un zapato que no le calza a cualquiera y que para ser sinceros, podría lucir tan poco irresistible como pagar deudas, pero a la final es un “mal” totalmente necesario en una región del continente que carece cada vez más de propuestas e iniciativas.

Por el lejano territorio de España, la Real Academia dejó en claro que activismo, más que acción de activarse, es dedicarse de manera intensa a una determinada línea de acción en la vida pública. Con temor a que se pierda parte del contenido en la traducción a maracucho, esto quiere decir que activismo es dejar de ser parte del problema para invertir tiempo -y quizás dinero- en la solución, repensar el esquema planteado para una determinada situación desde la óptica del perjudicado/interesado o simplemente involucrarse en donde nadie lo ha llamado y despertar interés ajeno en la causa.

Eliminados los valles teóricos, vale adentrarse de manera cautelosa en los picos prácticos: ¿Cómo entrar de lleno al ciberactivismo? No se puede iniciar una revolución desde la cama, pero sí organizarla y hasta servir de inspiración para que otros la lleven al campo de lo tangible, de lo necesario y finalmente, de lo realizable. Ciberactivismo, según el manual de Amnistía Internacional, es utilizar herramientas de información y comunicación como el correo electrónico, los teléfonos móviles, blogs, redes sociales y demás perolitos que nuestros ancestros jamás imaginaron hace cincuenta años para actuar a favor de una causa, o movilizar, organizar y servir de musa a personas que utilicen estas herramientas/servicios para que emprendan acciones como las nuestras (o continúen el camino ya iniciado).
Como nada –o casi nada- proviene de un vacío existencial, vale enumerar al menos cuatro herramientas que sirven para promover y tantear la causa que nos lleva al desvelo o al menos, haya generado alguna inquietud

El correo electrónico: Un correo electrónico titulado y jerarquizado adecuadamente puede causar más sensaciones que el pantalón roto de Natusha en la infame canción de la década de los 90.. Muchas personas tienden a enviar un mismo mensaje a todos sus contactos cuando quizás no todos les vean el mismo atractivo al escrito y es probable que así como el correo no deseado, los mensajes enviados terminen en la papelera sin que al menos haya sido abierto. En la guía de la Amnistía Internacional (AI) se recomienda que al igual que las noticias, lo más importante del mensaje se mencione en las primeras líneas. Se debe además personalizar los correos para que así los receptores lo sientan más suyos, adecuar el lenguaje según el personaje y ofrecer enlaces para ampliar información.

Recuerden que muchos usuarios leen desde sus equipos celulares así que traten de que el contenido sea simple pero sustancioso para que pueda ser leíble y reenvíable a todos los contactos sin importar el formato. Esto puede permitir que la misiva de la causa a difundir llegue de manera rápida y concisa, sin muchos intermediarios pero con grandes posibilidades de expansión.

Un dato importante es que a la hora de hacer envíos múltiples, se debe usar la parte de “Copia oculta” (CCO), primero para proteger la privacidad de los destinatarios y segundo, para que la lectura sea lo que se envía y no el bloque de direcciones electrónicas.

Nunca olvidar una firma. Algunos servicios añaden esta información al final (como nombre, dirección en la Web, teléfono) de manera automática. Con esto se busca que una respuesta del contenido, es decir, que alguien confirme que efectivamente lo ha recibido y desea ampliar la información.

Petición en línea: una petición en Internet es el equivalente para nuestros padres –y quizás abuelos- a las cartas de protesta con el aval de una firma por parte de los perjudicados o interesados. Para esto, los numeritos cuentan: entre más, mejor. Por mencionar un ejemplo reciente, la campaña de Internet Prioritaria, emprendida por la Universidad de los Andes (ULA), recolectó el apoyo de varios seguidores de distintos países y regiones de Venezuela básicamente para mostrarlo en físico a funcionarios del Gobierno Nacional. En este caso se logró unificar, a través de Internet, el soporte necesario para demostrar que la causa no es un capricho aislado y que cuenta con aliados de la misma área en la que se está trabajando o en la que se desea un cambio.

En nuestro caso, vale evaluar el alcance y el público, así como la causa. Hay que hacerse preguntar claves, como el tema, el uso de Internet y sobre todo, el apoyo que podríamos conseguir a través de ese medio. Muy importante es definir con puntos y detalles desde un principio los objetivos y sobre todo pensar que las acciones deben ir acompañadas por otras deslindadas de la Web.

En el aspecto técnico, hay muchas páginas que ofrecen el servicio, basta con revisar en algún buscador como Google, aunque también está el formulario de Docs de la misma compañía donde además se puede contabilizar cuántos se han unido a la causa y hasta añadir datos adicionales.

Usar un blog: abrir un blog es tan fácil como abrir un correo electrónico pero mantenerlo es tan difícil como cocinar para diez maracuchos en un domingo. Lo importante en este apartado es mantener, en lo posible, actualizado el espacio y publicar buen contenido. Si no hay nada bueno que publicar, no hay nada bueno que leer o ver y eso repunta en las visitas. Otra cuestión es que además de escribir, hace falta posicionar el contenido en Internet a través de los títulos, etiquetas y material publicado. Traten siempre de publicar pensando como usuarios del sitio, más que sus productores. Un buen contenido visual o de lectura puede propulsar o enterrar la causa que se desea promocionar. No olviden nunca que una buena foto o video puede decir más que tres párrafos “inspiradores”.

Redes sociales: Mucho se ha hablado de Facebook y Twitter pero poco se ha sabido usar, aún cuando son potenciales herramientas para atrapar a nuevos seguidores de nuestra causa. Cada uno tiene su encanto y hasta su tipo de usuario. Lo que hay que estar claro en todo momento es en qué se desea promocionar y de qué manera se puede mostrar por estos medios sin que sea engorroso para otras personas.

Tengan presente que un usuario promedio espera encontrar un humano detrás de las cuentas. Traten siempre de mostrar que hay alguien de carne y hueso detrás de la identidad corporativa y no sólo un robot que actualiza sus estados. Un saludo o una respuesta siempre serán agradecidos, sobre todo cuando las discusiones e interacciones se hacen con personas que utilizan cada vez más su identidad real en la Web.

Nunca olviden que las informaciones que se consiguen a través de estas vías son para tantear la causa, confirmar datos y quizás establecer nuevos contactos. No lo tomen como definitivo sin antes confirmar.

Por ahora, esto es lo esencial para mover el bote dentro de cualquier comunidad. Recuerden que cualquier iniciativa en Internet debe ir acompañada por acción y emprendimiento físico. Si no hay soporte en la vida real, todo queda como un simple proyecto virtual.

Publicado por:
Venelogia.com

Manual del Ciberactivismo de Amnistía Internacional

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