Escrito por MIGUEL GONZALEZ MARREGOT el Aug 2nd, 2012
La campaña electoral presidencial en Venezuela,
sigue al ritmo que viene sosteniendo Henrique Capriles. Hasta el momento
Capriles ha visitado más de cien centros poblados de distinta magnitud en todo
el país. Por su parte, el Presidente Chávez, ha comenzado a reactivarse y luce
ahora un tanto más activo, quizás presionado por el despliegue de rival
electoral. Chávez con mítines más puntuales y manteniendo su habitual “discurso
agresivo” intenta consolidar y mantener su base electoral.
Sobre el desarrollo de la campaña venezolana
surgen distintas visiones y evaluaciones.
Una de ellas es la que ofrecen las encuestas. Un
grupo de empresas encuestadoras (IVAD, Datanálisis, Giz XXI e Hinterlaces)
otorgan una ventaja porcentual al candidato oficialista. Dichas encuestadoras
fueron las mismas que otorgaron un triunfo electoral al bloque oficialista en
las elecciones parlamentarias y fallaron. Otras encuestadoras (Consultores 21,
Varianza), no vacilan en sentenciar un empate técnico y hasta una tendencia
favorable hacia Capriles. Queda claro, que los resultados de las encuestas han
pasado a formar parte de la propaganda electoral.
Otro indicativo para medir el avance de las
candidaturas lo constituyen las movilizaciones y concentraciones de masas.
Estos eventos masivos son generadores de opinión pública (favorable o no), en
el resto del electorado. Hasta este momento, la candidatura de Capriles ha
demostrado un mayor dinamismo en la movilización popular. Sin embargo, y
parafraseando a un agudo analista político, “habría que preocuparse más por
quienes no asisten a las movilizaciones”. En este sentido, a la
candidatura oficial se la acusa (no sin razón) de “obligar” a vastos sectores
del funcionariado público a asistir a sus movilizaciones.
Los empleados públicos vienen siendo sometidos a
todo tipo de presiones. En la actualidad, hay cerca de tres millones de
funcionarios adscritos a los veintinueve ministerios y a las más de trescientas
entidades pertenecientes al sector público nacional. Para el oficialismo resulta
vital y estratégico controlar ese inmenso potencial de votantes que representa
la nómina pública. Lo que queda claro, es la necesidad de desarrollar -desde la
oposición-, estrategias directas basadas en los derechos humanos que terminen
el cerco impuesto por el oficialismo en la administración pública.
En el mismo contexto de la movilización, el
bloque oficial ha comenzado a utilizar su red de organizaciones comunitarias
para defender su opción electoral. Si bien el denominado “Gran Polo Patriótico”
fracasó como frente electoral, la red de consejos comunales y otros colectivos
cooptados por el oficialismo aún pudiera brindar frutos electorales al
candidato gubernamental. Al respecto, el bloque democrático debe entender la
necesidad de descentralizar y desplegar, aún más, su campaña hacia cada
vecindad y caserío del país.
De igual manera, debe ocurrir con el sector
juvenil. Donde el “Movimiento Voto Joven” tendría que salir de las
universidades y acercarse con mayor fuerza hacia la juventud laboral y emprendedora;
hacia la juventud rural y campesina y hacia la juventud desempleada. Donde haya
un joven, de cualquier condición o sector social tendría que llegar el mensaje
de cambio del candidato Capriles. Y ojo, tanto en el ámbito comunitario con el
sectorial, la red de organizaciones no gubernamentales tiene mucho que aportar.
El tiempo de la campaña aprieta. Es muy justo.
Resta, un poco más de 2 meses para que se tome por vía electoral en Venezuela
una decisión entre un modelo estatista, controlador y totalitario y un camino
distinto y problematizado; pero orientado hacia la libertad, la inclusión y el
progreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico