viernes, 11 de diciembre de 2009
El Estadista Rómulo Betancourt
Por Rafael Gallegos
Hay enfrentar tanta falsificación de la historia. A Simón Bolívar pretenden convertirlo en albacea de este comunismo, contradiciendo su pensamiento de liberal del sXIX. O en comparsa de los árbitros rojitos y la tramparencia electoral. O en símbolo de tanta exclusión y rompimiento del alma nacional, cuando su gloria se materializa a partir de unir a Páez, Mariño y Santander; a los mantuanos, los mestizos, los negros y tanta agua con aceite que hacían inviable la Independencia. Peor, quieren hacer ver al Libertador como si hubiera estado de acuerdo con esta totalitaria licuefacción de poderes (jugo, zumo, hugo), cuando en Angostura, Bolivia y otras sus proclamas y escritos se manifestó como ideólogo de la autonomía de los poderes públicos. ¿Hubiera callado Bolívar ante el vergonzoso arrastre del diputado Azuaje por el piso de la asamblea? claro que no, su voz hubiera tronado contra tanto mercader del templo de la democracia. Van once años intentando desfigurar el rostro histórico del padre de la patria, como si un hombre de su talla pudiera ser el progenitor de tanta desfachatez.
Ahora van por Rómulo Betancourt. De entrada, el gran político venezolano del siglo XX y de lo que va del XXI. A la “revolución” le estorba su figura y quiere acabarlo para facilitar la implantación del paraíso socialista, modelo Cuba, a donde intentan conducirnos. Si Cuba fuera medianamente próspera, abrirían la isla a los periodistas para que el capitalismo se muriera de envidia y los venezolanos acabáramos con tanta “confusión”. Pero…
RÓMULO, LO CONTRARIO DE ESTA “REVOLUCIÓN”
Al contrario de esta “revolución”, Betancourt fue el padre del diálogo y de la unión de todas las clases. Se deslindó temprano de los comunistas y madrugó a sus ideólogos al expresar que debería haber colaboración entre trabajadores, empresarios, banqueros, sindicalistas, amas de casa, gremios, Juan Bimba. Todo lo contrario de lo que sucede hoy. Se fajó por la democracia, fundó AD, promovió elecciones limpias, la separación de poderes. Al entregar su última presidencia, se alejó del país para no influir en el transitar democrático. Impulsó la entrega del gobierno al opositor Rafael Caldera, cuando perdieron por apenas treinta mil votos. Todo ello en un país sin tradición democrática. Nació en dictadura y murió en una democracia que ayudó a fundar. Exactamente al revés de lo que quieren hacer ahora. Por eso su imagen pesa y pesa y pesa.
Era tan sagaz, que cuando Fidel Castro vino a Venezuela en 1959 y todo el mundo sucumbía ante su carisma y leyenda, vislumbró al dictador en ciernes. De allí lo “amargado” que dice Castro lo encontró cuando se reunieron en esa visita. Claro, le pidió plata a Rómulo y que para darle un golpe al imperio y éste, visionario, le atajó: no tengo dinero. Al revés de lo que acontece hoy, que les quitan la plata a los pobres venezolanos, para mantener a los últimos mohicanos del comunismo.
Y defendió a Venezuela del porteñazo, del carupanazo, del barcelonazo y de las guerrillas enviadas por Fidel Castro y aupadas por el comunismo internacional. Con mucha valentía derrotó a Castro y logró que lo expulsaran de la OEA por invasor. ¿Qué peleó con armas y soldados, claro, si lo hubiera hecho con flores o proclamas, hoy fuéramos un marasmo como el cubano y estuviéramos nombrando el heredero de Fidel en Venezuela. Lo contrario a hoy, cuando abrimos las piernas para que nos invadan… y gratis. Rómulo sacó armas contra armas, al revés que hoy, con tanta prisión y represión contra estudiantes, periodistas y en general opositores… desarmados.
UN POLÍTICO POBRE
Gran escritor, su “Venezuela Política y Petróleo” es una extraordinaria lección de historia contemporánea. Sus escritos petroleros, tienen plena vigencia. No quiso ser candidato presidencial en 1973. Tremenda lección para este gobierno. Murió pobre, luego de una vida sencilla. Su familia no se lucró en el poder. Qué lección de vida. Falta espacio. Su nombre pesa, su imagen se solidifica. Por ello van, inútilmente contra él y la gloriosa generación demócrata que encabezó: Villaba, Otero Silva, Pérez Alfonzo, Leoni, Ruiz Pineda y paremos a de contar. Fue jefe político de Gallegos y Andrés Eloy, ¿también arremeterán contra ellos?, y forjador de la valiosa generación de 45. Ah! y para ser un líder de tanto carisma, no necesitó decir ni una grosería en público. Qué diferencia.
Su figura está al lado de Haya de la Torre, Figueres, Gaitán, Lázaro Cárdenas, Mandela, Brandt, Roosvelt, Churchill y tanto forjador de la justicia en democracia. Por ello su sombra crece. Le llegó la hora del Panteón Nacional. Por supuesto que con este gobierno, ni pensarlo. Su mérito entre todos los méritos: se empeñó en enseñarnos a pensar, vivir y resistir en democracia. A brincar adelante, por arriba de las tumbas.
Publicado por:
Pluma Candente
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