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miércoles, 16 de diciembre de 2009

La ola de los presidentes-espejo


Por Leonardo Haberkon

¿Por qué los italianos votan una y otra vez por Berlusconi? Esa es la pregunta a la que intenta responder un reciente artículo del Washington Post.

La periodista que lo firma, Anne Applebaum, recuerda que Berlusconi está acusado de corrupción, evasión de impuestos y manipulación de la prensa.

Está enfrentado al sistema judicial, a casi todos los periodistas que no trabajan para él y a la Iglesia Católica. Su propia esposa denunció su último escándalo: que organiza orgías en su mansión de Cerdeña con prostitutas, bellas mujeres deseosas de trabajar en televisión e invitados especiales, incluyendo jefes de Estado.

La Justicia italiana acaba de retirarle la inmunidad y deberá volver a rendir cuentas en los tribunales. Pero igual los italianos lo siguen votando.

Applebaum ensaya diversas explicaciones para ese misterio. Recuerda que Berlusconi emergió como líder luego de que las investigaciones sobre corrupción de los años 90 borraran del mapa –literalmente- a una generación política entera.

Que llegó prometiendo lidiar con temas considerados tabú: la burocracia y la inmigración proveniente de África del Norte. Que es el dueño absoluto de la televisión privada, donde criticarlo está prohibido. Que no ha dudado en manipular los contenidos de la televisión pública. Que es dueño del Milán, uno de los clubes de fútbol más populares y exitosos del país.

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